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Diario de una espía cochala


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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La Paz - Bolivia, jueves, 14/07/2011

Esta mañana muy temprano, llamé por teléfono a mi jefe cochabambino, quien en nuestra clave secreta funciona con el nombre de “Negrito Guardia”, para pedirle instrucciones sobre la actividad que debo desarrollar durante estos días con motivo de la conmemoración de la revolución del 16 de julio de 1809, comandada por don Pedro Domingo Murillo y los gloriosos protomártires.


De acuerdo con las instrucciones que recibí de mi jefe “el Negrito”, deposité una ofrenda floral ante el monumento a don Pedro en nombre de la numerosa colonia cochabambina residente en La Paz y que ejecuta hace varios años un plan de asistencia técnica no reembolsable.


Después de colocar las flores en compañía de mi compadre el periodista paceño Paulino Huanca, presenté un oficio de quejas ante el monumento a Murillo y que en su punto principal dice:

“Recordado don Pedro: Estoy profundamente preocupado, pues la Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico aprobó la lista de quienes serán los candidatos en las elecciones judiciales de octubre, maquillados para hacernos creer que serán magistrados justos y sabios y sin olor a masista. Felizmente, yo no votaré porque ya soy “kaibito”, pero alguna gente lo hará. Como usted lo dijo hace dos siglos, los paceños vivimos un silencio bastante parecido a la estupidez… Saludos Rorro”.
Como buen espía, quemé el mensaje de mi compadre para evitarle inconvenientes.


Sin olvidar sus instrucciones, querido Negrito, he podido comprobar que La Paz es en este momento la ciudad más castigada del país, pues hace unos días no había gasolina ni diésel en los surtidores, porque unos barrios de El Alto reclamaban servicios básicos, no encontrando mejor solución que privar a La Paz de combustibles, paralizando sus vehículos de servicio público. ¿Se da usted cuenta, mi querido jefe Negrito? La sede del Gobierno y la ciudad más importante de Bolivia, semiparalizada por la acción de algunos barrios alteños. Felizmente, eso no sucede en Cochabamba.


De acuerdo con sus instrucciones, decirle que la ciudad de La Paz continúa gobernada por orureños, pues tanto el Palacio de Gobierno y la Alcaldía municipal siguen comandados por ilustres ciudadanos que usted y yo conocemos, y he sabido que en La Paz los tarijeños trabajan, mientras que los cruceños pintean, los potosinos gastan su plata y los chuquisaqueños se hacen los locos aristocráticamente. Sobre los orureños, he averiguado que tienen su dinero repartido en buenos negocios internacionales, lo cual nada importa a los benianos ni pandinos porque se ríen del…Choqueyapu y del bosquecillo de Pura Pura.


En cuanto a nuestra colonia cochabambina, continúa dominando en las altas esferas del pensamiento y cada día se acentúa la admiración por nuestro paisano Álvaro García Linera no solo por su capacidad de maniobra en la arena política, sino en la cantidad de libros que continúa leyendo, lo cual lo mantiene en el número uno de los lectores del país. Eso sería todo, mi jefe Negrito. Firma: Macacha.

Nuevo palacio legislativo


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miercoles, 13/07/2011

La tarde del lunes, cuando me aprestaba a llevar uno de mis trajes viejos a una sastrería de mi barrio para que me lo revolviera, llegó a mi casa mi comadre Macacha para decirme, emocionada, que había escuchado que el vicepresidente de la República, Álvaro García Linera, anunciaba que llamaría a todos los arquitectos del país para que proyectaran un nuevo Palacio Legislativo en la parte posterior, que es de estilo griego y romano y no condice con la Bolivia actual.

La noticia me encantó, y así se lo dije a mi pariente espiritual, aunque yo no soy arquitecto, pero ella se opuso al proyecto vicepresidencial aduciendo razones económicas y financieras, manifestando indignada que nuestro atrasado país y sus gobernantes deberían construir más escuelas y hospitales en vez de pensar en nuevos palacios de estilo tiwanakota para regocijo de nuestros asambleístas. Lo que Macacha dijo es razonable, pero yo continuaba fascinado por la audacia imaginativa del segundo hombre del país, diciendo a mi comadre que si los egipcios hubieran pensado como ella no habrían sido construidas las Pirámides de Egipto. Aceptando el hecho de que siempre fui un hombre soñador, la cochabambina me preguntó qué ganaría nuestro Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico con el Palacio Legislativo que se construiría atrás, respondiéndole que con esa nueva edificación, nuestros senadores pensarían mejor y no aprobarían mamarrachos de leyes que sólo sirven para cercenar nuestras libertades o meterse a cambiar hasta nuestras habituales costumbres en materia de bailar y emborracharnos moderadamente.

Ella escuchó respetuosamente algunas de mis ideas, aunque me pidió citar qué otros beneficios nos traería el nuevo Palacio Legislativo Trasero. Acudiendo a mi magín dije a mi comadre: Construiría en una de sus plantas una escuela nocturna para los legisladores y algunos ministros que no hubieran gozado de la suerte y la oportunidad de ser bachilleres. Idea que mi comadre aplaudió manifestando que nunca es tarde para adquirir nuevos conocimientos y que el saber no ocupa lugar. Agregué a mi proyecto: También, en otra planta, un gimnasio para que nuestros legisladores conservaran la fuerza muscular de sus brazos para seguir levantando sus manos para aprobar los proyectos de leyes que envía el Poder Ejecutivo. Esa idea aumentó el entusiasmo de la cholita cochabambina, lo cual me dio mayores bríos para mencionarle mi máximo proyecto con relación al nuevo Palacio proyectado por el hombre que leyó más libros en Bolivia.

Se trata de aprovechar los trabajos para la construcción de un gran túnel subterráneo que uniría al Palacio Legislativo con el Palacio Quemado, donde algunos días trabaja el presidente Evo Morales, pues los otros se encuentra viajando por el país y el extranjero. Un túnel comunicante entre ambos palacios que sería sumamente útil y significativo, pues demostraría la independencia de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, separados aunque unidos, como debiera ser.

Después de esa charla tan constructiva, mi comadre y yo nos dirigimos a cenar a “Las Cholas” y degustar unos anticuchos.

 
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