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Una hostilidad innecesaria



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, viernes, 17 de diciembre de 2010

El Gobierno del Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico (antes República de Bolivia) ha decidido negar la extensión de pasaportes diplomáticos al Cardenal Primado de Bolivia, monseñor Julio Terrazas, y a los arzobispos y obispos de la Iglesia Católica en un gesto de hostilidad y descortesía contra la Jerarquía Eclesiástica Católica que dirige espiritualmente a la gran mayoría del pueblo boliviano.

Disgustado por tal medida, me presté una fotografía del Ministro de Relaciones Exteriores y Culto de un yatiri que le asesora y la coloqué de cabeza prendiéndole una vela para lograr la conversión de los idólatras que adoran a las piedras y no a la verdadera Religión, que es la católica. Luego recé mis tres Avemarías y dormí como si no debiera un centavo a mi comadre.

Empecé a soñar en tecnicolor y me vi en el Santo Cielo jugando a los cowboys entre nubes de algodón y ángeles que me hacían cosquillas en las plantas de los pies con sus suaves alas mientras conversaba amablemente con mis parientes y amigos.

De pronto alguien me dijo: “Te cuento que acaba de morir el que fue Canciller del presidente Evo Morales en sus dos primeras presidencias… yo no recordaba su apellido, hasta que mi informante me dijo: ‘Un morenito que aconsejó el mate de coca para el desayuno de nuestros niños… uno que dijo que no leía libros y que sólo leía en los ojos de otros hombres… el David Choquehuanca, pues’”. Entonces me acerqué a la puerta del cielo que es mucho más grande que la puerta del Sol en Tiwanaku y vi al que fue ministro Choquehuanca hablando con San Pedro.

—Buenos días, señor San Pedrito, soy David Choquehuanca, he sido ministro de Relaciones Exteriores del Evo Morales.

—No me importa lo que hubieras sido, sino lo que has hecho cuando vivías.

—Aquí traigo periódicos, San Pedrito, he viajado por casi todos los países de la Tierra y he comido sentado a la mesa de muchos presidentes.

—Ésas son tonterías, al Cielo no se ingresa por esas banalidades sino por el amor que sentiste por Dios y por tus prójimos. ¿Has adorado a nuestro Dios verdadero, creador del Universo?

—No, San Pedrito, yo sólo he adorado a la Pachamama y a nuestro Padre, el Sol, a quien llamamos Inti.

— ¿Y a quién adorabas en días nublados, cuando no salía Sol?

—Sólo a la Pachamama, San Pedrito, aunque también he querido a las piedras, sobre todo a las piedras de sexo femenino porque son hermosas, sobre todo cuando están bien pulidas.

—Eres un tipo muy raro y no encuentro tu nombre en mis registros de idólatras… ¿Tienes algún documento que acredite tu identidad…?

—Sólo tengo este pasaporte diplomático que me ha servido para viajar gratis por casi todo el mundo…

—Ah, ya te recuerdo. Tú no entrarás en el Cielo, ni tus colegas ministros, ni tu Presidente, tampoco tu Vicepresidente…

(Quise ayudar a Choquehuanca pero ese momento desperté y no pude hacer nada por él).

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