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La Paz - Bolivia, viernes, 3 de junio de 2011
Al conocer a través de la prensa que el ministro de Defensa de Chile, Andrés Allamand, advirtió a Bolivia de que sus Fuerzas Armadas harán respetar el Tratado de 1904, me puse a temblar, algo que siempre me sucede antes de marchar a una guerra. Sin embargo, me repuse inmediatamente y decidí ir a consultar previamente con la ministra de Defensa de Bolivia, la señora Chacón, para no incurrir en gastos innecesarios como nombramiento de una Madrina de Guerra, despedidas y confección de un uniforme a mi medida.
Pedí a mi transportadora oficial, mi comadre Macacha, que me condujera en mi motocicleta Harley Davidson hasta el Ministerio de Defensa, que está en la plaza Avaroa, tarea que cumplió con eficacia, aunque lamentó tener que quedarse en la puerta cuidando la moto, porque ella habría deseado acompañarme hasta el despacho de la Ministra.
Al ingresar al Ministerio, tres centinelas estaban jugando cartas y al verme dijo uno de ellos: “Quédese a jugar con nosotros porque justamente esperábamos a alguien para hacer un cuarteto y jugar un rummy canasta. Valientemente rechacé la invitación y el centinela llamó a un empleado para que me condujera hasta el despacho de la señora Chacón, ministra de Defensa de Bolivia.
Me acerqué para saludarla, cuadrándome ante ella y diciéndole en voz alta como gritan ahora los soldados ante su capitán general, Evo: “¡Patria o Muerte, venceremos!”, ella me miró suavemente y me contestó: “Buenos días, señor periodista, hágame el favor de sentarse y espéreme unos instantes, porque en este momento estoy concluyendo de tejer estos polkitos para obsequiarlos a un bebé recién nacido y es el primer hijito de una amiga mía…”. Sorprendido, tuve que esperar dos minutos hasta que la Ministra absolviera mis preguntas ante la inminencia de una guerra con Chile, lo cual me tenía angustiado. Al fin, la Ministra dejó a un lado los palillos y la lana, preguntándome en qué podría servirme.
Con vehemencia le respondí que había acudido a su despacho al conocer la advertencia de su colega chileno de utilizar a sus Fuerzas Armadas para hacer respetar el Tratado de Paz de 1904, a lo cual la Ministra sonrío y me pidió que no me preocupara, porque “guerra avisada no mata moros”, como reza el refrán.
Esta tranquilidad de la Ministra me inquietó y en tono algo áspero le pregunté si el presidente Evo le impartió instrucciones para la defensa de nuestro territorio, respondiendo la señora Chacón que no había recibido ninguna instrucción al respecto, tal vez por hallarse muy preocupado con la elección de candidatos a magistrados para la votación de octubre, pero del litigio con Chile acerca de nuestro derecho a retornar al mar, ni una palabra, tal vez porque nuestra Constitución dice que Bolivia es un país pacifista.
Al escuchar de que somos un país pacifista y, sin embargo, hemos perdido mitad del territorio en guerras, tranquilizó mi angustia y me despedí de la señora Ministra, enviando saludos al presidente Evo y a su canciller Choquehuanca, que anda comprando aviones, helicópteros, tanques y armas de fuego con un préstamo de la Santa Madre Rusia.
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