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Ch’allemos todo el país


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 8 de marzo de 2011

Confieso en voz alta ante mis lectores que no soy devoto de la Pachamama, pero el Martes de Carnaval coqueteo con ella con permiso de la Autoridad Eclesiástica y contrato a un yatiri para que oficie una ceremonia pagana en mi casita, implorando a la deidad pagana su protección contra desastres naturales.

Cuando manifesté éste mi propósito de infidelidad religiosa a mi pariente espiritual la señora Macacha viuda de Racacha, ella me manifestó su aprobación con gran entusiasmo, contándome que desde su más tierna infancia había ch'allado sus propiedades, aunque ahora tal ceremonia le era más dificultosa porque su patrimonio se había multiplicado por cien, ya que poseía propiedades en Cochabamba, Chapare tropical, El Alto, La Asunta (Sud Yungas y Caranavi), mientras que sus buses y camiones llegaban a la docena de vehículos, a los que habría que agregar mi motocicleta Harley Davidson.

Rápidamente le aclaré que la motocicleta mencionada no era de su propiedad y que era más de acuerdo con los papeles que así lo acreditan, respondiendo la cholita cochabambina que “el vehículo, al igual que el marido, es de quien lo maneja, no de la que tiene los papeles”.

Para no discutir con mi comadre, le dije que deberíamos contratar un yatiri para que ch’allara mi casita de Obrajes y ella me dijo: “Es una tarea muy difícil porque hoy Martes de Ch'alla se celebra el Día del Yatiri y todos se encuentran muy ocupados realizando ceremonias en toda la ciudad de La Paz, sucediendo lo mismo en las otras ciudades y pueblos del país, hasta en Santa Cruz, donde el rito carnavalesco se ha popularizado”. La cholita cochabambina, preocupada por la dificultosa tarea de hallar un yatiri, me preguntó si yo sabía algo del ritual indígena, respondiéndole que yo sólo sabía echar mixtura por la casa, cruzarla de serpentinas multicolores, encender cuetillos (o cohetillos) y tirar buscapiques bajo las polleras de las cholas, ignorando la liturgia de las palabras.

Mi comadre insistió en la presencia de un yatiri para que pronunciara una oración a la Pachamama en uno de los 32 idiomas oficiales nativos que reconoce la sabia Constitución y que, por lo tanto, era imprescindible un yatiri para la ch'alla.

De pronto, Macacha saltó de gozo y gritó: “¡Eureka, Eureka, albricias, porque ya encontré la solución: vamos al Ministerio de Relaciones Exteriores y allí encontraremos a centenares de yatiris que estarán celebrando su Día del Yatiri junto a su maestro y patrono, nuestro canciller David Choquehuanca!”.

Y volvió con un yatiri auténtico, quien nos manifestó modestamente ser asesor del canciller Choquehuanca y no le creímos. Sin embargo, nos aseguró ser pariente del yatiri Wayruru, actualmente en la República Islámica de Irán.

Pedimos al yatiri que ch'allara mi casita y así lo hizo, insistiendo mi comadre Macacha que también bendijera mi alcoba conyugal, ceremonia que se realizó.

Luego nos dirigimos a ch'allar las casas y vehículos de propiedad de la cochabambina, con lo que quedamos felices y contentos.

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