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La Paz - Bolivia, Martes, 15 de septiembre de 2009
Hace un par de semanas la Alcaldía Municipal de La Paz, en una de sus campañas en contra de la contaminación ambiental, procedió a una revisión vehicular gratuita con la intención de determinar el porcentaje de automotores que incrementan la polución del aire que respiramos. Naturalmente, siendo esta campaña gratuita y voluntaria, los vehículos que optaron por la revisión no fueron todos, es más, seguramente los propietarios de aquellos que tienen un excesivo uso prefirieron no sumarse a esta necesaria campaña.
Aun así, el resultado final es bastante alarmante. El 30 por ciento de los vehículos revisados contamina el aire de nuestra ciudad, si bien no se ha conocido qué porcentaje de los automotores en servicio se ha sometido a esta revisión. Sin embargo, no es difícil inferir que el porcentaje de automotores en servicio entre las ciudades de La Paz y El Alto que contaminan el aire que respiramos en ambas ciudades supera con mucho el 50 por ciento simplemente si tomamos en cuenta el incremento que en los últimos cinco años ha experimentado el parque automotor en las ciudades.
Más aún, nuestra inquietud se incrementa si tenemos en cuenta que la antigüedad de los vehículos que se han sumado al tráfico automotor de ambas ciudades, en su gran mayoría, supera fácilmente los diez años de uso. Claro, a esta cifra debemos agregar otro detalle: el número de vehículos —en general del servicio público— que cuentan con más de treinta años de uso. Vale decir, si tomamos en cuenta todos estos detalles es fácil inferir que pensar en “aire limpio” en las ciudades de La Paz y El Alto suena a una dolorosa ironía. El grado de contaminación que tenemos en La Paz va camino a igualarse al que se tiene en las ciudades más contaminadas del continente.
Esta oscura realidad a la que nos vamos encaminando a pasos apresurados no es un misterio, se la puede palpar fácilmente en las zonas donde el tráfico vehicular es masivo, como el centro de la ciudad, la avenida Montes en el tramo de ingreso a la Autopista a El Alto o zonas populosas, como la avenida Buenos Aires o Villa Fátima. Claro, y en esa observación se podrá ver (y sentir) que los grados más alarmantes de polución son los que emanan de unidades del transporte público. Naturalmente a estos grados de contaminación debemos agregar los que provienen de los chaqueos o quemas de vegetación que se dan en el entorno de la ciudad,
Ante esta situación real creemos que es necesario que nuestras autoridades municipales asuman algunas medidas a fin de acabar con este avance —que en grados similares también afecta a ciudades como Cochabamba y Santa Cruz—, por lo que se hace necesario que los municipios cuenten también con un apoyo efectivo de las autoridades nacionales. La salud y habitabilidad de nuestras ciudades requieren con carácter de urgencia soluciones a este problema que tiene mucho que ver con nuestro futuro inmediato.
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