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Elecciones en El Alto



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Martes, 6 de abril de 2010

Como había prometido a mi esposa y a mi confesor, no visité la ciudad de El Alto durante los días de la Semana Santa para evitar todo contacto con los yatiris, que son sacerdotes del diablo y adoradores de la Pachamama, y con los clientes habituales del naiclú “Malena", en cuyas salas doy clases de tango a señoras y señoritas de la sociedad alteña.

Me costó mucho cumplir con esa promesa y así pude realizar un vida piadosa y de profundo recogimiento espiritual los cinco primeros días santos, pero al llegar el sábado comenzaron a picarme los pies al saber que el “Malena" abriría a medias sus puertas pese al auto de buen gobierno, un cacharro anticuado que debería desaparecer por ser una antigualla que no sirve para nada porque está comprobado que el trago ilustra, hace más inteligentes a los ciudadanos, esclarece el entendimiento, encrespa los cabellos y mejora la letra, haciendo a los ciudadanos más aptos para votar mejor y no como ovejas.

Como lo dije, el naiclú estaba entreabierto y un portero de librea controlaba el ingreso al local y había que pronunciar el santo y seña que me fue comunicado con anterioridad y que no era otro que decir con claridad y sigilo al oído del portero “Titirico a la Presidencia".

Así procedí y pude ingresar al local donde la cerveza, el chuflay, el cubata y el wiscacho eran servidos en tazas de porcelana para no despertar sospechas de los agentes policiales que ingresaban al local cada media hora. Demás está decir que algunos agentes policiales escrupulosos dudaban del contenido de nuestras tazas, y era menester hacerles probar de lo que cada uno de los parroquianos bebía, recurso que alegró a algunos guardias celosos del cumplimiento de la ley.

Allí conocí a varios amigos y colaboradores del señor Cocarico, quien reconoció su parentesco con mi amigo el yatiri Titirico; del primero me dijeron sus fans que ganaría las elecciones para Gobernador de La Paz porque Bolivia es un país cocalero, el presidente Evo es el dirigente máximo de los cocaleros y que su principal colaborador apellidaba Cocarico y que el ministro de la Presidencia apellida Coca.

Como la hora era muy avanzada y se hallaba prohibida la circulación de motorizados, me quedé a dormir en mi alojamiento, que está al lado del motel “Devórame otra vez", para votar el domingo muy temprano con el carnet de identidad que tengo a nombre de Paulino Huanca que obtuve en El Alto gracias al favor de un policía amigo y con perdón de la Corte Nacional Electoral.

Como ya pasaron las elecciones, les confieso que he votado por el señor Cocarico y por el señor Patana, los que salieron ganadores. Con el triunfo en las manos retorné a la ciudad de La Paz prometiendo retornar a El Alto, que es una ciudad mágica y que me tiene cautivado, pues vivo entre yatiris milagrosos y adivinas que me predicen todos los días que seré feliz en el amor y que tendré mucho dinero.

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