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Planes para comprar armamento



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 14 de julio de 2010

Después de mucho tiempo me llamó desde Berlín mi tía Clotilde von Karajan Quiroga, la única tía teutona-cochabambina que tengo y que sigue por la televisión europea los acontecimientos más importantes que ocurren en nuestro país, mientras nosotros aquí, en Bolivia, sólo nos enteramos de los hechos más anecdóticos, como los desarreglos estomacales de nuestro amado Presidente.

—¿Me comunica, por favog, con mi queguido sobrino Von Paulus Huanca?

— ¡A la orden, tía Von Karajan Quiroga!

—Pegdona, sobrino, que no te hubiega llamado este último mes, pues estuve muy ocupada alentando al equipo alemán en el campeonato mundial de fútbol en Sudáfrica, en vista de que no integvino en él el seleccionado cochabambino.

—Así es, tía Clothilde, y por eso España salió campeón mundial luciendo la camiseta del poderoso Wilstermann.

—Estoy muy preocupada, sobrino Von Paulus, pogque he gecibido folleteguía de una fábrica de agmamentos, segugamente clandestina, ofreciéndome agmamento bélico para Bolivia. ¿No quisiegas seg mi representante en Bolivia? Podrías convegtigte en rico.

—No, tía Clothilde, soy pacifista y en toda mi larga vida sólo he tenido una pistolita chiquita, aunque envíame algo de esa folletería, pues tengo conocimiento de que Bolivia anda en trámites para adquirir material bélico de Rusia, China, Corea del Norte e Irán, pero “al fío”.

—¿Qué quiegue decir “al fío”?

—¡Al fiado, pues, tía Von Karajan! ¿Te acuerdas de ese letrero que había en la tienda de esa chola gorda a la que llamábamos la “Pompacañón” y que decía: “Hoy no se fía, mañana sí; trampas afuera, menos aquí”?

—Sí, guecuerdo a la “Pompacañón”. Ahoga nuestro país quiegue endeudagse mucho más de lo que está comprando material bélico paga potenciag a las Fuegzas Agmadas, ¿no es así?

—Así parece, tía Clothilde. Lo ininteligible es que los trabajadores hubieran recibido un aumento salarial del 5 por ciento y que el Gobierno quiera prestarse muchos millones de dólares para adquirir armamento para las Fuerzas Armadas, ahora dedicadas a luchar contra los contrabandistas y no para resguardar nuestra integridad territorial.

—¡Qué bagbaguidad, sobrino! En la folleteguía que yo te mandagué hay tanques, ametralladogas modegnas y también helicóptegos para uso en tareas de paz y también de guerra.

—Todo esto quiere comprar nuestro Gobiegno y no estamos en guerra con nadie. ¿No servirían esas armas para mantenerse en el poder per sécula seculorum, amén?

—Todo podría ser, sobrino, en estos tiempos de confusión, sobegbia y ambición sin límites.

—No me preocupa tanto el armamento ruso o chino, lo que me inquieta es el armamento iraní o coreano.

—No seas malpensado, sobrino, que nada malo te podrá pasar, pogue ya cumpliste con tu debeg de avisag lo que se está negociando.

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