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La Paz - Bolivia, Viernes, 25 de septiembre de 2009
Es lamentable el grado de indefensión que sufren los candidatos que se oponen a la reelección del presidente Evo. Para hablar de ese asunto tan importante vino desde Cochabamba mi tía Encarna para organizar la defensa de todos aquellos que creyendo en la democracia boliviana se lanzaron a competir con unos postulantes que lo tienen todo: oficinas, dinero, vehículos, espacios públicos y hasta protección policial y militar.
“Esos pobres candidatos opositores no tienen ingreso libre al Chapare y algo parecido sucede con plazas como El Alto, Achacachi y otras ciudades”, me dijo en tono lastimero mi vieja pariente para luego cambiar de tono y exigir mi apoyo para ayudar a la oposición.
La vieja descendiente de las heroínas de la Coronilla me propuso ofrecer a los postulantes opositores una legión de cholas cochabambinas como batallón de choque, al igual de las que conocimos hace más de 50 años y que eran conocidas como “las barzolas” y que eran más valientes que los mismos milicianos de aquellos tiempos.
Me pareció excelente la idea de crear organismos femeninos de lucha, aunque tuve que preguntarle cómo las llamaríamos, respondiendo mi pariente cochala: “Las llamaremos las ‘Chichiolinas’ en recuerdo de una valiente italiana que llegó al Parlamento mostrando sus glándulas mamarias”. Como no entendí ese término anatómico, le dije que no entendí su propuesta, pero la tía me aclaró su expresión y me dijo: “Sus tetas, hijo ¿es que nunca fuiste wawa?”.
Le dije a mi tía que el nombre de ‘“Chichiolinas” me parecía muy eufónico aunque poco cabal para unas mujeres combativas que acompañarían a los candidatos opositores que tendrían que lidiar con mozos bravos como los de El Alto, Achacachi e Ivirgarzama.
Mi tía cochala no se dio por vencida y me preguntó: “¿Qué te parecería si a estas mujeres combativas las llamáramos las ‘Manfredas’?”. El nombre me pareció algo zarzuelesco y además muy ligado a Manfred Reyes Villa, teniendo las cholitas cochabambinas que proteger también a otros candidatos como Samuel Doria Medina y Joaquino, el potosino y algunos otros más que no recuerdo.
Mi pariente, principal propulsora de unos grupos de choque femeninos que podrían proteger a los candidatos de la oposición, me sugirió otro apelativo: “¿Qué te parecería que nuestras luchadoras sociales se llamaran Burger Queen en Samuelín?”. Le manifesté mi oposición a tal nombre porque me pareció muy apetitoso y que los rudos alteños se las comerían y que deberíamos buscar un nombre para este grupo de choque femenino que pudiera proteger y defender a los candidatos opositores.
Mi tía se ha comprometido a instruir a unas 20 cholas cochabambinas que provisionalmente se llamarán las “Chichiolinas” que protegerán a los principales candidatos opositores. Algo es algo, hasta que la Corte Electoral no disponga de algo mucho más efectivo.
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