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Un aporte a la democracia

PAULOVICH © 2009 by Paulovich

Mis tías sostienen que yo nací en una comunidad quechua situada entre las importantes poblaciones de Tiraque y Sacaba y que, por lo tanto, soy originario y merezco todos los beneficios sociales, económicos y políticos que concede el actual Gobierno a quienes tuvimos la suerte de ser aborígenes. Es por ello que siempre mantuve contactos y amistad con Kachilomanta, porque la sangre siempre llama a la sangre.

Hace unos días recibí una invitación de mis parientes y amigos kachilos pertenecientes a esa comunidad indígena que me reconoció siempre como uno de los suyos. Allí estuve y conocí a diferentes dirigentes indígenas, funcionarios rurales y agentes electorales del Movimiento Al Socialismo, participando en varias asambleas y ampliados sindicales.

Uno de estos hermanos campestres pronunció una conferencia acerca del tema “El voto comunitario: aporte a la democracia del siglo XXI”, que revolvió todos los pocos conocimientos filosóficos que me llegaron a través de Aristóteles, Santo Tomás de Aquino y Jacques Maritain.

Presa de un ataque surtido en mi pequeño cerebro, fui a buscar al conferencista y agente electoral del MAS para que me explicase su nueva teoría acerca del voto individual y del voto comunitario.

El ilustre expositor me dijo: “Mirá, hermanito, el neoliberalismo sostiene que cada persona en edad de votar llegue al recinto caminando y libre de influencias propagandísticas deposite su voto en el ánfora sin revelar por quién lo hizo”. Asentí con la cabeza que así se vota en la mayoría de las democracias del mundo.

Y aquí viene lo gordo: “En nuestra comunidad de Kachilomanta perfeccionaremos nuestra democracia mediante el voto comunitario, que consiste en votar en tojpa por un solo candidato, pues tojpa es sinónimo de ciudadanos agrupados, o también podríamos llamarla comparsa o fraternidad folklórica y política. Hay que votar abiertamente y sin secretos de ninguna clase porque para eso somos hermanos…”.

Sobre el procedimiento me dijo mi supuesto hermano comunitario: “Es más fácil que votar a la antigua pues la autoridad originaria nos lleva a todos bailando y hacemos una ronda en medio de la cual se encuentran las ánforas a la luz del día y sin secreteos depositamos nuestro voto ya marcado por la autoridad y llenamos las ánforas sin peleas, discrepancias ni rivalidades. Al concluir el acto electoral, la autoridad nos agasaja y nos felicita por haber cumplido con nuestra votación electoral comunitaria”.

Salí de la comunidad de Kachilomanta casi convencido del aporte maravilloso de mis hermanos aborígenes a la democracia mundial al proponernos ahora el voto comunitario en lugar del voto personal y secreto que resulta una antigualla retrógrada para los constructores del Socialismo del siglo XXI. Albricias y pelillos a la mar.

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