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Ya somos cinco honestos



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, sábado, 24 de julio de 2010

El alcalde de La Paz, señor Luis Revilla, ha replicado muy respetuosamente al presidente Evo Morales diciéndole que no es el único boliviano que trabaja honestamente y que él (Lucho) también lo hace de igual manera. Al conocer tal declaración, yo me encontraba en el naiclú “Malena”, local de sano esparcimiento donde se tratan los asuntos más importantes que interesan a nuestro país mucho más democráticamente que en la Asamblea Legislativa, donde dos tercios de honoratos legisladores sancionan las leyes levantando la mano, mientras que en el “Malena” las bailarinas levantan una pierna en señal de aprobación.

Pues bien, al enterarme de que el Alcalde de La Paz reconoció que en Bolivia existían dos personas que trabajan honestamente (el presidente Evo y el alcalde Lucho) abracé a mi comadre Macacha, le eché un vaso de cerveza en la cabeza y una libra de mixtura, mientras exclamaba, ebrio de colores:

“Albricias y pelillos a la mar porque los honestos en Bolivia somos tres: Evo, Lucho y Paulino Huanca, más conocido como Paul Anka en Estados Unidos y Canadá!”.
A continuación, la orquesta interpretó la música del cancán francés para que Macacha y yo bailáramos levantando nuestras piernas a la altura que lo hacían las bailarinas del “Malena”, que nada tenían que envidiar a las vedettes del Moulin Rouge de París.

Un ambiente de alegría y felicidad envolvió mágicamente al local al saber que en nuestro país habíamos tres ciudadanos que trabajamos honestamente: las autoridades mencionadas y este humilde profesor de música y canto que se gana la vida escribiendo, enseñando a bailar tango a señoras y señoritas de la sociedad alteña y gerentando su quiosco cerca de la Buenos Aires Avenue, donde ahora vendo mi curso por correspondencia Aprenda Aymara y Quechua con destino a ministros y altos funcionarios de nuestro Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico.

Pero la felicidad, cuando es sana dura poco y pronto apareció la envidia al enterarme de que sólo tres somos los trabajadores honestos en el país, reclamando también ese título los yatiris presentes en el local, representados por mis amigos los brujos andinos Calimán y Titirico, asesores en Política Exterior del canciller David Choquehuanca. Calimán dijo que a esa primera lista deberían agregarse los nombres suyos, con los que ya seríamos cinco los trabajadores honestos en Bolivia.

No me opuse a esa solicitud y pedí a las bailarinas que levantaran una pierna, mientras bailaban, en señal de aprobación, casi todas lo hicieron, menos una que levantó las dos y se cayó de poto.

Un ciudadano representante de la intelectualidad alteña propuso que a esa lista de cinco honestos trabajadores se agregara el nombre del alcalde de El Alto, el señor Patana, solicitud que fue negada en vista de su reciente posesión, pues sólo se acostumbra a robar y a recibir comisiones después de un año en el ejercicio de sus funciones.

Estoy feliz porque antes éramos tres los trabajadores honestos, ahora somos cinco. Algo es algo.

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