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“Estás triste, negro…”



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 26 de octubre de 2010

Así le dijo la dama cochabambina Berthe Rosa a mi amigo el Negro Guardia, que se llama Edgar, hace 78 años, y que al ser bautizado sus padres dijeron: “A esta wawitay le llamaremos ‘Negrito’”.

¿Por qué estaba triste el Negrito Guardía? Porque alguien le había contado que a raíz de haber sido promulgada recientemente la Ley contra el Racismo nadie podría llamarle “Negro” porque estaría infringiendo la ley, lo cual le entristeció y luego de derramar lágrimas negras y blancas me hizo partícipe de sus congojas para que sugiera una Ley de Excepción que permitiera que los bolivianos continuáramos llamando “negrito” y “negrita” a las persona morenas que nos despiertan afectos y amores de diferente grado e intensidad.

Para justificar su pedido, me separó del grupo de mis amigos que le dábamos la bienvenida en el naiclú Malena de la ciudad de El Alto y me dijo: “Tú eres amigo de mucha gente importante y el presidente Evo te lee hasta cuando se encuentra en Irán, el Vicepresidente también te lee porque sus exigencias culturales así se lo imponen, eres amigo del mallku Felipe Quispe Huanca, y sobre todo de los yatiris Titirico y Calimán que afirman ser los brujos andinos que asesoran a varios gobernantes, y también conoces a algunos diputados y senadores. Si a todo ello sumas la acción de los intelectuales del El Alto y de Chuma, podrías conseguir que se aprobara una Ley de Excepción que favorezca a todos los ‘negritos’ y ‘negritas’ llamados así por cariño desde que nacemos y mucho más cuando fuimos creciditos”.

La exposición del Negrito Guardia me conmovió al saber que un ex Presidente de la República, cuando vio a mi amigo Guardia en un balneario cochabambino, al ver su torso desnudo le dijo: “Ahora compruebo que eres un negro falsificado, sólo habías sido morenito”, como somos casi todos los bolivianos, con excepción del gringo O’Keafe o don Rudy Ackermann y algunos pocos.

Desde mi óptica, la Ley Antirracista no debería haber sido provocada por algunas manifestaciones de odio racial, sino que deberían reconocer que los bolivianos conformamos —en su gran mayoría— un mestizaje cultural donde las palabras “negrito” y “negrita” son expresiones de afecto, amistad, cariño y amor en diferentes grados.

Con ese convencimiento sugeriré a mis amigos influyentes una Ley de Excepción que nos permita seguir llamando “negritos” y “negritas” a las personas de piel morena que apreciamos o amamos. Y que las palabras “cholito” o “cholita” no sean consideradas agraviantes sino voces de cariño como en el Perú, un país que asumió su mestizaje cultural y se siente orgulloso de él.

Así lo asumió mi esposa hispanoparlante, quien en sus momentos de manifestación amorosa siempre me dice: “Te amo, cholito mío”, y otras cosas más que no cuento.

Mientras tanto, la Ley de Excepción será propuesta a mis amigos influyentes y podremos seguir llamando “negrito” a mi amigo Negro Guardia y a todos los negritos y negritas a quienes queremos.

Los barones de la coca



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, domingo, 24 de octubre de 2010

El mundo mágico que vivo me permite estar aquí y allá al mismo tiempo, cerrar mis ojos y ver lo que sucede, dialogar con seres inexistentes, y hablar alguna vez con los seres vivos y cálidos que son mis parientes y mis amigos, y ponerme a escribir desde sitios lejanos encerrado en mi escritorio que huele a tabaco y libros viejos, como dijo alguna vez mi hija Angelines.

El otro día aparecí en Cochabamba al lado de mi comadre inexistente llamada Macacha y al reconocer que me hallaba a orillas del Rocha River le pregunté si habíamos viajado en un avión de AeroSur (la aerolínea de los bolivianos) y ella, abriendo sus ojos me dijo asombrada: “¡Huay huay, qué le pasa, compadre! Hemos venido a Cochabamba en su motocicleta Hardley Davidson que yo conduje y usted me dijo antes de partir hagamos el raid ‘Libertad de Expresión’”. Era verdad lo que dijo Macacha pues mis amigos del Bar Comercio (El Barco) me habían anunciado que los cocaleros pertenecientes a las 70 federaciones del Chapare se manifestarían por las calles de Cochabamba en contra de los periodistas y gran parte de la ciudadanía que hoy luchamos por la Libertad de Expresión.

Tras saludar y abrazar a los miembros del Ateneo Pericles que reúne al más interesante grupo de pensadores greco–cochabambinos bajo la dirección de mi amigo filósofo Aristóteles Giorgiadis Quiroga tuve con ellos una reunión reservada sobre la marcha de los cocaleros del Chapare en contra de los periodistas de Bolivia y los demócratas de todo el país.

Fuertemente protegido por mi comadre Macacha, vi desde una ventana la marcha de los cocaleros ante la cual la gente temblaba porque había corrido la voz de que eran muy fieros y de que se hallaban dispuestos a defender la llamada “ley mordaza” promulgada por su jefe para acabar con la libre expresión no sólo de los periodistas, sino de todo el pueblo. Pasaron los manifestantes y no habían sido tan fieros. Lanzaron algunas amenazas y se dispersaron.

Entonces me enteré de que en los inmensos campos de cultivo de coca en el Chapare vivían y trabajaban los cocaleros pobres o semipobres y que los que habíamos visto eran los barones de la Coca que se habían enriquecido fabricando y vendiendo cocaína a misteriosos exportadores. Y mientras paseábamos por las calles de Cochabamba, mis amigos me decían: “¿Ves esta casa tan grande y tan hermosa? Pues es la propiedad de uno de los barones de la coca. ¿Ves aquella mansión? Pues es de otro barón de la coca, primo hermano del anterior”. Y así me fui enterando de quiénes eran los propietarios de muchas mansiones y vehículos considerados de lujo. Los cocaleros pobres son los nuevos cocaleros, muchos de los cuales trabajan para los viejos y ricos cocaleros.

Después de ese viaje a Cochabamba, mitad sueño, mitad verdad porque no creo en los sueños eternos ni en las verdades absolutas, retorné a La Paz en mi motocicleta inexistente conducida por mi comadre Macacha que a veces existe y a veces desaparece aunque le sigo debiendo dinero desde el mes de febrero.

Paz Zamora y Fujimori, olvidados



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, sábado, 23 de octubre de 2010

Mi comadre Macacha no conocía el mar y un día, con lágrimas en los ojos, a orillas del Rocha River, me pidió que se lo describiera después de haberme escuchado decir que “yo era un viejo lobo de mar”; recuerdo que en esa oportunidad y luego de encender mi pipa le conté haber navegado por los siete mares pero que me era imposible describir con palabras cómo es el mar, aparte de decirle vulgarmente que el mar es una enorme extensión de agua salada.

Ella disculpó mi falta de expresividad y me dijo: “Me parece que no eres un viejo lobo de mar sino un viejo lobo de bar, pero yo imagino que el mar es mucho más grande que la laguna Cuéllar que conocí en mi niñez y quisiera conocerlo algún día”. La suerte fue que nos enteramos a tiempo del viaje del presidente Evo a la población peruana de Ilo para entrevistarse con el presidente del Perú, señor Alan García, y nos dirigimos allí usando mi motocicleta Hadley Davidson conducida por la cholita cochabambina en un raid que llamamos “Polleras al viento”.

Llegamos antes que las comitivas presidenciales con nuestras banderas bolivianas y las agitamos frente al mar para que recibieran brisas marítimas en la playa llamada Boliviamar conmoviendo a mi comadre cochabambina que es más mediterránea que yo porque tiene su casa en pleno centro de Cochabamba. Tímidamente me preguntó si podría bañarse en las aguas del mar Pacífico y yo le respondí afirmativamente, confesándome que no había llevado malla que es como llamamos los bolivianos al bañador.

Para alentarla en su primera incursión en una playa, la tomé del brazo y la conduje hasta las aguas vestida de cholita cochabambina, con sus polleras recogidas y su sombrero blanco que la protegía del sol. Se internó en las aguas y se mojó sólo hasta las rodillas regresando a la playa feliz de haberse dado un pediluvio en el mar.

Ése fue el momento en el que recordé las imágenes fotográficas en la prensa cuando el presidente de Bolivia Jaime Paz Zamora y el presidente peruano Fujimori sumergieron sus calcañares en las aguas que Perú había cedido a Bolivia durante 99 años.

Eso fue allá por los años 90 y así se lo conté a mi comadre Macacha casi veinte años después. Las crónicas periodísticas no mencionan a estos personajes olvidados, pero yo lo mencioné en la oreja de mi comadre porque ella posee una memoria de elefantita y jamás olvida lo que le digo, como tampoco olvida el dinero que me prestó en el mes de febrero y que no le puedo cancelar hasta ahora.

No fuimos testigos de las ceremonias oficiales que se realizaron y ni falta hizo porque dentro de veinte años recordaremos que fueron los presidentes Evo Morales, de Bolivia, y Alan García, de Perú, los que desempolvaron ese viejo proyecto, seguramente lo perfeccionaron y, lo más importante, lo realizarán y le darán la verdadera proyección que tiene.

Ya mi comadre Macacha conoce el mar y yo le he visto las rodillas a mi comadre Macacha.

Si yo fuera Carlitos



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, viernes, 22 de octubre de 2010

Hay hombres que nacen con estrella y hay otros que nacemos estrellados, reza un decir popular; entre los primeros colocaría a Carlitos Mamani, el minero rescatado de la mina San José en Copiapó (Chile), y entre los desafortunados estoy yo, que no encuentro una “mina” que me rescate de mi comadre Macacha que me tiene cautivo por una pequeña suma de dinero que le adeudo desde febrero.

Fue ella quien me llevó a conversar sobre Carlitos Mamani, el minero compatriota nuestro que en su racha de buena suerte fue convidado a almorzar en el Palacio de Gobierno por el presidente Evo Morales habiéndole conocido sólo hace unos días, mientras yo no tuve jamás ese placer después de haber escrito centenares de artículos aplaudiéndole y criticándole a veces. En fin, qué le vamos a hacer, así nomás es la vida.

Mientras Macacha imaginaba los manjares palaciegos que el presidente Evo había invitado a Carlitos y a su familia, se me ocurrió mencionar los ofrecimientos que hizo el Mandatario a su convidado, como ser una gran “pega” en YPFB con un sueldo de mil dólares mensuales, más las sumas correspondientes al Bono Dignidad, al Bono Juancito Pinto y al Bono Juana Azurduy de Padilla en caso de que la esposa de Carlitos quedara embarazada. Además Carlitos recibirá una casa propia en Cochabamba donde podrá conversar con los hombres más inteligentes de Bolivia y donde podrá comer cuatro veces al día gozando de la deliciosa gastronomía de la Llajta. Tantos fueron los elogios a la suerte de Carlitos y los dardos que Macacha me echaba subrayando mi pobreza, mi mala suerte en los negocios y el dinero que le adeudo que me brotó una negra envidieja por el afortunado minero y le dije a Macacha: “Este Carlitos no es más que un conchudo (un suertudo) que no ha sabido aprovechar bien la pasajera caricia de la fortuna”.

Mi comadre frunció el ceño y me preguntó qué le habría pedido yo al presidente Evo en el supuesto caso de ser Carlitos Mamani, siendo ésta mi respuesta: “Si yo fuera Carlitos Mamani, le habría pedido, pues, la Presidencia de YPFB y no un cargo pinche de mil dólares al mes”. Mi comadre me dijo que ese cargo es kencha y que un masista que lo obtuvo se encuentra en la cárcel de San Pedro. A lo que repuse: “Estará en la cárcel, pero la plata de la coima millonaria está guardada en alguna parte”.

Continué sosteniendo que Carlitos no era más que un chichudo y si yo fuera Carlitos le habría pedido al presidente Evo Morales que me adjudicara unos 20 catos de coca en el Chapare y que se olvidara de mí porque yo me haría cargo del cultivo de la coca y de su industrialización y posterior exportación. ¡Nada de peguitas de mil dólares!

Mi comadre me dio la razón y dijo: “Estoy por pensar que eres un hombre inteligente. ¿Que más habrías pedido si tú fueras Carlitos?”.

Le habría pedido al Presidente que me designara Canciller de la República. Mi respuesta descolocó a mi comadre y me dijo: “Nadie podrá hacerlo mejor que David Choquehuanca, ni tú, ni Carlitos Mamani”. ¿Será verdad? No le creo. Felizmente no soy Carlitos Mamani.

Manifestación popular y alegre



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, jueves, 21 de octubre de 2010

El día martes fui despertado por el rugir de mi motocicleta Hardley Davidson conducida por mi comadre Macacha que hoy la utiliza en virtud de un contrato anticrético que suscribimos por la suma de dinero que le adeudo y que hasta ahora no puedo pagarle debido a la crisis económica por la que atravieso y de la cual saldré, posiblemente, el año 2015.

La cochabambina ingresó en mi domicilio muy alborotada y me dijo: “Aleluya, aleluya, levántese de la cama, compadre, porque hoy es el cumpleaños del vicepresidente de la República, don Álvaro García Linera, el hombre que ha leído más libros en Bolivia; aleluya, aleluya”. Respondiendo a su entusiasmo, salté de mi lecho conyugal y le respondí a mi manera: “¡Albricias, albricias y pelillos a la mar!”, cerrando ella los ojos porque me vio medio calato.

Pregunté a mi comadre dónde estaría el vicepresidente Álvaro para felicitarle en su onomástico, respondiéndome: “Ya está en el Palacio de Gobierno porque está ejerciendo la primera magistratura porque el presidente Evo viajó al Perú a entrevistarse con el presidente peruano, Alan García, o sea que Evo fue a abrazar a un García dejando como suplente a otro García que hoy está de cumpleaños”.

Mi comadre me aconsejó que llamara por teléfono al cumpleañero, lo cual me pareció muy atrevido porque sólo le conozco de vista, y como estoy casi ciego, casi no le conozco, diciéndome ella: “Es un hombre muy guapo y viste muy elegante, pues luce corbatas italianas y trajes europeos de marca sin perder sus ideas revolucionarias; además me han dicho que se parece a un tal Robespierre, a quien no tengo el gusto de conocer”.

Macacha, que es muy audaz, llamó por teléfono al Palacio Quemado, identificándose como un auténtica descendiente de las Heroínas de la Coronilla y una secretaria le contestó que el hermano Álvaro no podía atenderla porque estaba conversando telefónicamente con algunas de las magníficas de Santa Cruz.

Mi comadre no se amilanó y me dijo que no era ninguna milanesa y que seguiría intentando hablar con el vicepresidente García Linera para felicitarle por su cumpleaños y entregarle un regalo como testimonio de la admiración que siente por él.

“¿Qué le podría regalar al ‘bolchevique’?”, me preguntó, y al ver mi cara de asombro por llamar así al Vicepresidente, Macacha me explicó con estas palabras: “Yo no le he bautizado como el ‘bolchevique’, sino que él mismo se llama así en algunas manifestaciones públicas”, detalle que yo no conocía.

Respondiendo acerca del obsequio que Machaca podría hacer al Vicepresidente, le dije sin asomo de sorna: “Regálele un libro a pesar de que él tiene 20.000 libros en su biblioteca”.

Mi comadre Macacha, que es muy inteligente, como son los cochabambinos, fue a una librería en mi motocicleta y trajo dos libros que las autoridades culturales del país, encabezadas por la ministra Zulma Yugar, consideran peligrosos para nuestra juventud antirracista: La niña de sus ojos y Pueblo enfermo. Y con ellos se dirigió al Palacio Presidencial.

Con el Fundador de La Paz



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 20 de octubre de 2010

Como todos los años en esta fecha me tocó bailar con la más fea, en este caso con el más oscuramente desaparecido de los conquistadores españoles del siglo XVI, el capitán Alonso de Mendoza, fundador de la ciudad de La Paz, y debo hacerlo en circunstancias análogas a las del año pasado, por órdenes del Director del periódico.

En efecto, fui llamado a la Dirección y me acerqué al despacho temblando ante la idea de que iba a ser despedido por haber sido calumniado de racista, y al ver al Director me lancé a sus pies llorando: “No soy racista, señor Director, se lo juro por Dios”.

El Director me miró sorprendido a sus pies y me dijo: “Paulino Huanca, hoy debe usted entrevistar al capitán Alonso de Mendoza, fundador de La Paz desaparecido hace 462 años y no me venga con excusas de ninguna clase porque quiero que nuestros lectores sepan qué piensa de La Paz en esta época tan conflictiva”.

Encontré al Capitán en la parte superior de su monumento, pero había muchas autoridades a su alrededor, por lo cual me dirigí a una calle cercana donde había muchas pelanduzcas bebiendo ponches, alguna de las cuales me dijo: “Viejito pero sabrosón ¿me invitas un ponche llamado leche de tigre?”. Como soy un caballero, no pude rehusar a tal deseo y nos bebimos varios pues estas chicas llamadas en la actualidad “las hijas de Alonso” son simpáticas y no tienen dinero.

Cuando llegó la noche y desaparecieron las autoridades me acerqué al monumento que está en el centro de la Plaza de Churubamba y saludé al conquistador español, que me reconoció pues conversamos en años anteriores en esta misma fecha. Lo primero que hice fue preguntarle qué le parecía La Paz en este nuevo aniversario de su fundación.

“Es una ciudad que ha crecido mucho —me dijo—, pero sus alcaldes se preocupan más de las calles que de los habitantes, los que sufren problemas callejeros, problemas de seguridad peatonal que yo veo pues soy testigo del accionar de los delincuentes en contra de los transeúntes; veo cómo les roban sus carteras a las damas y las billeteras a los caballeros, sin respetar siquiera a los estudiantes, a quienes les arrebatan sus mochilas y unos aparatos que portan para hablar con personas distantes.

“La población del campo —siguió diciendo el Capitán— se ha trasladado a la ciudad y duerme donde puede y todos los paceños se hacen pis en las calles como prueba de confianza en el resto de los habitantes, y te cuento que también se hacen pis en mi monumento, lo cual me fastidia mucho”.

El fundador, disconforme con muchas obras que se realizaron, me dijo: “Desde aquí veo la Evaristo Valle, la avenida Santa Cruz y mi vista llega hasta El Prado, en toda esta zona hay muchos edificios hermosos pero también hay disparates como el mercado Lanza, que destruye el conjunto colonial que existía junto al templo de San Francisco…”.

Hablamos más y escribiré nuevas crónicas. Mientras tanto iré a beber otro ponche con esa ñatita clasificada como una de “las hijas de Alonso” por los habitantes de la zona.

Las concordias en discordia



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 19 de octubre de 2010

Mañana la ciudad de La Paz recordará el 462.º aniversario de su fundación por el capitán Alonso de Mendoza quien —según datos históricos— a los pocos días de hacerlo dijo que iba a comprar cigarrillos y nunca más volvió. Los paceños que vivimos en El Alto nos reunimos con los alteños que trabajan en La Paz para festejar ese magno acontecimiento histórico y para ello fuimos convocados al naiclú Malena el pasado fin de semana.

La reunión fue presidida por el yatiri Titirico, quien me designó Secretario de Actas, honor que recibí por ser el último sobreviviente de la taquigrafía aunque uno de los vecinos (contrabandista de la línea blanca) me obsequió una moderna grabadora secreta que se esconde en la braguetera.

Al comenzar las deliberaciones, el yatiri Titirico negó todo parentesco con el gobernador de La Paz, César Cocarico, a quien calificó de despistado pues ignoró el bloqueo que sufren las provincias de Nor y Sud Yungas con incalculables daños a esas poblaciones paceñas donde ahora la coca sustituye a los frutales.

Al conocerse que sólo en Coroico cerraron sus puertas 40 hoteles visitados por turistas nacionales y extranjeros hubo conmoción general y todos protestaron contra los cocaleros de Yungas, productores y comercializadores de la “hoja sagrada” a la cual se atribuyen milagros de enriquecimiento súbito tanto en el Chapare como en el norte de La Paz.

Uno de los asambleístas preguntó: “¿Dónde estuvo y dónde está el Gobernador de La Paz que no hizo nada por solucionar el bloqueo de los cocaleros a las ricas provincias yungueñas?”. Se informó que la solución estará en manos del ministro Sacha Llorenti, lo cual causó mucho temor.

Un intelectual chumeño que suele asistir a las veladas nocturnas que se realizan en el Malena nos ilustró acerca del despiste que sufría el capitán Alonso de Mendoza cuando fundó la ciudad de La Paz en el pueblo de Laja, sin escuchar a sus técnicos financieros que le dijeron que el oro se hallaba en Chuquiago Marka que así se llamaba la hoyada andina.

Los asistentes acordamos asistir en pleno a los actos programados para celebrar este nuevo aniversario de la fundación de La Paz y aprobamos por unanimidad invitar al Presidente del Estado Plurinacional y al Vicepresidente para que asistan a los actos pues no todos los días se cumplen 462 años de vida; esta decisión fue aprobada por dos tercios de los asistentes, y para ello levantamos las manos, menos los partidarios del alcalde Patana, que levantaron sus patas, perdón, sus “pieses”.

Como toda buena reunión social y cultural, ésta concluyó en una trompeadura general cuando alguien anunció que los transportistas romperían el bloqueo de los cocaleros a las provincias yungueñas en defensa de su actividad, y un intelectual mameid propuso cambiar el lema del escudo paceño por este otro: “Las concordias en discordias en bloqueos concluyeron y pueblos de coca nacieron para perpetua pelea”.

Entonces saqué a bailar a una dama y ambos cantamos: Oh linda La Paz, oh bella ciudad, quien te conoce no olvida jamás, oh linda La Paz.

Indigestión de leyes



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, domingo, 17 de octubre de 2010

Cuando me aprestaba a ingerir mi ración cotidiana de Alka Seltzer fui llamado telefónicamente desde Cochabamba por mi amigo el pensador greco–cochabambino Aristóteles Giorgiadis Quiroga, quien con voz doliente me pidió que viajara inmediatamente a la Llajta porque una extraña epidemia azotaba a la población cochabambina y al resto de los bolivianos, siendo urgente mi presencia a orillas del Rocha River en mi calidad de Doctor Oloris Causa de la Universidad de San Simón.

Me embarqué inmediatamente en un avión de AeroSur (la línea de los bolivianos) y en pocos minutos me hice presente en el Bar Comercio (el Barco) para participar en una reunión de emergencia a raíz de esa epidemia que podría diezmar a la población cochabambina y boliviana.

Cuando ingresé en el famoso local quedé espantado del olor que reinaba en sala debido, posiblemente, a la emisión de eructos y de gases del oficio que salen por el orificio, como reza el dicho popular. Los pensadores greco–cochabambinos se encontraban pálidos y también algunos invitados especiales, como el negrito Guardia, el profesor Gorostiaga y el Ocky Chiarela.

Sin ánimo de ofender a nadie dije a los reunidos que habían comido mucho y habían bebido chicha de mala calidad, negando todos haber comido o bebido en exceso, hasta que el pensador Aristóteles Giorgiadis Quiroga me dijo con voz trémula: “Me parece que estamos sufriendo de una indigestión de leyes, algunas de las cuales hacen más daño que bien al pueblo de Bolivia, comenzado por los cochabambinos, que somos más sensibles porque somos más inteligentes que los demás”.

Inmediatamente recordé haber leído en un periódico de La Paz un interesante análisis escrito por el excelente sociólogo Salvador Romero Pítari y que titula El país hartado de leyes, el cual me anima a decirles a los pensadores greco–cochabambinos y a sus invitados que todos sufrimos una indigestión de leyes que en vez de mejorar la vida de los bolivianos nos llevan a enfrentamientos y nos conducen a la discordia, como la ley antirracional que vulnera nuestra libertad de expresión, la ley que conforma el Poder Electoral con miembros adictos al Gobierno, anunciándonos el próximo tratamiento y aprobación de la Ley de Pensiones y Jubilaciones y otras que serán sancionadas por al Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional, multicolor y Folclórico.

Luego tomó la palabra en pensador Aristóteles Giorgiadis Quiroga, quien citó a sus antepasados Platón y Aristóteles, que traducidos por él nos enseñan que no son la leyes las que hacen felices a los pueblos sino los buenos gobernantes o gobernantes buenos.

Otro cochala indigesto que ya se había “tirado” tres raciones normales de Alka Seltzer nos dijo con voz trémula que en Bolivia siempre tuvimos buenas leyes pero que los bolivianos nunca las cumplimos o las burlábamos cuando no nos convenían, inquietándonos con esta pregunta que pertenece al ámbito del Derecho Natural: “¿Hasta qué punto estoy obligado a cumplir una ley injusta?”.

Reaparición del “Mallku”



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, sábado, 16 de octubre de 2010

Durante mucho tiempo desapareció del mundo noticioso la figura del ex dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia Felipe Quispe Huanca, el “Mallku”, quien hace muchas lunas fue importante actor político y social no sólo por su carisma personal, sino también por sus conocimientos adquiridos en la universidad.

Al ser sustituido en la dirigencia campesina por centenares de ávidos pseudo dirigentes que aspiran controlar a las masas campesinas de todo el país, tuve que recurrir a mis amigos yatiris Calimán y Titirico para dar con el paradero del “Mallku” que un día cautivó no sólo a los campesinos de Achacachi y la provincia Aroma, sino a algunas señoras de La Paz que suspiraban por él en sus delirios políticos.

Confieso a mis lectores que no creo mucho en los yatiris, pero creo menos en los policías y es por ello que me abstuve de llegar a alguna dependencia policiaca del país donde se denuncia la desaparición de personas, de vehículos y wawas robadas, evitando así que algún funcionario policial me pidiera dinero para la gasolina de su vehículo y otros gastos de investigación. Por tal motivo fui a buscar a los yatiris Calimán y Titirico en su Consultorio Político y Sentimental que funciona en la ciudad de El Alto, donde vivo en la clandestinidad desde que se promulgó la famosa ley mordaza.

Antes de formular mi consulta, la Secretaría de los yatiris me sacó 250 bolivianos, como si los yatiris fueran médicos especialistas, y tuve que esperar que atendieran antes a un ciudadano de tez morena que buscaba pega en YPFB (Departamento de Comercialización) y una señorita embarazada que quería saber el paradero de su novio que se hizo pepa.

Al cabo de una hora de aburrida espera fui atendido por los yatiris, a quienes tuve que tratar de “doctores”. Les expuse el caso de la desaparición de mi amigo el “Mallku”, respondiéndome ambos que ellos le conocían mucho y hacía tiempo y que el caso sería resuelto a la brevedad posible para que yo pudiera entrevistarle.

Empezaron con su consabida treta de utilizar las hojas de coca para indagar el paradero del ilustre ciudadano y les pedí que se dejaran de tonterías y macanas, entregándoles un recorte de periódico donde aparecía publicado un despacho de la ANF.

Al leer la noticia se espantaron y sus pelos k’echis se pararon más todavía cuando leyeron que el recorte decía que “el ‘Mallku’ decía que el presidente Evo Morales debería renunciar después de haber promulgado la ley mordaza”.

Calimán, horrorizado, me tiró el recorte de prensa en la cara y dijo: “¡Esto es una barbaridad!”, mientras que Titirico gritaba desaforadamente que el “Mallku” estaba loco para opinar de esa manera.

Yo les dije recuperando la noticia recortada que había pagado mi consulta y exigía que los “doctores” me dieran el paradero de Felipe Quispe Huanca para entrevistarlo. Los yatiris se negaron a hacerlo.

¡Qué le vamos a hacer!, así nomás es la vida.

Estado del Estado Plurinacional



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, viernes, 15 de octubre de 2010

Mi tía cochabambina Doña Restituta viuda de Batistuta (noble viuda de un guerrero) vive —como algunos saben— en un país exótico que se llama Suecia, en cuya capital, Estocolmo, dirige una empresa privada de gran éxito que funciona bajo la razón social de Nabos Escandinavos; ella se había marchado al lejano país porque en Cochabamba nadie creía en su virtud debido al extraño nombre con que la habían bautizado. De cuando en cuando me llama por teléfono y me envía unas coronas suecas que le proporcionan su negocio de nabos.

—Hola, quisiera hablar con mi sobrino que antes se llamaba Paulovich y ahora se llama Paulino Huanca para que el fiscal Soza no piense que es un croata.

—He reconocido tu voz por el tufo, ¿por qué estás tan atufada, querida tía Restituta…?

—Llámame tía Resty para abreviar porque la terminación de mi nombre trae malos pensamientos.

—Está bien, tía Resty, ¿cómo anda tu negocio de nabos?

—Mejor que nunca, sobrino, porque ahora tenemos un Gobierno derechista después de muchos años de socialismo, un socialismo inteligente y no como el venezolano. Cuéntame cómo está nuestro país.

—El Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico (antes República de Bolivia) es una taza de leche, pero de leche hervida.

—No te entiendo, sobrino, quisiera que me explicaras mejor porque hace muchos años que vivo en Estocolmo.

—Trataré, tía Resty. Acabo de volver de Yungas, donde los cocaleros paceños hemos bloqueado los caminos hace tres días y nadie puede entrar ni salir de los Yungas porque el Gobierno quiso imponer un reglamento para la comercialización del noble producto.

—Sin embargo la televisión europea ha informado que el Gobierno ha abrogado ese reglamento.

—Pero no nos ha avisado a los que nos ganamos la vida vendiendo la coca, sino a otros dirigentes que son traidores.

—Qué barbaridad, sobrino Paulovich, digo Paulino Huanca. ¿Y qué pasa en el resto del país?

—Hay huelgas de hambre en varias ciudades reclamando por la libertad expresión vulnerada por una ley.

—O sea, sobrino, ¿tú dirías que el país está convulsionado?

—No, el país vive en la normalidad y esto quiere decir que el despipelote es normal pues estamos acostumbrados.

—No entiendo lo que es “despipelote”, sobrino Paulino.

—No te hagas la “tiquina”, tía Restituta, pues despipe quiere decir despelote, marchas y contramarchas, bloqueos y desbloqueos, muertos y comisiones investigadoras, fiscales, policías y un pueblo que escucha todos los días decir que vivimos tiempos de cambio y que el país está progresando. Todo eso es el despipe, el despiole, el despelote, mientras miles de hectáreas se queman y no hay un solo avión bombero y millares de bolivianos contemplan los efectos de la sequía, y nadie puede calmar su sed ni el hambre de las vacas que se mueren de hambre y de sed.

Un rescate emocionante



© by Paulovich



La Paz - Bolivia,jueves, 14 de octubre de 2010

No pude sustraerme a la emoción general que produjo el rescate de 33 mineros que habían sido sepultados por un derrumbe el 5 de agosto pasado y para vivir ese hecho noticioso dejé a un lado mi sagrada obligación de escribir para trasladarme al naiclú Malena de la ciudad de El Alto, donde un televisor de pantalla gigante nos permitiría apreciar las imágenes de esa operación que conmovió al mundo.

Es que mi comadre Macacha tiene mejor olfato periodístico que yo y me dijo aquella tarde: “Compadre, no podemos perder detalle de este rescate y debemos unir nuestras energías para colaborar el salvamento de esos mineros, entre los cuales está Carlos Mamani, que es un trabajador boliviano”. Esas palabras fueron suficientes para convencerme y decirle: “¡Meta cumbia, comadre! Aquí tiene usted mi motocicleta Hardley Davidson para que nos conduzca hasta el desierto de Atacama”.

En pocos minutos llegamos a El Alto, dirigiéndonos directamente al Malena, cuyas instalaciones ya estaban repletas de público, donde sobresalían mis amigos yatiris Calimán y Titirico, figuras de la intelectualidad alteña, partidarios del alcalde Édgar Patana, señoritas del estriptís todavía con abrigo porque hacía mucho frío y parroquianos anónimos que escuchan nuestros diálogos y luego se los cuentan al ministro de Gobierno, señor Sacha Llorenti, primo de Sofía Loren ti.

Los yatiris ya habían instalado toda la parafernalia brujeril para comunicarse con la Pachamama y solicitarle que permitiera el retorno a la vida del minero Carlitos Mamani y de sus 32 compañeros chilenos.

Mientras los yatiris preparaban sus mesas de ofrenda a la Pachamama, los intelectuales alteños, Macacha y yo intercambiábamos conocimientos acerca de los adelantos técnicos y científicos que algunos países brindaron a Chile para el éxito de esta operación, mientras los yatiris sostenían que todo dependería de la bondad y licencia de la Pachamama, palabras que molestaron a mi comadre Macacha, quien me dijo en la oreja: “Estos crudos no saben que Chile nos lleva una ventaja de cien años en materia de progreso técnico, social y político y siguen quemando hierbas y carbones a la Pachamama”.

Como la espera se hizo muy larga, mi comadre me tapó con su manta y me permitió echarle una pestañada, luego de lo cual me dio un codazo en las costillas y me dijo: “Despiértese, compadre, porque ahora sale el minero boliviano Carlitos Mamani”.

Abrí mis chaskañawis y vi a nuestro paisano abrazando a su mujer y al presidente de Chile, señor Piñera.

Como el presidente Evo Morales le había prometido al Presidente chileno que acudiría a recibir a nuestro compatriota minero Carlos Mamani, pregunté a mi comadre Macacha dónde estaba nuestro Mandatario, respondiéndome uno de los brujos andinos (yatiris): “No aparece en mi pantalla, pero tal vez se encuentre con el presidente Chávez o del presidente Correa, arreglando el mundo a su manera”.

Felices de haber contribuido con nuestras ofrendas a la Pachamama para salvar al minero Carlos Mamani y sus compañeros chilenos, retornamos a la ciudad bajo una lluvia torrencial.

La llajua, patrimonio nacional



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La Paz - Bolivia, miércoles, 13 de octubre de 2010

Un grupo de investigadores de la Universidad Mayor de San Simón (Cochabamba) estudió la culinaria de la región resaltando varios matices del buen comer en Cochabamba y sus provincias, encontrando que la llajua es un factor unificador que interviene en casi todas las preparaciones, por lo cual la llajua debería ser declarada patrimonio nacional.

Al leer esta noticia enviada por Gisela Alcócer de Los Tiempos de Cochabamba, fui a buscar a mi comadre Macacha para comunicarle esta noticia que me pareció muy importante porque ella sabe cosas del yantar cochabambino y fue gracias a su habilidad culinaria que ganó el corazón de mi familia hasta convertirse en mi pariente espiritual y principal proveedora de fondos en épocas de crisis.

Cuando la vi, trascendían de ella aromas de quirquiña y huacataya y me pidió disculpas por ello, explicándome que en esos momentos se encontraba moliendo llajua en el batán con una piedra en forma de U, ayudada por un morokko que se parecía a sus rodillas de las cuales hablamos hace unos días. Entonces le dije que precisamente venía a comentarle que en la Universidad de Cochabamba algunos investigadores, entre ellos don Marcelo Aramayo, habían acordado solicitar a las autoridades del país que la llajua fuera declarada “patrimonio cultural de Bolivia porque su degustación era común en la mayoría de nuestros compatriotas pues la llajua era saboreada por blancos, mestizos y originarios. Macacha aplaudió la idea de los catedráticos de San Simón y agregó: “Yo siempre te he dicho, compadre, que los cochabambinos somos muy inteligentes”.

Pregunté a mi comadre cómo preparaba la llajua y me condujo hasta su batán instalado en el patio y comenzó a partir locotos transversalmente por la mitad conservando el corazón y las venas locotales en la molienda con la piedra en forma de U, colaborada por el infaltable morokko; un poco de agua facilitaba la molienda del tomate, y agregaba un poco de sal y dosis proporcionales de quirquiña y huacataya que en medio del tomate molido y una pizca de sal te proporcionan una de las más deliciosas salsas bolivianas.

La receta que me dio Macacha es casi la misma que figura en la crónica periodística, a la cual habría que añadir el buen consejo de otro cochala: “Cuando se están moliendo los locotos se debe insultar a éstos con palabrotas criollas de grueso calibre para enojar a éstos y hacerlos rabiosamente picantes”, ingenioso secreto que manejan las buenas cocineras que fabrican la llajua.

Cuando empecé a escuchar tales groserías y cochinadas de los labios siempre moderados de Macacha quise retirarme del lugar, pero ella me contuvo diciendo que tales insultos no se hallaban dirigidos a mí sino a los locotos para que se pusieran rabiosamente picantes.

Me adhiero a la opinión de los investigadores de la Universidad de San Simón de proclamar a la llajua patrimonio cultural de los bolivianos y declaro públicamente que entre las estampas domésticas más sugestivas está la de una chola moliendo llajua sobre el batán.

El huevo de Colón



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 12 de octubre de 2010

Esta mañana vino mi comadre Macacha en horas muy tempranas para recordarme que hoy es la fiesta de la Virgen del Pilar, también conocida como la Patrona de la Hispanidad, pues las banderas de todos los países hispanoamericanos se hallan izadas alrededor de su altar dando vida perenne al lema histórico que dice: “Por Castilla y Aragón, nuevo mundo halló Colón”.

Algo de eso conoce mi comadre cochabambina, aunque lo que más recuerda en este día es que hoy es el santo de mi esposa que se llama Pilar, que es su comadre, y es por ello que me dijo al llegar su deseo de felicitarla por teléfono, a la que accedí gustoso, comunicándolas inmediatamente y escuchando que Macacha le decía a mi esposa: “Comadre hispanohablante, te envío un abrazo y un beso por el día de tu santo, esperando que la pases muy feliz en compañía de tu hija Angelines y tu nieta Fernandita. Mi compadre está muy bien, aunque hasta ahora no me ha pagado un centavo del préstamo que le hice en el pasado mes de febrero con tu garantía personal, por lo que su deuda no me preocupa. Felicidades, comadrita, y no te preocupes por el compadre porque siempre lo protegeré y mientras esté conmigo, nada le faltará”.

Mientras me acicalaba para asistir a la recepción del Embajador de España, vestido de torero y con mi traje de luces, Macacha me preguntó si podía acompañarme vestida de chula madrileña y yo le dije que me acompañara vestida de chola cochabambina, porque alguien me enseñó en España que el vocablo chola viene de chula y que en este día del encuentro entre dos culturas y el nacimiento de la cultura mestiza la prefería vestida de chola.

Luego me contó que en su pueblo un profesor había hablado alguna vez del “huevo de Colón”, preguntándome por qué ese huevo era tan famoso y que nadie sabía si era el izquierdo o el derecho.

Exprimiendo mis conocimientos históricos, dije a la buena cochala que Cristóbal Colón, para convencer a sus financiadores del viaje, les explicaba que el mundo es redondo y para ello les mostró un huevo que después se hizo famoso y pasó a la historia con el nombre de “huevo de Colón”.

Macacha quedó admirada de mis conocimientos históricos y suspirando me dijo: “Gracias, compadre, porque en mis conocimientos yo llegué a pensar que el almirante Cristóbal Colón había sido un ‘chulla huevo’”.

Aproveché para contarle a mi comadre que una vez en el mercado Rodríguez se me acercó una comerciante muy pobre y me dijo con una voz lastimera: “Caballero, le vendo un huevo” y yo, sin comprender su oferta, la rechacé y le dije: “¿Y qué me hago yo con un huevo vendado?”.

Al completar nuestro arreglo personal, yo de torero y con mi traje de luces, y Macacha con su traje de chola cochabambina, nos dirigimos a la residencia del Embajador de España en mi motocicleta Hardley Davidson, mientras algunos transeúntes decían al vernos pasar: “¡Viva el Día de la Raza y que vivan el periodista chulo y su comadre chola!”.

Día de la Raza en Cochabamba



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La Paz - Bolivia, domingo, 10 de octubre de 2010

Dentro de dos días se celebrará el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, un navegante italiano que entonces jugaba en España para el equipo de los reyes católicos Isabel y Fernando, o Fernando e Isabel por aquello de “tanto monta y monta tanto Isabel como Fernando”.

Atenta a los acontecimientos locales y también a los hechos históricos universales, mi comadre Macacha vino a casa para elaborar conmigo el programa de festejos en una fecha tan importante, manifestándole que asistiría a la recepción ofrecida por el embajador de España en Bolivia, señor don Ramón Santos, en su residencia, y a los actos culturales que fueron preparados por la Embajada, además de depositar un ofrenda floral ante el monumento a Isabel la Católica.

Mi comadre me dijo que todo eso le parecía muy bien, pero como se trataba de recordar el encuentro de dos mundos y de dos culturas debería también rendir homenaje a nuestros antepasados indígenas los incas. Sus palabras me parecieron sabias aunque en Bolivia no hay ningún monumento a Atahuallpa el último Inca, diciéndome Macacha:

“Entonces vamos a Cochabamba, que es la capital quechua más cercana y donde se encuentran los hombres más inteligentes de Bolivia, que se reunirán desde mañana en el Bar Comercio, más conocido como ‘el Barco’”. Y allí nos dirigimos en mi motocicleta Hardley Davidson piloteada por ella en un raid que denominamos “Polleras al Viento”.

Allí encontré a mis amigos pensadores de la Academia Pericles, que agrupa a filósofos greco–cochabambinos encabezados por el señor Aristóteles Giorgiadis Quiroga, descendiente del director técnico del Bolívar hace unos 50 años y que se llamó Dan Giorgiadis.

Mientras el pensador greco–cochabambino ordenaba unos chops de cerveza Taquiña para esclarecer mi pensamiento algo alterado porque yo vivo cerca de los cuatro mil metros de altitud en la ciudad de El Alto, los académicos pensadores me manifestaron su inquietud ante la inminente promulgación de la ley contra la libertad de expresión camuflada como ley antirracista. Al calor de nuestro diálogo, uno de los pensadores greco–cochabambinos me dijo:

“Aquí en Cochabamba ninguna ley podrá vulnerar nuestra libertad de expresión porque los cochabambinos deliberamos y decimos nuestras ideas en todas partes: en las chicherías, en el Bar Comercio y en otros bares, en las Universidades, en los talleres y en todo lugar donde puedan encontrarse dos o tres cochabambinos; igual sucede con las cochabambinas valerosas, descendientes de las Heroínas de la Coronilla: ellas seguirán expresándose libremente mientras venden y compran en los mercados y ferias, en los cafés universitarios, en los clubes nocturnos, en las exposicionesde los “ramis” y en los tes y bingos. Ninguna medida nos podría acallar, y menos una ley aprobada sin leer por algunos legisladores."
Las palabras de mis amigos pensadores greco-cochabambinos me reconfortaron y me recordaron a grandes filósofos como Platón y Aristóteles.

Rodillas, rodillos y rodillazos



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La Paz - Bolivia, sábado, 09 de octubre de 2010

Durante las manifestaciones cotidianas que se realizan en las ciudades de La Paz y El Alto, escuché gritar un lema callejero que me impresionó por su significado: “¡El Alto de pie, nunca de rodillas!”, porque significa el orgullo de un pueblo y la abominación del servilismo, principios que deberían mantenerse en todo lugar y tiempo.

Como detesto la solemnidad, debo confesar que el titular de esta crónica: “Rodillas, rodillos y rodillazos”, comenzó a ser elaborado en mi magín cuando la otra tarde vi las rodillas de mi comadre Macacha, no con afán morboso, sino por casualidad, cuando la vi montada en mi motocicleta Hardley Davidson, que gané en cacho a un prestigioso y largo abogado chuquisaqueño. Sin ánimo lisonjero, dije a mi comadre:

“Buenos ‘morocos’ había tenido usted, comadre”, palabras que molestaron su pundonor, mejor dicho a su pudibundez, pues me respondió: “Más le valdría mirar otras cosas que estarse fijando en mis morok'os, así llamamos en mi pueblo a las rodillas, y también a unas piedras redondas que ayudan a aplastar locotos en el batán de piedra”.

Hablando de rodillas, dije a mi comadre con aires de sabihondo: “Las rodillas femeninas son la línea Maginot que tiene toda mujer para defender su Arco de Triunfo”, frase que no comprendió, pues me dijo:
“Sonseras está usted hablando, compadre, mejor hablaremos del rodillo que es más interesante y ahora está de actualidad...”.
Como fue ella quien propuso el tema del rodillo, le pregunté su parecer sobre el rodillo. Ella se sentó en el sofá de mi living y cubriéndose las rodillas con su pollera, comenzó a hablar sobre el rodillo. “El rodillo es en el lenguaje de los ‘parlachimentarios’ la acción aplanadora de una mayoría aplastante que pulveriza toda acción o palabra inteligente de una minoría opositora”, dijo sin respirar porque mi comadre cochabambina es inteligente y sabe lo que dice.

Cuando le pregunté si el rodillo había sido inventado por el Movimiento Al Socialismo (MAS), respondió mi comadre:

“El rodillo siempre existió en el Parlamento boliviano, pero los masistas se pasaron de la raya y lo seguirán haciendo porque sus técnicos saben cómo funcionó el rodillo en lo que fue la Unión Soviética y cómo funciona actualmente en Cuba, Venezuela y en Nicaragua”.
Su información me asombró y me dejó estupefacto.

Para hacer más variada la charla, le dije a mi comadre que ya habíamos hablado sobre la rodilla de la mujer y sobre el rodillo de la Asamblea Legislativa y que podríamos conversar un poco sobre el rodillazo que se puso de moda la última semana después del rodillazo que le propinó el presidente Evo jugando al fútbol a un jugador del equipo contrario.

Macacha me dijo:

“Yo vi la jugada en la televisión y cuando se produjo el rodillazo del presidente Evo contra el jugador Cartagena, me llevé las manos a la cabeza y empecé a gritar desesperada: ‘Le ha dado un rodillazo en la cristalería y seguramente le ha juntado las yemas con las claras, ¡pobrecito el Cartagena!’, pero seguramente éste tenía calzoncillos de plomo porque el pobre Evo quedó lesionado de la rodilla”.



Rodillazo del Presidente del Estado Plurinacional de Bolvia, Dn. Juan Evo Morales Ayma.

Medidas de presión novedosas



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La Paz - Bolivia, viernes, 08 de octubre de 2010

Mientras los senadores del Movimiento Al Socialismo cumplían el deseo presidencial de aprobar la ley antirracismo sin cambiarle ni un punto ni una coma, mis amigos alteños y este modesto profesor de música y canto realizábamos una vigilia a la espera de que el delito contra la libertad de expresión se consumara con premeditación, alevosía, nocturnidad y sobre todo seguro.

Allí conocimos la noticia de la valiente actitud de ciudadanos y ciudadanas que se habían declarado en huelga de hambre en varios escenarios del país y que se realizaron marchas de protesta y otras actividades en contra de la mencionada ley.

Todos estos hechos fueron valorados por mis amigos, los clientes del naiclú Malena, incluidos los yatiris Calimán y Titirico, que son inteligentes y se dieron cuenta de que la mencionada ley perjudicará al presidente Evo, a su Gobierno y hasta al canciller Choquehuanca, quien cree que hasta las piedras se expresan con libertad.

Alguien propuso que nos declarásemos en huelga de hambre, y no faltó un intelectual alteño que se opuso a tal medida y dijo: “Ya el pueblo alteño y muchos pueblos del altiplano estamos en huelga de hambre hace rato porque no hay trabajo y porque la canasta familiar sube cada día mientras el Instituto Nacional de Estadística, dependencia gubernamental, dice que en septiembre sólo hubo una inflación del 1 por ciento. ¿Para qué declararnos en huelga de hambre en poblaciones hambrientas?”.

Entonces, una chica del estriptís, cuyo nombre de guerra es la “Frufrú”, dijo: “Nosotras nos declararemos en huelga de hombre a partir de mañana y será hasta las últimas consecuencias”. Tal decisión causó estupor y conmovió a toda la concurrencia, a tal punto que algunos asistentes se aproximaron a “Frufrú” y le rogaron con lágrimas en los ojos que no hicieran semejante sacrificio, pero “Frufrú”, cruzando las gambas, dijo que la resolución había sido aprobada y que persistirían en ella.

En este afán de renovar las medidas de presión, habló un carnicero alteño, gordo y brilloso, para decirnos: “Si la ‘Frufrú’ y sus colegas se declaran noblemente en huelga de hombre, los carniceros de La Paz, El Alto y Cochabamba nos declararemos a partir de mañana en huelga de hembra porque no podemos permitir ninguna ley que vulnere el derecho a la libre expresión, como se ha dicho tantas veces”.

Cuento lo que sucedió en nuestra vigilia para significar que la llamada ley antirracista no es más que la fachada legal en cuyo interior se esconde el propósito de eliminar el derecho a la libre expresión, y así eliminarán periódicos, emisoras de radio y canales privados de televisión, amedrentando y encarcelando a los periodistas que se oponen al socialismo katarista que están imponiendo en nuestro país.

Seguiré en vigilia desde mi refugio alteño del naiclú Malena, donde se anuncia una huelga de hombre liderada por la “Frufrú” y que será cumplida por el elenco estable de bailarinas, y otra de hembra que protagonizarán los carniceros. Gracias por esos y todos los apoyos.

Manifestación popular y alegre



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La Paz - Bolivia, jueves, 07 de octubre de 2010

“Conozco al presidente Evo como si fuera mi wawa”, me dijo mi comadre Macacha, antes de que los dirigentes de la Asociación Nacional de la Prensa le visitaran en el Palacio de Gobierno en la madrugada del martes, advirtiéndome que mis dirigentes no conseguirían modificar la ley mordaza y Evo sólo los “chuletearía”. Parece que su premonición se cumplió.

Como me vio muy bajoneado, quiso levantar mi ánimo y me dijo tiernamente: “No se preocupe tanto, compadre, porque mientras yo esté a su lado, nada le faltará y si un día los masistas cierran el periódico en el que usted trabaja, yo le compraré otro en el que usted será el director y yo la gerente–propietaria; será una mezcla de Playboy y New York Times, y se llamará El Cholo Ilustrado.

Agradecí las palabras de consuelo que me dirigía mi buena comadre cochabambina y traté de explicarle lo difícil que es asistir a la extinción de un derecho tan natural en el hombre como es el derecho a la libertad de expresión ante la indiferencia de mucha gente, como ser gobernantes, legisladores (diputados y senadores), militares, jueces, policías y universitarios.

Fue entonces cuando Macacha me dijo: “Vamos al naiclú Malena y allí organizaremos una manifestación por las calles de la urbe alteña para protestar contra esa ley que no es antirracista, sino una ley mordaza”. Sacó mi motocicleta Hardley Davidson, montamos en ella y nos dirigimos al “Malena”.

Cuando Macacha habló al público asistente y dijo con elocuencia que deberíamos defender el derecho a la libre expresión, todos manifestaron su apoyo, comenzando por las bailarinas del estriptís, concluyendo con los yatiris y pasando por los intelectuales, empleados ocupados y muchísimos desocupados.

Nuestra marcha fue encabezada por la orquesta del Malena, a la que se unieron tres conjuntos de mariachis alteños con bigotes mexicanos, todos protegiendo a las chicas del estriptís que, cual guaripoleras nocturnas, atrajeron a miles de manifestantes que gritaban: “¡Viva el derecho a la libre expresión!”, “¡abajo los diputados y senadores masistas!”, “¡vivan los periódicos libres!”, “¡vivan las emisoras privadas!”, “viva la televisión privada!”.

Así recorrimos las calles de la ciudad de El Alto, sin saber que a la misma hora se realizaban manifestaciones similares, aunque no tan alegres, en la plaza Murillo de la ciudad de La Paz, en la ciudad de Santa Cruz, en Tarija, Oruro, Sucre y Potosí, y otras ciudades importantes.

Después del deber cumplido, Macacha me condujo a mi casa en mi motocicleta y ella siguió viaje a la suya, no sin antes decirme: “Ya no tienes que estar triste porque debes comprender que el derecho a la libre expresión sobrevivirá mientras crean en él los periodistas, los radialistas, los hombres de la televisión, las estriptiseras, los mariachis, los intelectuales, los profesores, los desocupados y tu comadre cochabambina”.

Atentado futbolístico



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 06 de octubre de 2010

Ayer recibí una llamada telefónica desde Berlín (Alemania), donde reside hace 30 años mi tía Clothilde von Karajan Quiroga, nacida en Cochabamba y que sigue los acontecimientos que se producen en nuestro país todos los días a través de las noticias que difunden los canales europeos. He aquí nuestra conversación.

—Hola, sobrino Von Paulus, ahoga convegtido en Paulino Huanca. Te llamo alagmada pogque la televisión suiza dijo que un funcionaguio de la FIFA había infogmado de un atentado futbolístico contra nuestro presidente Evo Mogales.

—¿Atentado futbolístico...? Nunca supe de que eso hubiera sucedido, pues la seguridad del Presidente está muy bien organizada y sé que en ella participan técnicos venezolanos y de otros países; además el domingo estuve viendo el partido entre Wilstermann de Cochabamba y Bolívar de La Paz.

—Es que tú desde que estás al cuidado de tu comadre Macacha no te entegas de nada y sólo piensas en ig a bailag con ella. La televisión suiza ha dicho bien clago que el domingo el presidente de Bolivia sufrió un atentado en la cancha del Zapato.

—No tía, Clothilde, lo que pasó el domingo es que se realizó un encuentro de fútbol entre el equipo presidencial del señor Evo y el equipo municipal del alcalde Revilla en la cancha Zapata.

—La información que yo tengo, sobrino, y que viene de la FIFA, dice que el equipo del señog Evo pegtenece al Movimiento Al Socialismo y que el otro equipo pegtenece el Movimiento Sin Miedo que son las dos fuerzas políticas más impogtantes de Bolivia. Ya quisiégamos los eugopeos difinig en fútbol las presidencias en vez de ig a elecciones.

—Te entiendo, tía Von Karajan Quiroga, pero este encuentro de fútbol fue para limar diferencias entre ambos partidos políticos.

—¡Qué hegmosa fogma de limag difeguencias! Pogque he sabido que el jugadog sin miedo Cagtagena le limó de un t’oconazo la rodilla al jugadog Evo y éste le limó las cachinas de un rodillazo.

—Son cosas del fútbol, mi querida tía...

—Yo seguigué sosteniendo que no fue un foul, sino un intento de golpe futbolístico contra el presidente Evo.

—¿Por qué sostienes esa versión tan exagerada?

—Porque expulsaron de la cancha al Cagtagena que fauleó al Presidente y porque al concluir el partido un agente de seguridad del jugador Evo quiso deteneg a Cagtagena para integogaglo y veg si actuaba por instrucciones del impeguialismo nogteameguicano. Es que yo soy inteligente pog cochabambina y pog alemana. ¿Y cómo concluyó el pagtido, sobrino ex Von Paulus?

—El encuentro terminó con un empate de cuatro por cuatro.

—¿Y qué declaró el presidente Evo al finalizar el encuentro?

—Reconoció que habían empatado el MAS y el MSM, pero que él había ganado el encuentro.

—¿Y ahora qué pasa con la godilla presidencial?

—Está hinchada y estará bajo cuidado médico durante cuatro días.

—Y dices que no hubo golpe. Hubo golpe, pero golpe futbolístico.

Otros apoyos significativos



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La Paz - Bolivia, martes, 05 de octubre de 2010

Una reunión de emergencia se realizó la otra noche en el salón principal del naiclú Malena en la ciudad de El Alto, convocada por los yatiris Calimán y Titirico a raíz de un hecho de sangre acaecido en una comunidad de Cochabamba cercana a Mizque, donde fue linchado un yatiri–curandero que no pudo sanar a un enfermo.

Ante un caso tan espeluznante y que podría repetirse contra otros yatiris que pudieran fallar en sus procedimientos en casos de mayor significación como ser la asesoría diplomática en la Cancillería, mis amigos brujos andinos ya mencionados tuvieron éxito en su convocatoria y estuvimos en el Malena dirigentes de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto, intelectuales alteños, el cuerpo de baile de la entidad y miembros de la Asociación de Curanderos, Kolliris de Chuma y Curva.

Después de conocidos los hechos, éstos fueron condenados, no sin antes aclarar que no se trataba de un hecho de la “justicia comunitaria”, exigiendo justicia para castigar a los criminales. Todos nos solidarizamos con los yatiris Calimán y Titirico y certificamos su buena praxis profesional aun en asuntos internacionales que ellos asesoran.

Correspondió a la señorita Tina Tiquina, secretaria de Conflictos del Sindicato de Bailarinas Malena, hacer conocer la protesta de las chicas del estriptís al revés por el atentado a la libre expresión que contiene la Ley Contra el Racismo en manos del Senado y dijo que “nadies” podrá coartar la libre expresión que es un derecho del pueblo boliviano. Como lo dijo medio calancha, todos se aproximaron a la bailarina para manifestarle su adhesión, aplaudiéndola en varias partes de su cuerpo.

Como estaban presentes varios representantes de la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de El Alto, importante organización, manifestaron su adhesión al pedido de las entidades bolivianas que no son exclusivas de las organizaciones periodísticas, sino que atañen a todo el pueblo boliviano.

Algunos alumnos de la Facultad de Periodismo de la ciudad de El Alto (UPEA) manifestaron su adhesión a esta campaña nacional por la libertad de expresión amenazada en la Ley Contra el Racismo que hoy tiene en sus manos la Cámara de Senadores de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Multicolor y Folklórica.

Fue muy provechosa la reunión de emergencia del Naiclú Malena convocada por los yatiris, mis buenos amigos Calimán y Titirico, pues condenamos el linchamiento en Mizque de un yatiri que se “chuseó” en la curación de un paciente, recibimos el apoyo de las bailarinas del Malena a esta campaña nacional contra la libertad de expresión, y todos aplaudimos la adhesión de la Fejuve de El Alto a esta campaña nacional para defender la libertad de expresión, que defendemos no sólo los periodistas, sino todo el pueblo boliviano.

Ojalá los senadores procedan con sabiduría y justicia, aunque “no hay peor ciego que el que no quiere oír”.

Los que están en el árbol



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, domingo, 03 de octubre de 2010

Por consejos de mi comadre Macacha, quien controla mis ingresos y mis egresos económicos, esta semana no acudí a las sesiones musicales, culturales y folclóricas que se realizaron en el naiclú Malena pasando cuatro jornadas al vulgar afán de trabajar para ganar dinero, pero al llegar “el viernes vernacular” ella me dijo que le escocían las plantas de los pies para bailar unas cumbias, mensaje que me contagió su escozor pedestre y ambos nos dirigimos a la ciudad de El Alto montados en mi motocicleta Hardley Davidson a cien por hora y con sus polleras al viento.

El Malena brillaba en todo su esplendor y reinaban la alegría y el entusiasmo porque estábamos a comienzos de mes y todos habían cobrado sus sueldos, menos yo; al mirar mi carita de tristeza, mi comadre pidió una botella de “champú” a su cuenta y anunció que el 2 de octubre se celebra en Cochabamba el Día del Árbol y era menester brindar por el árbol, sobre todo los que estaban en el árbol del Poder hace más de cinco años.

Mi amigo el yatiri Calimán, que recién había retornado de New York, donde asesoró diplomáticamente a nuestra delegación que asistió a la Asamblea de las Naciones Unidas, levantó su copa de “champú” y me dijo desde su mesa: “Oh my God, Paulino darling, querido friend, levanto mi copa de bourbonn and seven up por los que estamos en el árbol trabajando en este proceso de cambio”. Quise aclarar que yo no estaba en el árbol, pero Macacha me dijo en la oreja: “Callate nomás, waway, porque si no la gente va a creer que eres un desgraciado”.

Un ilustre empleado de la Alcaldía de El Alto, dirigida por el señor Patana, brindó por “el maravilloso instrumento del Poder”

—como le llamó el doctor Víctor Paz Estenssoro— y me recordó que después del Día del Árbol se recuerda la fecha de nacimiento del ex-Presidente porque —según dijo— primero es el Día del Árbol y luego el Día del Mono”.

La euforia de la fiesta por el Día del Árbol en todos aquellos que estaban en el árbol, era indescriptible y no faltó un fanático de Patana que llenó de “champú” la zapatilla de una chica del estriptís y escanció el licor en un gesto caballeroso.

Macacha me arrancó de los brazos de una bailarina peruana y me llevó a otra mesa donde me hizo leer un titular que abría la página primera y que decía: “Congreso destinó Bs 71 millones a viáticos y gastos ‘extra' en cinco años”, y el subtitular decía así: “¿Austeridad?. Los gastos de representación fueron avalados por los presidentes masistas del Legislativo”.

En medio de mi entusiasmo, convertí esa suma en dólares y eran solamente diez millones de dólares.

Macacha dijo que era mucho dinero despilfarrado, pero como soy botarate y andaluz dije a mi comadre Macacha que así se gasta la plata cuando se llega al árbol del Poder.

Macacha se dio cuenta de que yo estaba algo “mameid” y tuve que abandonar la fiesta en el Malena luego de que ella pagó toda la cuenta, como corresponde a una buena y generosa cholita cochabambina.

La sordera crece en el país



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, sábado, 02 de octubre de 2010

Según informes confidenciales de la Organización Mundial de la Salud, el número de pelópidas y huebastianes habría crecido significativamente en el país, dato que alegró mucho a mi familia porque en ella contamos y amamos mucho a mis tíos Pelópidas y Huebastián que son como dos oráculos a los que acudo siempre para orientarme mejor en el complicado mundo de la política criolla.

En el último diálogo que sostuve con ellos, les pregunté si podía confiar en ese dato no oficial de la OMS y fue mi tío Pelópidas quien me aclaró esa información que me fue proporcionada por una enfermera que vino a ponerme una inyección de Pinchaculina. Pelópidas me dijo: “No es verdad que se hubiera incrementado el número de huebastianes, lo que sucede es que ha crecido desmesuradamente el número de sordos tanto en el Gobierno como en la oposición, en los movimientos sociales, en sindicatos y hasta en futbolistas que no escuchan las instrucciones de sus técnicos, ni los pitazos de los árbitros”.

Dije a mi pariente que por vez primera había conocido la noticia de que en Bolivia se había declarado una epidemia de sordera y quise llamar a la ministra de Salud, la doctora Heredia, para preguntarle si ella sabía algo acerca de esta epidemia que afectaba a nuestro país, y así lo hice, contestándome su secretaria que me escuchaba bien, pero que no tenían vacunas contra la sordera y que ofrecía vacunarme contra la rabia canina, contra la peste bubónica, contra el dengue y contra la difteria, lo que demostró que la secretaria de la doctora también estaba sorda.

Justamente alarmado, pregunté a mi tío Pelópidas si la sordera es contagiosa, respondiéndome que sí, y que si la secretaria de la Ministra estaba sorda, seguramente contagió su sordera a la Ministra y ésta contagió su mal al presidente Evo y éste a su vez volvió sordos al vicepresidente García Linera, al ministro de Gobierno, el señor Sacha Ok'ara Llorenti.

Pregunté a mi pariente Pelópidas si él había advertido síntomas de sordera en nuestro presidente Evo y me respondió con la franqueza que le caracteriza: “Muchísimas, querido sobrino, y sólo te contaré las últimas: cuando importantes sectores campesinos le pidieron que echara de su gabinete a varios ministros, el Presidente no les escuchó nada y los ministros también sordos no se dieron por enterados. Cuando algunos ciudadanos se acercan y le gritan en la oreja que una cosa es dictar una Ley Contra el Racismo y otra muy diferente amenazar con cerrar periódicos, emisoras y canales de Tv, no escucha nada. Y cuando todos los obispos católicos le gritan en su oreja que debe respetar el derecho que tiene el pueblo a la libertad de expresión, parece que no escucha nada y te comienza a hablar de que las monjas deberían ser sacerdotizas y que los curas católicos deberían casarse, todos son síntomas de que la sordera también le ha sido contagiada”.

Se trata de una epidemia muy grave porque también afecta a la mayoría de los legisladores. Y hasta a miembros de la Judicatura nacional. Todos estamos sordos. Todos estamos ok'aras. ¿Qué haremos en este mundo de sordópilas?

Comienza un nuevo mes



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, viernes, 01 de octubre de 2010

Para los periodistas que escribimos diariamente, cada mañana significa un encuentro con sus lectores para comentarles sobre un hecho cotidiano que tiene importancia para todos o para la mayoría de los lectores; es por ello que ahora escribo acerca de un nuevo mes que hoy comienza, entendiendo —claro está— que mis ordinarias vivencias también son sentidas por muchas personas que viven de manera parecida. Es por eso que les cuento lo que me sucede y no porque las considere importantes o trascendentales.

Esta mañana recibí en horas tempranas la visita de mi comadre Macacha, quien con una amplia sonrisa me saludó y preguntó: “Buenos días, compadre Paulino, ¿sabe usted en qué fecha estamos?”. Yo que poco veo los calendarios y no utilizo reloj, pretendiendo con ello ser más libre y feliz, respondí a mi comadre que no sabía en qué fecha estábamos. Mi comadre se apresuró a decirme: “Hoy es viernes 1 de octubre del año 2010 y es el comienzo del último trimestre”.

Sin dar trascendencia al día que comenzábamos, le comenté despreocupadamente: “Así que hoy es viernes… y la conseja popular nos dice ‘martes no te cases ni te embarques… viernes no te cases ni te empiernes’”, frase que fastidió a mi comadre, quien me dijo: “¡Ay, compadre! Usted siempre pensando en ‘sonseras’. Hoy que comienza el mes de octubre he venido a su casa para cobrarle los intereses en dólares que usted me debe desde el mes de febrero, cuando le presté 3.000 dólares para que fuera a bailar a Oruro en los carnavales”.

Tuve ganas de decirle que ella me había ayudado a gastar ese dinero que me prestó, pero me pareció poco caballeroso y preferí callar, asegurándole que le pagaría los intereses con la remesa correspondiente a octubre que espero recibir en estos días de parte de nuestra comadre que está en España, pero la cochala puso cara de incredulidad.

Cuando se convenció de que no me podría sacar ni un dólar y ni un solo peso por estar franciscanamente yesca, optó por recurrir a las lágrimas que son el mejor artilugio al que suelen recurrir no sólo las cholitas cochabambinas, sino también las cholitas de otras ciudades, y sacando el pañuelo del bolso cargado de dólares, comenzó a gimotear diciendo: “Qué nomás me habrá entrado para prestarle plata a un periodista cuando todo el mundo sabe que los periodistas ganan poco y gastan mucho, y están acostumbrados a decir que ‘la mujer que no te da plata trae mala suerte’. Ay, ay, ay, Virgencita de Urkupiña, hazme el milagro de ablandar el corazón de este periodista malpagador, ay, ay, ay, ay…”. Verdaderamente conmovido abracé a mi comadre Macacha y le prometí que en los próximos días le pagaría los intereses desde febrero a octubre y que no se preocupara del capital, porque éste le sería pagado por mi esposa cuando retornara de España.

Mis palabras le llegaron al corazón y en medio de sollozos me contó que el 6 de octubre, fecha del Bicentenario de la gesta libertaria de Oruro, se realizaría un carnaval en dicha ciudad, al que podríamos asistir juntos, jurándole que así lo haríamos.

Aprendamos a vivir sin luz



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, jueves, 30 de septiembre de 2010

Creo que fue un filósofo español el que alguna vez nos dijo: “Mundo sin noticias, mundo a oscuras”, acordándome de su sabiduría la otra tarde cuando me proponía escribir y no funcionaba nada, pues mis hermanos campesinos de Zongo habían decidido cortar la provisión de energía eléctrica a varias ciudades del país durante varias horas. Quise protestar contra mis hermanos de Zongo y reducirlos a la categoría de primos, pero mi comadre Macacha me tapó la boca con sus dos manitas y me dijo: “No proteste usted contra nuestros hermanos y más bien aprendamos a vivir en medio de las tinieblas”.

Aprovechando de la oscuridad, comencé a tantear su cuerpo para poder saber con quién hablaba, pero ella se hizo a un lado y me dijo que no me aprovechase de la falta de luz y que ella era mi comadre Macacha, y que ninguna parte de su cuerpo se parecía a un interruptor ni a un enchufe.

Aprovechando del tema eléctrico del que nos veíamos privados, pregunté a Macacha si ella funcionaba a 220 voltios o a 110, respondiendo la cochala que todo en su casa funcionaba a 220 menos una plancha que calentaba a 110, a lo que no tuve nada que objetar, pues yo sólo funciono con aparatos a pilas.

Mi comadre me ofreció su ayuda para buscar en medio de la oscuridad unas velas que la atenuaran buscando en los cajones de la cocina y el comedor, hasta que encontramos una que iluminó muy poco el comedor, mientras las tinieblas reinaban en todos los ambientes de mi casa.

Decidimos salir en busca de un almacén que seguramente vendería velas; tomados de la mano llegamos al lugar y adquirimos 20 velas instalándonos en el living para conversar un poco mientras reaparecía el servicio eléctrico. La comadre se puso en un sofá lejano al mío recordando un refrán que aprendió en Cochabamba y que decía: “Luces apagatus, manos tentatus” y era muy repetido cuando los jóvenes iban al cine.

Sonreí ante las inocentes diversiones de mi comadre y le conté que cuando yo era joven asistía por las noches a un local nocturno completamente oscuro donde uno podía bailar con su pareja sin que el resto del público los pudiera reconocer. El local se llamaba Moulin Rouge, igual a un famoso local que nació en el París bohemio de comienzos del siglo pasado.

El local paceño era conocido como el “Mulan Rush” por los paceños bohemios y su propietario y fundador fue don Pepe Naím, quien fue sucedido por su hijo Antuquito.

Le propuse a mi comadre Macacha convertir mi living en una sala de baile parecida a la que conocí, sólo para aprovechar la oscuridad con la que nos habían regalado nuestros hermanos (primos) de Zongo, pero Macacha se opuso y yo no insistí.

Al cabo de cuatro horas se encendieron las luces y pudimos hablar con mayor claridad y mayor clarividencia, recordándome Macacha nuestro viejo proyecto de instalar fábricas de velas en nuestras ciudades principales, pues los apagones podrían ser más frecuentes en épocas venideras. Avanti con las fábricas de velas.

La Caperucita y el Lobo



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 29 de septiembre de 2010

El presidente de la República, señor Evo Morales, ha manifestado su decisión de no asistir a la Cumbre Hemisférica de Presidentes que se realizará en Buenos Aires el próximo mes de diciembre si en ella participa el señor Porfirio Lobo, presidente de Honduras.

Al leer en voz alta esta noticia a mi comadre Macacha para ampliar su horizonte noticioso, la buena cholita cochabambina me comentó con la sencillez que le caracteriza: “Bien tirado, compadre, cómo podría la Caperucita Roja ir a una reunión si en ésta va a estar el Lobo que se comió a su abuelita”.

Me interesó esta versión criolla de la fábula clásica y pedí con mucha dulzura a mi pariente espiritual que me contara su propia versión de la fábula de Perrault. Y ella no se hizo de rogar.

“Dicen, pues, que en tiempos pasados vivía en un pueblo del altiplano una niña muy buena que se llamaba Caperucita, quien tenía una abuelita bastante pícara que vivía en Achacachi, donde la enamoraban unos hombres calificados de feroces, siendo el más célebre de todos un bandido llamado el ‘Wila Saco’ porque siempre vestía una chaqueta roja y que un día mató a un señor que apellidaba Álvarez Plata, quien pertenecía a una familia muy conocida de movimientistas.

“Antes del famoso ‘Wila Saco’, los achacacheños eran hombres pacíficos que seguían mansamente a un famoso político como era Don Bauti, por lo que recibieron el cariñoso título de ‘las ovejas de Achacachi’, que no eran mansas ni lanudas, sino bravas y luchadoras.

“Después del suceso protagonizado por el ‘Wila Saco’, allá por los años 50, los hombres de Achacachi seguían siendo importantes y en vez de vestir con chaquetas rojas inventaron una nueva moda: los Ponchos Rojos, una vestimenta indígena que causó furor entre las chicas y señoritas de ese tiempo, entre las que se hallaba la abuelita de Caperucita y provocaba a los mozos del lugar y ayllus vecinos.

“Caperucita quería mucho a su abuelita, y como le gustaban mucho los Ponchos Rojos, iba desde su pueblito orureño hasta Achacachi con cualquier pretexto, siendo el mejor que iba a ver a su abuelita bailando con los Ponchos Rojos hasta que supo que un lobo se la comió”.

Hasta aquí la versión del cuento Caperucita Roja que le habían contado. Sorprendido ante su versión, pregunté a Macacha qué tenía que ver toda la historia que me contó con la decisión del presidente Evo de no asistir a la Cumbre Hemisférica que se realizará en Buenos Aires si asistía a ella el presidente de Honduras, señor Porfirio Lobo.

Macacha me respondió: “Es que para mí el presidente Evo es una Caperucita Roja que, al saber que su abuelita fue comida por un lobo feroz, no quiere estar en una misma reunión con Porfirio Lobo y yo también me voy de tu casa porque me estás mirando con ojo de lobo y estás a punto de preguntarme por qué tienes la boca tan grande, los dientes tan grandes y las orejas tan grandes...”. Qué le vamos a hacer, son cosas de Macacha y no hay que hacerles mucho caso.

Día Internacional del Turismo



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 28 de septiembre de 2010

Ayer se celebró el Día Internacional del Turismo y me enteré de que, según la Cámara de Turismo, esa importante actividad había caído en nuestro país en un 30 por ciento, lo cual me llenó de tristeza porque en otros países, incluidos vecinos nuestros, incrementa la riqueza y proporciona trabajo a los naturales de un territorio.

Me hallaba sumido en esa preocupación cuando llegó a mi casa mi tío Huebastián, a quien abracé cariñosamente y le dije como siempre: “Querido tío Huebas…”, a lo que él repuso inmediata y enérgicamente: “No me llames Huebas porque mi nombre completo es Huebastián”, por lo que le pedí disculpas pues mi intención no fue ofenderlo.

Inmediatamente puse en su conocimiento el motivo de mi preocupación, y comenzó por decir: “Es que no sabemos aprovechar de nuestras riquezas naturales para mostrárselas a los viajeros del exterior y los llevamos a ver nuestros lagos y ríos teniendo cosas mejores y únicas en el mundo”. Me citó, por ejemplo, nuestra Asamblea Legislativa.

En principio me molestó la sugestión de mi pariente porque al fin y al cabo dicha asamblea está compuesta por ciudadanos respetables y elegidos por el voto ciudadano.

Al darse cuenta de mi rechazo inicial, mi tío Huebastián me aclaró su propuesta y dijo: “No me refiero a todos los legisladores, sobrino, sino a algunos que podrían despertar el interés de los turistas, siempre y cuando se los pueda aprovechar con un eslogan que podría decir: ‘Visite las Cámaras Legislativas y conozca a personajes que sólo saben levantar la mano’”. No me pareció muy interesante la moción de mi tío Huebastíán y hasta pensé por un instante que merecía llamarse Huebastián.

Me gustó más su proposición de convertir a nuestras cárceles en objetivos turísticos dignos de ser visitados por viajeros de otros continentes pues las de Américas Latina son muy parecidas.

Mi tío Huebastián alabó al régimen de vivienda que rige en los penales bolivianos y que se basa en un sistema de alquileres de acuerdo con la comodidad que ofrecen las celdas. También alabó el régimen de alimentación, pues allí algunos presos comen a la carta en sus propias celdas donde se sirven platos variados que son preparados por expertos cocineros que también cumplen prisión y se ganan la vida honradamente.

Los turistas quedarán maravillados al comprobar que en pleno encierro se realizan parrilladas, picanteadas, etc., cuando llegan los cumpleaños de los reclusos. El poder visitar nuestras cárceles podría ser motivo de atracción turística para tratar de remediar este bajón que ha sufrido Bolivia al ofrecer paisajes bolivianos.

Las visitas al Chapare también deberían ser promocionadas por las agencias del turismo a nuestro país, aunque mi tío Huebastián incluyó en su propuesta cursos breves de acercamiento a la coca y sus derivados. Moción que parecería interesante pero peligrosa en alto grado. Total: el nombre de mi tío Huebastián sigue pareciéndome muy largo y es mejor que la siga llamando Huevas, como siempre.

 
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