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La Paz - Bolivia, Viernes, 16 de octubre de 2009
Una información procedente de Cochabamba nos hace conocer que algunas autoridades nacionales y departamentales estarían considerando la posibilidad de prohibir el consumo de bebidas alcohólicas por la población del Rocha River durante la realización del encuentro presidencial de los países del Alba que se llevará a cabo en dicha capital, con el fin de dar una “buena impresión” a los ilustres habitantes.
Como no estoy invitado a esa reunión tan importante pero tampoco nadie me ha dicho que no vaya a Cochabamba, me trasladé a la bella capital de la intelectualidad boliviana para tramitar mi credencial de Periodista presentando ante los organizadores mi carnet de identidad Nº 2 —el primero se encuentra empeñado hace años en el Bar Chuma de la ciudad de La Paz por consumo de bebidas y comidas—, certificado de trabajo extendido por este periódico donde se hace constar que soy el periodista más viejo de la plantilla, permiso otorgado por mi esposa donde ella hace constar que llevamos 13.765 días de casados (con sus noches) y una recomendación de la señora Hillary Mamani, secretaria de Asuntos Especiales del presidente Evo, donde ella certifica que no soy terrorista y que no conocí ni por el forro al señor Rózsa (Q.E.P.D.).
Con tal documentación podré contar con el ingreso libre a las reuniones del Alba (Alianza Libertadora Bolivariana), menos a las privadísimas que sostendrán los presidentes de Venezuela, señor Hugo Chávez, y nuestro presidente Evo, lo cual no me preocupa mucho, como tampoco las declaraciones de algunos presidentes que ya manifestaron su opinión acerca de la llamada revolución socialista del siglo XXI.
Cumplido ese requisito de credenciales que son exigidas hasta en las reuniones más pinches, fui a conversar con mis amigos que asisten regularmente al Bar Social, los greco–cochabambinos a los que preside mi amigo el intelectual Aristóteles Giorgiadis Quiroga, para plantearles mi honda preocupación ante la posibilidad de que autoridades nacionales y prefecturales prohíban el consumo de bebidas alcohólicas (incluyendo la cerveza Taquiña) para la población cochabambina durante los días de la reunión presidencial del Alba para dar “buena impresión” a los distinguidos visitantes que han sido invitados.
Tal posibilidad preocupó a mis amigos grego–cochabambinos y resolvimos oponernos a cualquier medida de esa naturaleza porque nos pareció ridícula y superficial. En tono vibrante, el doctor Oloris Causa de la Universidad de Tiraque nos dijo: “Sabemos desde los tiempos de Atenas y Roma que la comida embrutece y el trago ilustra y preferimos que nuestros ilustres visitantes nos vean a los bolivianos y en especial a los cochabambinos tales como somos: pobres, jodidos, desilusionados, amenazados y no a través de desfiles con campesinos gordos, bien peinados y ricos que vendrán desde el Chapare. Hey dicho”. Seguiré informando.
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