Se extravió niño colla

© by Paulovich

La Paz - Bolivia, Miércoles, 23 de septiembre de 2009

Anoche, los servicios de difusión de la Expocruz difundieron mediante altavoces la noticia del extravío de un niño colla de 82 años que vestía polera celeste y que apenas podía hablar, pues sólo alcanzaba a decir evo, teta, mas, voto y una frase en lengua quechua que decía más o menos así: Quichariliillaway vidita manus uachucani, piskoska, pajaroska, patapatamanta chulluscasqui, zapalloska, que los traductores de la feria cruceña no pudieron interpretar, seguramente por los defectos de pronunciación en que incurría aquel niño–viejo colla.

Los avisos que difundían los altavoces también comunicaban que el niño colla octogenario era huerfanito de padre y madre desde hace 60 años, por lo que quienes le buscaban eran sus atribulados hijos y nietos, sobre todo los más pequeños, quienes informaron que su abuelo está en poder de su mamadera y de todas las mamaderas de Santa Cruz.

Al escuchar las noticias que informaban acerca de mi extravío, mi tía Ubrelinda, quien en realidad se llama Urbelina, me quiso sacar de la Feria de Santa Cruz para evitar problemas de carácter judicial, pensando en que las autoridades podrían acusarla de un secuestro ya que la ley sanciona ese delito sin señalar exactamente la edad del plagiado, y lo mismo se puede secuestrar a una wawa de pocos meses que a un viejo de 82 pirulos, pero y me abracé a mi tía Ubrelinda y le rogué que no me sacara de la Expocruz, a lo que accedió siempre que le prometiera tener mis manos quietas, lo que juré besando una cruz que hice con mis dedos colocados en su pecho.

Del brazo de mi tía recorrimos muchos pabellones de la feria mientras los altavoces seguían difundiendo las noticias de mi extravío sin aclarar que mi extravío era mental, como había diagnosticado mi afamado psiquiatra de cabecera luego de comprobar un ataque surtido que sufrí en mi sesera al comenzar la primavera y enterarme de la inminente aparición del libro producido por varios escritores cubanos que lleva el título de Todos somos Evo, que me lesionó muchísimos meninges. Ésa es la razón de mi extravío mental, y por tanto no era completamente cierta la versión de que en la Expocruz se había extraviado un niño–viejo colla de 82 pirulos.

La Feria de Santa Cruz correspondiente a este año es la mejor demostración de que los cruceños trabajan con mayor inteligencia, fuerza y cohesión que el resto del país, y que el empuje de los empresarios cruceños y extranjeros en Santa Cruz es envidiable.

Mi tía Ubrelinda, al concluir nuestra visita a la Expocruz, adquirió los pasajes de retorno a La Paz, me entregó en manos de mi esposa hispanohablante y ambas llamaron a mi afamado psiquiatra para que me devolviera mi antigua salud mental, a lo que yo me opongo, pues las elecciones presidenciales se aproximan y eso será cosa de locos, donde recobraré mi lenguaje demencial y sólo podré decir mas-evo-teta-voto, quichillillaway vidita, etcétera.

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