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Modelitos para la guerra



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Viernes, 19 de marzo de 2010

Después de escuchar por ahí que la wiphala (bandera de la nacion colla) será incluida en la chaqueta de nuestros soldados y oficiales que irán a la guerra contra el Imperialismo y que nuestros coroneles y generales llevarán una boina en vez de la gorra que ostentaba estrellas y laureles, me presenté la otra noche en el naiclú Malena de la ciudad de El Alto para hablar con mis amigos alteños sobre lemas militares y uniformes bélicos.

Al poco tiempo y como por ensalmo aparecieron en mi mesa varias integrantes del elenco estable del naiclú que me saludaron a coro con su grito de guerra que escuché por vez primera y que dice: “¡Pachanga o muerte, bailaremos!”, y antes de ver morir a alguna las saqué a bailar a todas con la música del cancán que aprendí en el Moulin Rouge, no el de París, sino el del mulanrush que quedaba en la calle Honda y que fue propiedad de mis amigos inolvidables, los Naím.

Luego llegaron mis amigos de otros barrios de El Alto, quienes retornaban de una manifestación política en favor del candidato señor Patana, hombre muy conocido en la urbe alteña y favorito del presidente Evo Morales, quien lo quiere como próximo Alcalde. Pues bien, los entusiastas ciudadanos del MAS ingresaron en la pista de baile al grito de: “¡Patana o muerte, bailaremos y ganaremos!”.

Mis amigos yatiris y algunas señoritas de buena familia me llamaron a su mesa para protegerme de cualquier agresión en caso de ser reconocido por algún cliente como viejo y entusiasta miembro del Partido Liberal, el de los Montes, el de los caballeros, en esas bellas épocas, cuando hasta los cholos éramos decentes.

Ya en la mesa de los yatiris me enteré de que el tema de conversación era la aprobada inclusión de la wiphala en el uniforme de guerra de nuestros soldaditos combatientes y también en el de sus jefes y oficiales. Alguna de las chicas opinó que la wiphala no debería ser colocada bajo el hombro derecho del guerrero, sino en la parte izquierda del pecho macho del combatiente, donde se halla el corazón. Discutieron largamente sobre ese asunto tan baladí que ya me pareció boludí, porque no debería estar en el uniforme militar porque es un símbolo recién inventado, ya que ni los aymaras ni los incas tuvieron una bandera que los identificara como pueblo y que la tal wiphala la utilizaron los Tercios Españoles en las guerras contra Flandes, como lo vi en un cuadro que hoy se muestra en el Monasterio del Escorial.

Mis amigos yatiris que tienen su corazoncito aymara se molestaron conmigo como si yo tuviera la culpa de haber visto tal cuadro, pero luego me pidieron que no fuera tan drástico con la wiphala en el uniforme de nuestros próximos combatientes en la guerra contra el Imperio, pero como soy terco como aragonés luego de estar casado con una aragonesa durante más de 50 años, seguí negando a la wiphala y a los nuevos lemas militares que proceden, indudablemente, de Cuba y Venezuela.

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