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Ayunar también en Cuaresma


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia, jueves, 10 de marzo de 2011

Entre mis buenos propósitos cuaresmales, estaba el de ayunar algunos días en este periodo litúrgico cuando nos preparamos a la Semana Santa, pero está visto que en mi vida de perfeccionamiento espiritual se cumple aquello de “el hombre propone, Dios dispone y viene una chola cochabambina y lo descompone”.

Así sucedió cuando mi pariente espiritual y posiblemente también pariente de Satanás se presentó en mi domicilio y descargó de mi motocicleta Hardley Davidson tres canastas de alimentos recientemente adquiridos en el mercado Rodríguez, tan abundantes y variados que podrían alcanzar para dar de comer a 20 cochabambinos, ciudadanos calificados de buenos comensales.

Admirado de ver tal provisión de alimentos en el domicilio de un periodista, pregunté a mi comadre Macacha la razón de su prodigalidad, respondiendo la buena mujer:

“He comprado todas estas provisiones para darle un alegrón, pues con ellas prepararé un delicioso plato que se llame ‘puchero a la cochabambina’, pues yo sé que a usted le gusta mucho”,
poniéndose mis dientes más largos siendo postizos, cual corresponde a mi edad.

Me relamí de gusto al sólo imaginar frente a tal manjar criollo pero me sobrepuse de ayunar en este día cuaresmal, y así se lo dije a la generosa cholita cochabambina:

“Siento mucho, comadre Macacha, pero le cuento que ayer me propuse ayunar hoy y mañana y así se lo dije a Dios, recordando el ayuno de 40 días que Él hizo en el desierto”.
Mi comadre se puso muy seria, mi miró fijamente a los ojos, puso su mano en la cintura y me dijo airada y resentida:
“Está bien, compadre desagradecido, me marcho de su casa aurita mismo y cocinaré el puchero cochabambino para compartirlo con su amigo Jorgito Artieda que llegó de Santa Cruz y es más joven y simpático que usted”.
Entonces se juntaron en mi alma los celos y las ganas de comer mi añorado puchero cochabambino y poniéndome delante de mi motocicleta en la cual mi comadre ya estaba montada le dije con voz convincente:
“Pasará usted por encima de mi cadáver si intenta trasladar los ingredientes del puchero cochabambino invitando a uno de mis amigos”.
Ella apagó el motor, se apeó de la moto y llevó los productos a la cocina de mi casa.

La seguí y mientras ella manejaba diestramente el material culinario, yo le expliqué en la oreja las razones de mi ayuno, aunque le dije que los católicos en nuestro país ayunamos muchos días al año, no por la Cuaresma sino por la crisis, el aumento de precios en todos los artículos de la canasta familiar y el ridículo aumento de sueldos y salarios anunciado por el Ministerio de Trabajo.

Mi comadre escuchó complacida mi desistimiento de ayunar en esta Cuaresma y me consoló diciendo que Dios apreciará igualmente el levantamiento de mi ayuno.

El puchero cochabambino estuvo estupendo y Dios nos dijo desde el Cielo que el ayuno de los bolivianos en esta Cuaresma podrá ser dispensado ya que ayunamos en otras épocas el año.

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