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Nació el Niño Dios



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Jueves, 24 de diciembre de 2009

Me acerqué al Niño Dios que se hallaba en el pesebre y lo primero que me sorprendió fue que no había una Guardia de Seguridad que me lo impidiera, pues junto a él sólo estaban María y José. Siguiendo mi costumbre, lo primero que dije fue una jaculatoria aprendida en mi infancia: “Jesús, José y María, protegedme noche y día”, sonriendo los tres. Un poco más lejos pastaban unas ovejitas blancas, una vaca y un burrito que rebuznó al verme, como diciendo “a ti te conozco”.

La Virgen María me dijo que podía levantar al Niño y tenerlo entre mis brazos, pero como soy muy torpe de manos preferí no hacerlo y comencé a entrevistarlo, cumpliendo la orden del Director del periódico.

—¿Cómo te sientes a las pocas horas de haber nacido en esta ciudad tan alta, has sentido que la altura te hubiera afectado en algo?

—Yo vengo del Cielo que está más alto aún.

—¿Y no sientes frío estando desnudito en el pesebre de mi casa y que fue armado y decorado con amor por mis nietos pequeños?

—No siento frío porque el corazón de los niños me comunica calor.

—Los niños de mi país cantan un villancico en estos días cuya letra dice: Este niño viejo cada año nace en su ch’iji-pampa, wistiqui, wistiqui… y saludan tu nacimiento con chullu-chullus, pajarillos y tamboriles.

—¡Qué costumbre tan bonita! La verdad es que yo soy tan viejo como el tiempo pero mi Padre Dios quiso que su divinidad se encarnase, tomase forma y figura de un Hombre y así nací yo en la Tierra hace más o menos 2.000 años.

—¿Y para qué te hiciste Hombre siendo Dios?

—Para enseñar a todos los hombres y mujeres que el Amor es el único camino que conduce a Dios a su salvación y hacia la Eternidad.

—¿Y por proponer a la Humanidad el camino del amor tú viniste a la Tierra con figura humana y sin dejar de ser Dios?

—Así es, Paulino Huanca. Y me gusta tu nombre porque viene de Paulo, un hombre que me amó mucho y vivió para que los hombres me conocieran mejor.

—¿Qué opinas sobre la situación política boliviana?

—Yo la sigo a través de mi Iglesia que es mi prolongación en la Historia y es por ello que te digo que sé que existe mucho odio en el país y mucha soberbia en los hombres que lo gobiernan, pues muchos se creen dioses y no son más que ídolos con pies de barro.

—Hablando de cosas entrañables, ¿sabes algo de mi mamitay, la ves alguna vez en el cielo?

—La veo siempre, al igual que a todas las almas buenas.

—Dale un beso en mi nombre cuando la veas porque ella fue la primera que me habló de ti y de tu madre santísima, aquí presente.

—Está bien, Paulino, pues siento que tengo hambre. Gracias por tu entrevista y por alojarme en tu casa.

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