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Hubo pavo y faltó Jesús



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Sábado, 26 de diciembre de 2009

Ayer salí por las calles de La Paz y El Alto para felicitar a las personas amigas con el clásico saludo “felicidades, hermanito, y feliz pascua de Navidad para ti y toda tu familia” y de paso lucir las corbatas que me habían regalado, la mejor se hallaba anudada alrededor de mi cuello, otra mostraba sus colores cual si fuera un pañuelo en el bolsillo superior de mi chaqueta y la más huachafa me sujetaba los pantalones en mi cintura, mi felicidad era exultante y le contaba a una chola amiga que había estrenado calzoncillos amarillos y que si no me creía se los mostraba detrás de una puerta de calle.

Pasado ese capítulo importante que es “la percha” charlé con casi todos de lo que fue el condumio navideño que para la mayoría de mis amigos cholos fue el más importante de todos pues muchas familias que viven en la Buenos Aires Avenue, las familias se reúnen en la Nochebuena no para rezar a Jesusito, sino para chupar, comer y también para bailar porque está comprobado que el meneo es bueno para la digestión pues actúa como “bajativo”, hermosa palabra que utilizan las birlochas para referirse a algunos licores post-ingesta.

Deseoso de intercambiar con mis lectores nuestros conocimientos gastronómicos más populares, me referiré en primer término a la famosa picana, apta solamente para estómagos muy sanos. Suele ser un plato póstumo para personas atacadas por males hepáticos, sobre todo cuando la picana excede en grasas y ajíes, que algunos cholos decimos “ajises”.

Con el nombre de “picana eléctrica” también funciona un sistema de tortura que utilizan habitualmente los más piadosos policías del país en sus interrogatorios a peligrosos delincuentes políticos y apolíticos. La “picana eléctrica suele lograr la confesión de cualquier delito aunque no hubieras delinquido ni conspirado contra el gobierno de turno”.

Volviendo a la gastronomía navideña, debo referirme al pavo trufado, manjar que es servido en mesas elegantes y ricas. Varios dirigentes de movimientos sociales de La Paz y El Alto me contaron haber comido pavo en la Nochebuena celebrando el nacimiento del Niño Dios y uno de ellos me confesó: “Anoche cenamos pavo, pero nos olvidamos del Niño Dios”.

Gran parte de la población celebró la Nochebuena cenando pollo, pues en la mayoría de las oficinas públicas se regala un pollo a cada uno de sus empleados y servidores. El pollo es el pavo de los pobres, así como el chuflay es la champaña de los que ganamos poco, sobre todo cuando al chuflay le agregas una media tableta de alkaseltzer.

Sin embargo, no todos cenaron en la Nochebuena, pues una piadosa señora me contó que reunió a su familia y todos se sirvieron una taza de chocolate con leche, acompañada de unos deliciosos buñuelos rociados con miel, un panetón casero y galletas navideñas, cerrando el cristiano festín con una torta de chocolate. Me olvidaba contarles que esa señora es una de mis tías que vive en Alemania y se llama Clothilde von Karajan Quiroga.

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