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Con muletas y rodeado de maletas



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ayer vino a casa a visitarme porque “me echaba mucho de menos” mi comadre Macacha, y se lanzó a mis brazos llorando a lágrima viva, sin poder explicarme el motivo de su copioso llanto porque apenas podía hablar, diciéndome entre balbuceos:

“Pobrecito, tan guapo que era, todas sus fans suspirábamos por él, pobre mi waway, tan lindo que bailaba la morenada, ay, ay, aaaaay…”.
Y yo sin saber lo que le había sucedido a mi comadre, ni el motivo de su llanto inconsolable.

Cuando me pareció que el llanto sobre mi hombro ya estaba de buen tamaño y que la humedad podría recrudecer mi dolor reumático clavicular mientras yo ignoraba el porqué de esas cataratas lacrimales, me atreví a decirle a Macacha: “Está bien que llores, comadre palomitay, pero al menos dime qué o quién es el causante de tus lágrimas más amargas que el olvido…”.

Le di unos tres vasos de agua calculando que sus lágrimas caídas podrían formar un volumen hídrico de la misma medida, le puse en las manos una tohalla de playa para que se secara el rostro, las orejas y el cuello que también fueron regados por el llanto de la cochabambina y al fin pudo contarme, aunque de forma entrecortada, la raíz de su honda y sincera tristeza:

“Es que acabo de verlo a nuestro presidente Evo con muletas, ay, ay, aaayyy; y eso ha abierto las compuertas de mis pupilas y de mis lacrimales, ay, ay, aaaayyyy, tan guapo que era cuando le echaba sus discursos en el Chapare, donde le conocí…”.
Tratando de consolar a mi comadre, a quien le debo tantas cosas, le dije: “Comprendo su pena, comadre Macacha, pero seguramente tendrá que usar muletas unos días, al cabo de los cuales podrá caminar sin ellas y volverá a gobernar a nuestro país sin muletas, y también volverá a viajar por el país y por el extranjero, y también podrá bailar nuevamente la morenada, el tinku y jugará nuevamente al fútbol”. Pero ella continuó desparramando lágrimas por mi living y entre sollozos me dijo:
“Que vuelva a jugar fútbol si es su antojo, y ahora mismo le pediré a la Virgen de Socavón que no le condene a mi querido Evo a jugar sólo tunkuña, o como dicen los argentinos, rayuela”.
Cuando pensé que ya había agotado las riquezas hídricas de sus pupilas le pregunté si ya se sentía más aliviada en su dolor, pero sus lágrimas reaparecieron al decirme que no sólo lloraba por haber visto a nuestro Presidente con muletas, sino porque lo había visto rodeado por malos colaboradores a los que tildó de “maletas” por no haber sabido prever esta crisis de alimentos, su escasez y la elevación de precios en los artículos de primera necesidad, y que es por culpa de esos “maletas”, ministros improvisados, que ahora el pueblo sufre echándole toda la culpa a nuestro Presidente.

Mi comadre Macacha volvió a llorar algunos litros más de lágrimas no sólo por las muletas que tendrá que usar temporalmente el Presidente del Estado, sino por los “maletas” que le rodean, nombrando a varios ministros y viceministros cuyos nombres no publico porque no soy ningún chismoso.

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