Felicitación a Goldberg

© by Paulovich

La Paz - Bolivia, Miércoles, 28 de octubre de 2009

Cuando me enteré de que el presidente de Estados Unidos, señor Obama, había designado al señor Philip Goldberg secretario de Inteligencia del Departamento de Estado me dije: “Goldberg, Goldberg, me suena ese nombre como conocido”, hasta que mi mujer al escucharme me dio un sopapo en la oreja y me dijo: “No sólo te suena, sino podría sacarte la mugre porque es un Secretario de Inteligencia de los Estados Unidos”.

Con el sopapo ardiendo en mi oreja recordé de golpe que el señor Philip Goldberg había sido el último embajador de Estados Unidos en Bolivia, que había sido mi amigo y que había sido expulsado de Bolivia por una decisión personal del presidente Evo Morales.

Ese reconocimiento del presidente Obama a la inteligencia del diplomático norteamericano me llenó de alegría y me impulsó a dirigirme inmediatamente a la Cancillería de la República comandada por el señor Choquehuanca, también conocido como “el Canciller de piedra” a raíz de su descubrimiento acerca del sexo de las piedras, una de las cuales durmió conmigo en mi lecho conyugal durante el tiempo que mi esposa tuvo que ausentarse a España.

Naturalmente, el personal de nuestra Cancillería se encargó de impedir mi entrevista con el señor Choquehuanca porque alguien hizo correr la voz de que yo quería hablar con “Choquy” (como le llaman sus íntimos) para devolverle la piedra hembra que me había regalado para alegrar mi solterío eventual. Y no pude ver a “Choquy” para enviar una felicitación al señor Philip Goldberg por su designación en un cargo tan importante.

Al salir desolado de las oficinas del Ministerio de Relaciones Exteriores, una de las secretarias me dijo: “No se apene, don Paulino, hable usted con los asesores de ‘Choquy’, los yatiris Calimán y Titirico, para conseguir una felicitación de éste y del Gobierno boliviano al funcionario diplomático Goldberg, ex Embajador de Estados Unidos en Bolivia”.

Fui a buscar a los mencionados yatiris y los encontré en el naiclú Malena de la ciudad de El Alto. Al ver mi cara de contento me preguntaron el motivo y les hice conocer la noticia de la designación del señor Goldberg en el Departamento de Estado, nueva que les cayó como “pedrada en ojo de boticario”, como suele decir mi tía Encarna. Los brujos aymaras se negaron a aconsejar a nuestro canciller David Choquehuanca (“Choquy”) sobre una carta de felicitación a Goldberg, y Calimán sostuvo que la expulsión del embajador fue un acto inteligente por parte de nuestro Gobierno porque aquel gringo conspiraba contra el presidente Evo.

Quise persuadirles de que me parecía oportuna una felicitación al distinguido diplomático norteamericano pero no pude convencer a los yatiris.

Ante mi fracaso, tuve que enviar al señor Goldberg una felicitación personal que dice: Congratulations de Paulino Huanca.

Clic aqui para comentar