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El aniversario del MAS


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 29 de marzo de 2011

Mi amigo el yatiri Wayruru me invitó a celebrar el 16º aniversario de fundación del Movimiento Al Socialismo en la población de Sacaba, capital del Chapare, y que rehusé cortésmente aduciendo que me encuentro viviendo intensamente la Cuaresma, y que para mí los socialistas son la encarnación del demonio, con excepción de Filemón, que fue uno de los fundadores y no estaría en Sacaba.

El yatiri me insistió utilizando el argumento de mi oficio de periodista que me permite entrar al fuego y no quemarme, entrar al agua y no mojarme y entrar al “Malena” y no pagar, lo cual me hizo titubear aunque le dije que no asistiría a Sacaba por miedo a ser agredido por agentes del ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, a quienes les han dicho que sé muchas cosas acerca del narcotráfico y del famoso general Sanabria, actualmente en Miami.

Wayruru me aseguró que tales agentes no me tocarían un pelo, y en ese momento entró en escena mi comadre Macacha, quien me dijo: “Nadie le tocará un pelo en Sacaba, compadre, porque usted irá conmigo y yo le protegeré con mi cuerpo, y primero tendrán que cortarme mis pichicas (léase trenzas) antes que tocarle uno sólo de sus pelos blancos y ensortijados”.

Todo ese diálogo se produjo en Cochabamba, donde el día sábado asistí a la reunión semanal en el Bar Comercio (el Barco) donde se realizó un foro–debate muy interesante bajo el título general de “La adolescencia en las personas y en los partidos”, evento en el cual escuché decir a un cochabambino inteligente que “los adolescentes a los 16 años no saben lo que quieren, no saben dónde van y se creen bellos e inteligentes”. Luego de escuchar esa frase, la anoté en mi libreta y le dije a mi comadre: “Esta frase la utilizaré como mía en alguno de mis próximos artículos”.

Lo cierto es que mi prudente comadre me puso un poncho rojo, un lluch’u multicolor en la cabeza, una bolsa de coca sobre los hombros y me llevó en mi motocicleta Hardley Davidson hasta la capital de la provincia Chapare, donde funcionan las seis federaciones cocaleras del Trópico de Cochabamba que siguen siendo lideradas por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales.

Allí, ocultándome tras el estupendo físico de mi comadre cochabambina, vi a la santa familia del socialismo katarista: Evo, Álvaro y Choquehuanca; cuando el presidente Evo se quejó porque algunos ministros suyos no levantaban el brazo izquierdo con el puño cerrado, yo levanté el puño izquierdo de mi comadre Macacha y mi puño derecho porque no soy ningún “pasa-pasa”.

El acto fue interesante y me gustó mucho el discurso del canciller Choquehuanca porque demostró mayor amplitud de miras que el propio Presidente, que en los últimos tiempos está muy malhumorado, no sé si porque la crisis se agrava, o porque nuestras relaciones con Chile le preocupan, o porque tiene que utilizar un “burrito” para caminar.

Cuando concluyó el acto en el campo deportivo de Sacaba, Macacha me protegió bajo su manta mientras yo me agarraba fuertemente de sus polleras.

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