© by Paulovich
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La Paz - Bolivia, Sábado, 24 de octubre de 2009
El caso de la mina Himalaya, avasallada hace dos años por los originarios del lugar a quienes se hace creer que son los propietarios legítimos de la tierra y las riquezas que esconde el suelo, podría ser solucionado si la empresa inversionista que explota ese mineral consiguiera de los aborígenes un novísimo documento llamado “Licencia social”, o sea, un permiso de los originarios. Sobre el tema, conversé con una tía mía nacida en Cochabamba y que vive en Estocolmo.
—Quisiera hablar con mi sobrino Paulino Huanca.
—Su sobrino está en el cuarto de baño hace dos horas y ha dado órdenes de que no se lo interrumpa.
—Dígale que le llama su tía Restituta viuda de Batistuta, noble viuda de un guerrero.
—Hola, tía Resty, perdón por la demora pero hace ya más de tres años que estoy mal del estómago y sólo encuentro tranquilidad y reposo cuando me pongo a meditar encima del inodoro.
—¡Pobre sobrino mío! en cambio, yo me encuentro muy bien en Estocolmo, donde la hermosa gente sueca me colabora en todo para mejorar y engrandecer mi negocio de “Nabos Escandinavos”.
—Me alegra que te vaya bien en ese país tan lejano y tan hermoso, lo que es aquí cada día andamos peor: los cocaleros cada día aumentan sus tierras de cultivo, los originarios ya cumplieron dos años de ocupación de la mina Himalaya y ahora otros originarios de la zona de Huajchilla, al Sud de La Paz, se aprestan a ocupar tierras y casas que fueron adquiridas legítimamente.
—Te cuento que ayer me visitó un inversionista sueco que tiene muchísimo dinero y me preguntó sobre nuestro país y las ventajas que se dan a los inversionistas. Yo no le respondí prometiéndole que hablaría contigo porque eres amigo de una secretaria del presidente Evo.
—Dile a tu amigo sueco que venga y yo le presentaré a los hombres más influyentes de Bolivia en materia de negocios e inversiones.
—¿Acaso conoces a esos personajes tan importantes?
—Dile a tu amigo sueco que venga y que me busque en el naiclú Malena en la ciudad de El Alto. Después de un “charleston” modesto le conseguiré una audiencia con el ministro de Defensa, Walker San Miguel; el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, y el ministro de Obras Públicas, Delgadillo.
—¿Tú crees que ellos podrán entender a mi inversionista sueco que sólo habla sueco e inglés?
—Esos amigos que te he nombrado hablan hasta chino mandarín y es por ello que ahora estamos comprando aviones chinos de combate, una o más estaciones satelitales y también compramos a Rusia un avión presidencial igualito al que usa el señor Putin.
—Pero acabo de escuchar en la televisión europea que los inversionistas extranjeros ahora necesitan para trabajar de una “autorización social” de los originarios…
—Dile a tu amigo sueco que los amigos míos le solucionarán todo, como si fuera venezolano. Clic aqui para comentar
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