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Ampliado de sacristanes en Cochabamba



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 24 de noviembre de 2010

El último fin de semana estuve reunido con mis amigos los pensadores y filósofos greco–cochabambinos que componen el ateneo Pericles y que son dirigidos por mi amigo Aristóteles Giorgiadis Quiroga en el famoso Bar Comercio, donde estudiamos las ventajas para Bolivia si llegara a estallar la guerra contra los Estados Unidos y el Imperialismo norteamericano. Nuestro triunfo nos brindaría muchos beneficios y también nuevas obligaciones que publicaremos recién el próximo domingo en este periódico.

Luego de esa importante reunión, Macacha me dijo que deberíamos asistir a la Catedral para dar gracias a Dios por esa victoria que obtendríamos contra la primera potencia mundial, llevándome en mi motocicleta Hardley Davidson a la Catedral de Cochabamba para escuchar la homilía del arzobispo de la Diócesis, monseñor Solari, pastor de la Llajta y bautizado por las aguas del Tíber y del Rocha River.

Allí, un devoto cristiano que asistía a la Santa Eucaristía dominical me dijo al oído: “Le ruego, hermano católico, asistir al ampliado de sacristanes que se realizará después de la Santa Misa para organizar la defensa de la Iglesia Católica frente a los ataques del Socialismo katarista para distraer al pueblo en estos momentos de hambre y carestía”. Me di por enterado y comuniqué el mensaje a mi comadre Macacha, que es ferviente católica y forma parte de la guardia Suiza–Cochabamba, encargada de velar por la seguridad de las autoridades de la Iglesia Católica en Bolivia.

Ante la presencia de millares de sacristanes, monaguillos, apagavelas, campaneros y campanilleros acompañados de sus esposas o concubinas (porque habemos de todo en el viña del Señor) aplaudimos la homilía y declaraciones de monseñor Solari, evocamos la figura de monseñor Terrazas, Arzobispo de Santa Cruz y Cardenal Primado de Bolivia y agitamos nuestras campanillas en señal de fidelidad a nuestras autoridades eclesiásticas atacadas irreverentemente por pinches ministros de Estado, viceministros en pos de notoriedad y otros funcionarios subalternos que tuvieron el atrevimiento de atacar a la Santa Iglesia Católica fundada por nuestro Señor Jesucristo, quien designó primer Pontífice a su apóstol San Pedro.

Reafirmamos una vez más la parte que figura en nuestro Credo y que dice: “Creo en nuestra Santa Iglesia Católica, que es una, Santa, Católica y Apostólica, a lo cual agregamos que es una sociedad divina y humana a la cual la asiste el Espíritu Santo”.

La Iglesia Católica no fue fundada ayer, sino hace dos mil años pervive hasta hoy porque nuestro Señor Jesucristo anunció al fundarla que “las fuerzas del infierno no prevalecerán contra ella”.

Después de ese acto de fe cristiana me confesé ante un cura viejo y éste perdonó mis pecadillos dándome la absolución en nombre de Dios y me dio como penitencia que rezara tres avemarías por la salud de nuestros gobernantes, penitencia que cumplí para que mis pecadillos me fueran perdonados.

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