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Guerra santa contra Coca-Cola


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia,viernes, 21 de enero de 2011

Un alto funcionario gubernamental anunció que “no le temblará la mano” para anular la licencia de funcionamiento a la empresa que produce la Coca-Cola en nuestro país, que elevó el precio del popular refresco. Conocida la animadversión que siente el presidente Evo Morales hacia la bebida norteamericana, no me parece lejana una guerra santa entre Bolivia y ese símbolo universal del capitalismo norteamericano.

Así se lo dije a mi comadre Macacha la otra tarde cuando sorbíamos un reconfortante vaso de mok’ochinchi, bebida popular que ella degusta diariamente porque, según dice, le hace recuerdo a mí por mok'o y por chinchi; su asociación de ideas no me hizo gracia, pero tuve que disimular intentando una sonrisa.

La guerra santa contra la Coca-Cola ya ha comenzado —me dijo la cochabambina—, pues las oficinas y la planta embotelladora ya fueron invadidas por los ejércitos fiscalizadores gubernamentales que en estos momentos revisan prolijamente sus documentos contables y legales en busca de cualquier irregularidad, lo cual no dejó de sorprendernos.

Macacha se encargó de abrirme los ojos cuando me dijo: “¿Es que usted, compadre, no se da cuenta de que el hermano Evo siempre quiere estar en guerra con alguien para desviar la atención del pueblo para que nos olvidemos de la crisis en la que vivimos y que la vida encarece más cada día…? Ahora inventarán sus asesores la guerra santa contra la Coca-Cola, símbolo del imperialismo norteamericano”.

Quedé maravillado por la perspicacia de mi comadre cochabambina y hasta llegué a pensar en que debería ser ella la columnista que escribe en los periódicos y yo convertirme en administrador de sus cuantiosos bienes materiales. Así se lo propuse, pero ella negó terminantemente esas posibilidades diciéndome: “No, compadre, mi platita la administraré yo solita y usted seguirá escribiendo sonseras en los periódicos”.

Volvimos a la guerra santa contra la Coca-Cola y Macacha me contó que se había carcajeado al saber que los inspectores gubernamentales estaban tratando de averiguar, entre otras cosas, la lista de los socios accionistas de la gigantesca empresa norteamericana, manifestándome que no sería raro que exigieran a la empresa embotelladora la fórmula secreta de la Coca-Cola para fabricar el producto en nuestro país.

Felizmente —me aseguró la cochabambina— esta guerra santa contra la Coca-Cola y el imperialismo norteamericano no será librada con ametralladoras ni con cañones, sino con armas pacíficas, contándome que se había enterado que un boliviano, imaginativo y audaz, se halla montando en El Alto una fábrica que elaborará un refresco con hojas de coca, que sustituiría a la Coca-Cola en caso de que el Gobierno suspendiera la licencia y la empresa embotelladora.

Macacha se asustó ante la posibilidad de “pichicatearnos” un poquito bebiendo inocentemente un refresquito para apagar nuestra sed.

Mientras tanto, Macacha seguirá tomando mok’ochinchi porque tiene sabor a mí.

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