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Alarmante cifra de feminicidios


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miércoles, 30 de marzo de 2011

La otra mañana se presentó en mi casa mi comadre Macacha con una expresión preocupada y me preguntó de sopetón si antes de convertirse en mi pariente espiritual yo había matado a alguna de mis esposas o enamoradas. Su pregunta me dejó estupefacto y al cabo de varios instantes tuve que aclararle que antes y después de conocerla sólo tengo una mujer que vive actualmente en España. La cochabambina me miró fijamente y dando un hondo suspiro me dijo: “Creo en lo que dice, compadre, porque usted no mata ni una mosca”.

La invité a desayunar conmigo y le pregunté por qué me había hecho semejante interrogación, respondiéndome la cholita que había leído en un periódico que en estos tres meses del año en curso se habían cometido 22 casos de feminicidios, lo cual la alarmó, como a muchas mujeres del país.

Cuando puse una taza de café en su delante, vi que no lo probaba y le dije afectuosamente que se sirviera, pero ella me contestó: “Primero sírvase usted, compadre, yo lo haré después, no vaya a ser que usted quiera librarse de mí y despacharme a la eternidad para no pagarme la plata que me debe”.

Comprendí que la noticia periodística la había impresionado sobremanera y le dije sonriendo que nadie intentaría envenenar a una comadre tan guapa y generosa como ella. No me agradeció el piropazo y apenas probó el café que tan cariñosamente le había invitado.

Luego nos pusimos a conversar, aunque noté que mi comadre me seguía mirando con desconfianza, hasta que me pidió que le explicara cómo algunos hombres perversos podían matar a la mujer que amaban, y traté de explicarle que una causal muy frecuente eran los celos que el hombre enamorado siente por la mujer a la que ama apasionadamente, como dice la letra de una cueca famosa: Tengo celos de la brisa, tengo celos del viento, celos-morena-de tu sonrisa y hasta de tu pensamiento, celos del blando sillón donde tu cuerpo reposa y de la rosa-morena que engalana tu balcón…

Al concluir de recitarle esos versos, mi comadre se levantó bruscamente del blando sillón donde su cuerpo reposaba y sacando un cuchillo de cocina que guardaba bajo sus polleras me dijo: “Usted me quiere matar, compadre, y yo no permitiré que se convierta en un feminicida más…”.

Le expliqué tranquilamente que nunca fui un uxoricida y que tampoco maté a ninguna de mis enamoradas, pues a lo máximo que llegué con ellas fue a emborracharlas, a tal punto que alguno de mis amigos me llamó Flytox que emborrachaba a las mosquitas, pero nunca las mataba, pero mi comadre se hallaba enajenada por la noticia y hasta llegó a pensar que yo podría ser un feminicida, no por estar enamorado, ni sentir celos y temor de perder a una comadre tan guapa y generosa, sino un vulgar feminicida que podría matarla para no devolver la plata que me prestó en los últimos dos años.

La despedí en la puerta de calle y mientras encendía el motor de mi motocicleta, miró varias veces hacia atrás para comprobar que no la estaba apuntando con mi pistolita calibre 22.

El aniversario del MAS


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, martes, 29 de marzo de 2011

Mi amigo el yatiri Wayruru me invitó a celebrar el 16º aniversario de fundación del Movimiento Al Socialismo en la población de Sacaba, capital del Chapare, y que rehusé cortésmente aduciendo que me encuentro viviendo intensamente la Cuaresma, y que para mí los socialistas son la encarnación del demonio, con excepción de Filemón, que fue uno de los fundadores y no estaría en Sacaba.

El yatiri me insistió utilizando el argumento de mi oficio de periodista que me permite entrar al fuego y no quemarme, entrar al agua y no mojarme y entrar al “Malena” y no pagar, lo cual me hizo titubear aunque le dije que no asistiría a Sacaba por miedo a ser agredido por agentes del ministro de Gobierno, Sacha Llorenti, a quienes les han dicho que sé muchas cosas acerca del narcotráfico y del famoso general Sanabria, actualmente en Miami.

Wayruru me aseguró que tales agentes no me tocarían un pelo, y en ese momento entró en escena mi comadre Macacha, quien me dijo: “Nadie le tocará un pelo en Sacaba, compadre, porque usted irá conmigo y yo le protegeré con mi cuerpo, y primero tendrán que cortarme mis pichicas (léase trenzas) antes que tocarle uno sólo de sus pelos blancos y ensortijados”.

Todo ese diálogo se produjo en Cochabamba, donde el día sábado asistí a la reunión semanal en el Bar Comercio (el Barco) donde se realizó un foro–debate muy interesante bajo el título general de “La adolescencia en las personas y en los partidos”, evento en el cual escuché decir a un cochabambino inteligente que “los adolescentes a los 16 años no saben lo que quieren, no saben dónde van y se creen bellos e inteligentes”. Luego de escuchar esa frase, la anoté en mi libreta y le dije a mi comadre: “Esta frase la utilizaré como mía en alguno de mis próximos artículos”.

Lo cierto es que mi prudente comadre me puso un poncho rojo, un lluch’u multicolor en la cabeza, una bolsa de coca sobre los hombros y me llevó en mi motocicleta Hardley Davidson hasta la capital de la provincia Chapare, donde funcionan las seis federaciones cocaleras del Trópico de Cochabamba que siguen siendo lideradas por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales.

Allí, ocultándome tras el estupendo físico de mi comadre cochabambina, vi a la santa familia del socialismo katarista: Evo, Álvaro y Choquehuanca; cuando el presidente Evo se quejó porque algunos ministros suyos no levantaban el brazo izquierdo con el puño cerrado, yo levanté el puño izquierdo de mi comadre Macacha y mi puño derecho porque no soy ningún “pasa-pasa”.

El acto fue interesante y me gustó mucho el discurso del canciller Choquehuanca porque demostró mayor amplitud de miras que el propio Presidente, que en los últimos tiempos está muy malhumorado, no sé si porque la crisis se agrava, o porque nuestras relaciones con Chile le preocupan, o porque tiene que utilizar un “burrito” para caminar.

Cuando concluyó el acto en el campo deportivo de Sacaba, Macacha me protegió bajo su manta mientras yo me agarraba fuertemente de sus polleras.

Iremos a los tribunales


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, domingo, 27 de marzo de 2011

Cuando conocí el sorpresivo anuncio del presidente Evo de que Bolivia acudiría a tribunales internacionales de justicia para resolver nuestras controversias con Chile por un retorno soberano al Pacífico, pensé en dirigirme inmediatamente a Cochabamba para consultar el peliagudo asunto a los pensadores internacionalistas y sabios abogados que abundan en esa ciudad privilegiada.

Sin embargo, ese inteligente propósito fue desbaratado por mi comadre Macacha, quien había resuelto asistir ayer a un cabildo en la plaza Antofagasta al que asistirían prestigiosos abogados que están desocupados y ofician de vendedores ambulantes y taxistas, la cholita me convenció cuando me dijo que después del cabildo se realizaría una verbena popular en la que podríamos bailar celebrando anticipadamente el triunfo boliviano en cualquier tribunal internacional de justicia.

En el mencionado lugar me encontré con un abogado natural de Achacachi, quien me pidió una opinión acerca de la decisión presidencial, respondiéndole que ella obedecía a una vieja enfermedad de los bolivianos y que fue diagnosticada hace cerca de un siglo por el insigne sociólogo Alcides Arguedas: la pleitomanía, mal que sufrimos los bolivianos y que nos impulsa a llenar los tribunales en busca de justicia sin encontrarla casi nunca.

El viejo abogado estuvo a punto de darme la razón, pero en ese momento comenzó el cabildo convocado para apoyar la decisión de nuestro presidente Evo y un orador habló para ofrecer sus servicios a la Cancillería manifestando que él jamás había perdido un juicio y que él conseguiría mandar a la cárcel al senador chileno, señor Larraín, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. La promesa fue premiada con aplausos por el pueblo enfervorizado de patriotismo marítimo.

Pregunté a mi comadre Macacha su opinión sobre el provinciano orador, y la cholita cochabambina me dijo: “¡Qué macho ese doctorcito!”, ojalá fuera contratado por la Cancillería para defender nuestros derechos marítimos ante el Tribunal Internacional de La Haiga.

Quise corregir a mi comadre para que no volviera a decir La Haiga en vez de La Haya, pero otro aspirante a defensor de nuestra causa marítima empezó a hablar del señor Haiga de la Torre, fundador del APRA, uno de los más grandes partidos del Perú. Entonces preferí callar lamentando la falta de diplomáticos de carrera en nuestra Cancillería y de abogados expertos en Derecho Internacional para plantear ante un tribunal internacional la causa marítima boliviana. La culminación de ese acto constituyó la intervención del yatiri Wayruru, que manifestó ser asesor honorario del canciller Choquehuanca, quien le había solicitado que alistara un pronto viaje a La Haya para k'oar la sede del Tribunal Internacional y ver la manera de embrujar a los miembros de ese famoso Tribunal mediante la ingestión de mejunjes o pócimas embrujadas que al final lograrían que nuestro país recuperase su condición marítima.

Menos mal que todo concluyó con una verbena, y Macacha me cantó en la oreja: verde, verde, verbenita/ por qué no has venido a verme/ cómo los primeros días/ no hallabas modo de verme…”, y así, bailando, soñamos con La Haiga.

El Día del Planeta


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, sábado, 26 de marzo de 2011

Aunque algunas personas sostienen que yo vivo siempre en la luna, ayer fui invitado a celebrar el Día del Planeta al considerar mis amigos que el “Viernes de soltero” es una institución planetaria apta para lunáticos satelitales, pues alguna vez sostuve que en cuestiones de amor hay que cuidarse siempre de algún amigo satelital.

Tal vez por ésa y otras razones, mis amigos alteños decidieron celebrar en la víspera el día del Planeta en el Naiclú “Malena”, situado en las proximidades de Ciudad Satélite, importante enclave de la urbe alteña, la cual se prepara para recibir un crédito de 15 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo con el aval del mich’a ministro de Economía, Luis Arce Catacora.

Los amplios salones del “Malena” fueron decorados con imágenes del planeta Tierra y con gráficos que ilustraban con cifras el deterioro planetario causado por el desmesurado afán industrial, no sólo de los países capitalistas, sino de otros llamados socialistas, como China, Corea del Norte y Bolivia, actualmente empeñada en la industrialización petrolera y minera.

Preocupado por la salud del planeta, pregunté a los yatiris organizadores del evento por la ausencia de datos y cifras acerca del daño ecológico que causan no sólo las plantaciones de coca, que aumentan en el territorio boliviano, sino la utilización de sustancias químicas para la fabricación de la cocaína que luego son vertidas en nuestros campos y ríos.

El yatiri Calimán, con todo respeto, me pidió que no jodiera el homenaje al planeta Tierra con preguntas y reclamos indiscretos, por lo que preferí callar. Otro de los organizadores dijo un discurso en homenaje a nuestro presidente Evo, a quien llamó “Presidente planetario” no sólo por su permanente discurso en defensa del planeta Tierra en foros nacionales y mundiales, en los cuales denunció a las potencias industriales, capitalistas e imperialistas, sino por ser uno de los mandatarios más interesados en visitar todos los países del mundo en su poderosa máquina aérea. El orador procedió a descubrir una gigante fotografía del gobernante luciendo un traje de astronauta. Todos aplaudimos el justo homenaje a nuestro Presidente planetario.

A continuación, los organizadores de la fiesta anunciaron que se realizaría un ensayo del apagón que se hará hoy a las 9 de la noche en muchos países del Planeta y también en las ciudades de Bolivia, apagón que durará 60 minutos.

Todas las luces del “Malena” fueron apagadas y las tinieblas reinaron en el local durante varios minutos, hasta que en medio de la oscuridad se escuchó el grito de una cholita que decía: “¡Auxilio, auxilio, me están metiendo mano!”, repitiéndose otros gritos de socorro pidiendo ayuda, porque algunos delincuentes se habían dedicado a robar carteras y bolsos de indefensas señoras que nada pudieron hacer por defender sus cuerpos y sus pertenencias.

Tuvieron que encender las luces, pero los rateros ya habían huido del local llevándose muchos calzones femeninos y buenas sumas de dinero.

Ese pequeño incidente no consiguió que la fiesta en homenaje al Día del Planeta continuara hasta que las velas no ardan.

¿Planta nuclear en Bolivia?


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, viernes, 25 de marzo de 2011

Estoy verdaderamente decepcionado de mi desempeño periodístico, pues recién me entero de que nuestro presidente Evo, cuando visitó Irán, había conversado con el Presidente de ese país sobre la posibilidad de instalar una planta nuclear en Bolivia, aprovechando la experiencia nuclear del hermano país musulmán. ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo recién sepamos los bolivianos de esa hermosa posibilidad…? Es que soy un despistado y frívolo periodista que sólo piensa en cholas, sin sospechar que nuestros gobernantes viven en otro mundo mucho más adelantado que el mío.

No se crea tampoco que supe de esa noticia por propia investigación, sino porque el mismo presidente Evo fue quien declaró acerca de ese hermoso plan con el Presidente de Irán, sobre cuya realización ahora sentía dudas después de los desastres ocurridos en tres plantas nucleares del Japón.

En busca de un personaje que conociera a nuestro Presidente y pudiera aconsejarle para que Evo no desistiera de la construcción y funcionamiento de una planta nuclear, solamente pude encontrar al yatiri Wayruru que es experto en la fabricación de petardos, cohetillos y buscapiques, rogándole que hablara con nuestro gobernante para que no desistiera de sus planes nucleares ya iniciados en su visita a Teherán, capital de la República Islámica de Irán. Wayruru comprendió mi entusiasmo por una o más plantas nucleares para producir energía nuclear en nuestro país y tal vez una que otra bomba nuclear, o poderosos misiles con cabeza nuclear que podrían imponer mayor respeto a nuestra amada Bolivia por parte de alguna potencia capitalista como Estados Unidos, Chile o Perú.

Wayruru se comprometió a hablar con nuestro Presidente, con el ministro Coca y con el gobernador de La Paz, señor Cocarico, y se sintió entusiasmado cuando le dije que él podría ser el primer director de Energía Nuclear en nuestro Estado Plurinacional Multicolor y Folklórico.

Entusiasmados ante la posibilidad de construir una planta nuclear en Bolivia, Wayruru me preguntó dónde podría ser construida la planta, sugiriéndole que fuera Cochabamba, porque sólo allí Wayruru podría encontrar 20 o 50 técnicos nucleares que ahora están sin trabajo, luego de haberse graduado como técnicos nucleares en Alemania, Estados Unidos, Rusia, Irán e Israel, y que fabrican cocaína particularmente, sin que nadie los moleste desde que la DEA fue expulsada de Bolivia.

El imaginario Wayruru, futuro director de Energía Nuclear en Bolivia, me sugirió instalar otra planta nuclear en el altiplano para no despertar envidias contra Cochabamba. En cordial conversación, convinimos en que él sugeriría al presidente Evo la construcción de otra planta en Achacachi, población revolucionaria, sede de los “ponchos rojos”, y una tercera planta nuclear en Oruro y que se llamaría Planta Nuclear San José en homenaje al club orureño del mismo nombre, del cual es hincha el afamado yatiri Wayruru.

Ojalá que Evo no desista de su proyecto nuclear para nuestro país y que Wayruru pueda contagiarle su entusiasmo e imaginación. ç

La importancia de Shakira


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, jueves, 24 de marzo de 2011

Cuando le comuniqué a mi comadre Macacha mi decisión de ir en avión a Santa Cruz para gozar del espectáculo que brindaría la artista colombiana Shakira, ella largó su jeta y no me contestó nada, pero a los pocos minutos se puso al frente mío y poniendo las manos en su cintura, me preguntó desafiante: “¿Y qué tiene esa tal Shakira que no tenga yo...?”.

Conservando mi serenidad, respondí a la cholita cochabambina que aún no lo sabía porque sería la primera vez que vería y escucharía a la cantante, ya que vivimos encerrados entre montañas a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, donde sólo nos visitan raros personajes importantes y artistas famosos.

Visiblemente fastidiada, mi comadre me preguntó si tenía el suficiente dinero para ir a Santa Cruz, teniendo en cuenta un pasaje aéreo de ida y vuelta, alojamiento en Los Tajibos, que es mi hotel preferido; ingreso al espectáculo, que costaría unos 200 dólares; además de comidas y transporte y otros gastos imprevistos. Ante un planteamiento tan concreto, no tuve más remedio que decirle con aires de dignidad que tenía el dinero suficiente para esos gastos y muchos más con tal de ver a Shakira que era y es mi ídolo.

Allí se puso a llorar y entre sollozos me dijo que yo era ingrato y miserable porque nunca había gastado con ella tanto dinero y que jamás le había confesado antes que yo tenía ese ídolo colombiano. Llevada de su amargura me dijo: “Está bien, compadre, váyase para ver a esa tal Shakira y ojalá no se tope usted con el argentino De la Rúa, y con los españoles, el tenista Nadal y el futbolista catalán Piqué, que son diez veces más guapos que usted”. Como temí perder a mi comadre, me acerqué a ella para tratar de hacerle una caricia, pero ella me rechazó airada y me dijo con energía: “¡No me toque usted, compadre, y vaya a acariciar a esa tal Shakira que lo tiene enloquecido!”.

Insistí en hacerle comprender la tristeza y frustración que vivimos muchísimos bolivianos al vivir en este encierro andino donde no nos visita nadie de importancia como el presidente Obama que visita Brasil y luego Chile, volando por encima de nuestro territorio sin siquiera decirnos desde su avión: “Saludos a los bolivianos”. Nunca vino un Premio Nobel de la Paz, con excepción de Rigoberta Menchú, leyenda comunista que se mueve en Bolivia como Pepa por su casa. Vivimos aislados y mirándonos las caras y sospechando de toda cara blanca que llega por casualidad.

Continué desgranando mi amargura ante la comadre Macacha y le fui explicando que muchos de nuestros paisanos son solitarios y taciturnos, que hablamos poco y en voz muy baja. Entonces, mirando a alrededor, terminamos por creer que todo lo que dice nuestro presidente Evo es genial y todos estamos convencidos de que el vicepresidente Álvaro es un sabio y también acabamos creyendo que las piernas de cualquier flaquita son las columnas de Hércules.

Hasta que llega Shakira y nos enloquece con sus caderas y su cintura. Al final le dije: “Comadre, vamos a Santa Cruz para ver y oír a Shakira. Yo corro con la cuenta. Yo pago todo”. ç

Si tuviéramos mar


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miércoles, 23 de marzo de 2011

Como hago todos los años, cuando llega el 23 de marzo, día en que recordamos la muerte heroica de Eduardo Avaroa, la noche de la víspera tomo un somnífero para no caer en la tentación de asistir a manifestaciones bullangueras, desfiles militares y escuchar discursos presidenciales o ministeriales. De esa manera, duermo y sueño.

Mis sueños anuales son casi siempre diferentes, aunque todos se realizan en aguas del mar Pacífico recuperadas para Bolivia tras arduas e inteligentes negociaciones que en mis sueños las había realizado nuestro canciller David Choquehuanca, entregando a Chile el departamento de Cochabamba y su riqueza cocalera.

Al conocer esa sabia negociación, mi comadre había llorado muchos días y sólo pude consolarla cuando la convencí de que nos habíamos liberado de la hoja ignominiosa y de la cocaína y al mismo tiempo habíamos recuperado nuestra condición marítima al poseer un corredor marítimo, aunque sin soberanía plena, mientras Chile era dueño de nuestra preciada riqueza cocalera, aunque sin soberanía en la ciudad de Cochabamba, a ambas márgenes del famoso río Rocha que seguirían llamándose la Llajta y el Rocha River.

Como las realidades oníricas no siempre coinciden con los escenarios conscientes, Macacha y yo nos encontrábamos en el puerto boliviano de New Evo, al que reconocimos inmediatamente por la profusión de banderas tricolores y wiphalas, junto a miles de afiches publicitarios con lemas que decían “Bolivia cambia, Evo cumple”.

Una inteligente disposición de nuestras autoridades había ordenado el traslado de eminentes cochabambinos hacia el puerto New Evo para que éstos pudieran irradiar sus conocimientos y su cultura al entorno chileno que rodeaba a nuestra zona portuaria.

Casi todos los cochabambinos transmigrados al puerto boliviano conocían a mi comadre Macacha y algunos —los más viejos— me conocían y habían leído algunas de mis obras, así que recibimos muchas pruebas de amistad y afecto que se tradujeron en invitaciones a comer sajta de pollo, sajta de conejo, sillpanchus, laping, picantes y otros deliciosos platos que registra la culinaria cochabambina y que empezaron a conquistar los paladares de los chilenos.

En las playas de New Evo había cholitas cochabambinas y paceñas vendiendo en sus puestos sándwiches de chola, chicharrones y anticuchos.

Al pasear por la playa invité a mi comadre Macacha a bañarnos en el mar, pero ella rehusó sumergirse en las aguas del Pacífico aduciendo que son muy frías y que tenía miedo de algún tsunami. Tanto le insistí que al final lo hizo sin despojarse de sus polleras, ni de su manta, ni de su sombrero; al poco tiempo otras cholitas paceñas, orureñas y potosinas convirtieron al Pacífico en un mar de cholas.

Cuando quisimos volver a nuestro hotel, no pudimos porque un paro de transportistas nos lo impidió y cuando quisimos volver a pie, otro paro de marineros bolivianos sin trabajo nos bloqueó el camino. Soñé muchas cosas más en el Día del Mar, pero prefiero no contarlas.

Bolivia y Libia, una consonancia


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, martes, 22 de marzo de 2011

Cuando se produce un conflicto internacional, no me queda más remedio que acudir a mis amigos yatiris (brujos andinos) para enterarme de la dimensión de aquél y su relación con Bolivia, pues los yatiris son más cercanos al ministro de Relaciones Exteriores, señor David Choquehuanca, que este periodista especialista en cholas.

Es por ello que el último fin de semana me vi obligado a dirigirme al naiclú Malena, en la ciudad de El Alto, con la seguridad de encontrar allí a mis amigos Wayruru, Calimán y Titirico (pariente del gobernador de La Paz, señor Cocarico) para conversar con ellos acerca de Bolivia y Libia, y de nuestra posición acerca del conflicto cuyo desenlace es aún imprevisible. Cuando les comuniqué mi deseo de consultar con ellos sobre el conflicto en Libia, Wayruru, que es el más listo de los tres, me dijo: “Una cosa es chupar y otra cosa es trabajar, y como buen profesional te digo que toda consulta es pagada y asuntos tan serios como el que te preocupa no pueden ser tratados en un boliche como el Malena, sino en el consultorio de Asuntos Políticos y Sentimentales que está aquí a la vueltita, al lado del motel Devórame otra vez”.

Ante un requerimiento tan serio y profesional, acepté la condición de los yatiris y nos dirigimos a su consultorio, no pudiendo evitar cuando pasábamos por el motel Devórame otra vez reconocer algunos automóviles de varios amigos míos que presumen de virtuosos en varios cafés de San Miguel, Calacoto. Al llegar al consultorio de Adivinación Política y Sentimental de los yatiris, había un letrero enorme que decía: “Toda consulta se paga por anticipado” y cancelé a una cholita que hacía de secretaria la suma de 100 dólares, sin que ella me diera recibo alguno.

Expuesta mi preocupación por Libia frente a la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU y de la participación de las Fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, los yatiris comenzaron a consultar con la coca, utilizando sus conocimientos profesionales. Al concluir, tomó la palabra Wayruru para decirme: “Dicen las hojas sagradas de la coca que Libia y Bolivia no sólo son una consonancia, sino que somos hermanos, como de la República Islámica de Irán, de la isla comunista de Cuba, del país bolivariano y socialista de Venezuela y la potencia centroamericana de Nicaragua y de algunas otras naciones que son más serias…”.

Calimán me dijo después de su lectura de las hojas sagradas de la coca: “Acabo de leer que el señor Gadafi y su país fueron los primeros en reconocer las virtudes que adornan a nuestro presidente y líder de los cocaleros del Chapare, señor Evo Morales, y le concedieron hace varios años un premio de 50.000 dólares, y por lo tanto debemos apoyar al líder libio Gadafi”.

El yatiri Titirico me dijo: “Bolivia y Libia somos países hermanos y en esta hora difícil para Gadafi, Bolivia debería ofrecerle asilo político en caso de ser doblegado por las Naciones Unidas y las fuerzas de la OTAN. Eso dice la coca”.

De esa manera, a la boliviana, consultando a yatiris, hoy conozco algo sobre el conflicto en Libia.

La primera rodilla del país


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, domingo, 20 de marzo de 2011

Me encontraba recorriendo arrodillado las 14 estaciones del vía crucis, acto piadoso de la Cuaresma, cuando irrumpió en el Templo de la Exaltación de la Parroquia de Obrajes mi comadre Macacha, quien me levantó tomándome de los cabellos para sentarme en un banco y me dijo con espanto:

“Cuide usted sus rodillas, compadre, y suspenda su vía crucis, para que no le pase lo mismo que a nuestro presidente Evo…”.
A continuación y sin respetar a los padres pasionistas que conducen la parroquia, me tendió en un banco, me frotó mis t’usus con agua bendita, acarició mis rodillas y las untó con una pomada que ella misma había fabricado y me las vendó cariñosamente. Ya en la calle hizo parar un radiotaxi, me tendió en el asiento trasero y le dijo al conductor:
“Sígame porque yo iré por delante conduciendo la motocicleta Harley Davidson del caballero”.
Cuando llegamos a mi casa, ella me levantó en sus brazos y me condujo hasta mi lecho conyugal para que reposara. Luego me contó la desgracia del presidente Evo que dejará de trabajar en el Palacio durante dos semanas por sufrir una inflamación en su rodilla izquierda a causa del intenso trabajo intelectual y físico que desarrolla en el ejercicio de sus funciones.

Agradecí las atenciones que me brindó la buena cholita cochabambina y le di la mala noticia de que yo no podría permanecer en la cama, porque viajaríamos a Cochabamba donde se realizaría hoy un foro-debate sobre “La salud del Presidente y la importancia de su rodilla en el Desarrollo de la Revolución Socialista Boliviana”. Pese al título tan largo del foro, nos trasladamos a la capital científica y cultural de Bolivia en mi motocicleta, conducida por ella en un nuevo raid bautizado con el nombre de “Polleras al Viento para desinflamar rodillas”.

Eminentes científicos y médicos vallunos expusieron sus conocimientos acerca de la rodilla, intercambiando opiniones con intelectuales y pensadores greco–cochabambinos dirigidos por mi amigo Aristóteles Giorgiadis Quiroga, no faltando curanderos quechuas que también ofrecieron sus servicios para curar al presidente Evo. Sin embargo, la mayoría de éstos afirmó que el mal del Presidente no era grave ni peligrosa para la continuidad de la revolución boliviana, calificada por un famoso periodista colombiano como una marcha hacia el socialismo del siglo XV, o sea antes del Descubrimiento de América.

El foro–debate realizado en los salones del Bar Comercio (El Barco) tuvo mucho brillo, aunque no faltó un cochala despistado que se refirió a la rodilla presidencial como un pretexto utilizable por sus enemigos políticos que se refugian en algunos movimientos sociales para avanzar en sus posiciones y exigir al Presidente un mejor Gobierno con el concurso de compañeros cuyas rodillas no sufren de mal alguno.

El encuentro científico de Cochabamba fue todo un éxito y casi todos se fueron a comer, menos yo, que me dirigí a la Catedral a concluir de rezar el vía crucis que Macacha interrumpió hace unos días.

Un santo carpintero


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, sábado, 19 de marzo de 2011

Anoche se realizó una gran fiesta en homenaje a los padres en el naiclú “Malena” de la ciudad de El Alto a la cual asistí en compañía de mi comadre Macacha, de quien no soy su padre, sino solamente su compadre, parentesco espiritual respetado religiosamente por ambas partes, aunque a veces yo la llamo mamitay cuando me da buenos consejos y me presta dinero para ayudarme a subsistir en esta crisis de la cual no se enteran algunos gobernantes.

En la puerta del “Malena” había un letrero que decía “Prohibido el ingreso a todos los malos padres que no pagan pensiones para el mantenimiento de sus hijos menores de edad”, y junto al letrero colgaban varias páginas con listas de esos malos padres, que habían sido proporcionadas por la Radio Deseo, dirigida por esa valiente mujer que se llama María Galindo.

Vi que en esa larga lista figuraban importantes hombres públicos, ciudadanos de diversa actividad y algunos amigos míos cuyo nombre no revelo por el momento.

Para ingresar a la fiesta había que presentar a un inspector el certificado de nacimiento de sus hijos, o al menos uno de ellos, para evitar el ingreso de impostores y coladores.

También se controló el ingreso de las damas acompañantes, y Macacha tuvo que mostrar una carta poder de mi esposa donde le encarga velar, proteger y colaborar económicamente a su esposo, que soy yo, mientras ella se encontrase en España.

Sin embargo, del control tan estricto encontré a muchísimos coladores que olvidan sus sagrados deberes de paternidad y derrochan su dinero mientras sus hijitos famélicos y malnutridos trabajan en lo que pueden junto a sus heroicas mamacitas. Señalo a esos malavidas porque me sorprendió ver anoche en el “Malena” a los yatiris Calimán, Titirico y Wayruru, a quienes les torcí mi cara para no saludarles.

Antes de iniciarse el baile en homenaje a los buenos padres que todavía habemos, fui obligado a dirigir unas breves palabras refiriéndome a la singular figura de San José, un carpintero que acatando la voluntad de Dios desempeñó el papel de padre de Jesús de Nazaret en forma silenciosa, sin jactarse nunca de tener un hijo macanudo y perfecto, como fue nuestro redentor. Calladito sacó a su familia a Egipto burlando a Herodes, volviéndola después a Judea. Este humilde carpintero realizó cumplidamente su obra sin hacer declaraciones a los evangelistas, que eran los periodistas de entonces, y no ofreció nunca conferencias de prensa. Fue callado y cumplió la obra que Dios le había encargado en contraposición a nuestros carpinteros de ahora, cuando casi todos son fallutos.

Al final brindé por todos los padres que también son callados y cumplen en silencio sus deberes paternales, sin gritos ni alharacas.

Después de aquel acto vino la fiesta, pero su descripción interesa a muy pocos lectores.

No siempre nos dicen padre


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, viernes, 18 de marzo de 2011

Mañana se celebra en nuestro país el Día del Padre en homenaje a San José, que fue un santo varón que nunca fue padre, aunque actuó como tal durante la vida de Jesús, según los relatos evangélicos. Al saber que mañana es mi día, me puse contento porque sé que recibiré algunos regalos de mis descendientes, quienes casi siempre me obsequian calzoncillos de diferentes colores y modelos, muchos de los cuales no he llegado a estrenarlos, pues también utilizo para obsequiarlos a otros amigos de mi edad que también son padres.

Al pensar en la paternidad y conversando con algunos amigos que también comparten las vicisitudes de esa noble y sacrificada misión aunque no tan dolorosa como la maternal, anoté algunas de las principales acepciones que son usadas en nuestro país, donde muy pocos vástagos llaman padre a su padre como lo hacen los españoles.

Uno de los términos más usados es el de “viejo”, que nos llegó de la Argentina y se popularizó mucho por una canción cuyo autor y principal intérprete es un señor llamado Piero, que canta a su progenitor con versos que dicen viejo, mi querido viejo, ahora ya caminas lento como perdonando al viento… letra que ahora me cae mejor que cuando la escuché por primera vez y no perdonaba al viento ni a nadie. De todas maneras, el término de “viejo” para referirse al padre continúa en plena vigencia y la utilizan muchos de nuestros jóvenes.

El término de “Tata” es utilizado por nuestra población indígena que habla aymara en forma coloquial y el español como idioma para comerciar sus productos o comprar vehículos y ascender en la política actual. “No se oye, tata”, le dice un joven aymara a su padre cuando aquel le insta a no ser wist’u vida. “Papacito” es un término que utilizan nuestras hijas como expresión de amor y ternura hacia ese ser incomprendido por propios y extraños a tal punto que cuando se refieren al padre, hablan del “perro de tu padre”, queriendo significar —probablemente— que el padre es un perro callejero que cuando llega a casa se arrima cariñosamente a todos y mueve su colita en señal de felicidad y cariño.

Sin embargo, algunas jovencitas suelen exclamar: “¡Papacito!” o “¡Papazo!” cuando pasa a su vera un hombre guapo y atlético que tiene además unos ojos chaskañawis de mirar profundo.

Suelo conmoverme ante la palabra papituy, que suele ser utilizada por las cholas cochabambinas y algunas orureñas en momentos de cariño y felicidad.

Daddy es una expresión que llegó de Estados Unidos a Cochabamba y también a Churubamba. Es agradable al oído, también al corazón, y ha llegado a mi conocimiento que algunas jovencitas muy bien aprovechadas en la Escuela de la Laif utilizan el término de Daddy como sinónimo de un viejo del cual hay que enamorarse para aprovecharse de su dinero. Es que hay de todo en la viña del Señor.

Por último, debo señalar que mi comadre Macacha no me dice padre ni papacituy, sino que me llama respetuosamente “Compadre”, que es un parentesco espiritual, aunque cuando se pone local me dice: “Matame papito, matame,¿ por qué eres tan así…?”.

Bolivia es indestructible


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, jueves, 17 de marzo de 2011

Alarmada por los desastres naturales que castigan al país, mi tía Restituta viuda de Batistuta, virtuosa cochabambina que reside hace 40 años en Estocolmo (Suecia), me llamó por teléfono para anunciarme el envío de una remesa en coronas suecas, una carpa sin agujeros para dormir en ella con mi familia y algunos kilos de bacalao noruego para alimentarnos. Ésta es la parte publicable de nuestro diálogo.

—Aló, sobrino Paulovich, hablas con tu tía Resty viuda de Batistuta, ¿te acuerdas de mí?

—¡Tía Restituta, noble viuda de un guerrero que murió lleno de honor, claro que me acuerdo de ti!, tú eres la culpable de que en Cochabamba algunos atrevidos me sigan gritando en la calle: “ahí va un sobrino de Restituta…”

—Es que mis paisanos siempre me calumniaron por culpa de mi nombre y por eso tuve que emigrar a Suecia y vivir en Estocolmo, donde soy muy feliz, gerentando mi empresa “Nabos escandinavos”. Ahora te he llamado porque supe a través de la televisión europea que sucedieron muchos desastres naturales en Bolivia y por eso te estoy mandando una remesa en coronas suecas, una carpa nuevita para que vivas en ella con tus wawachas y unos kilos de bacalao noruego; todo eso te mando con unos cochabambinos ricos que vienen y van a Bolivia con hermosos buses marca Volvo…

—Gracias tiitay Restituta, pero toda esa donación deberían entregar los cochabambinos a las autoridades encargadas del control y reparto de las donaciones nacionales y extranjeras.

—Es que mis paisanos que te entregarán mi donación me han dicho que no tienen confianza en nuestras autoridades…

—Algo sabrán esos cochalitas porque ya tienen experiencia desde el terremoto de Aiquile, donde las donaciones beneficiaron a otros.

—Dime, sobrino, ¿crees que con tantos desastres naturales y otros desastres humanos que nos castigan, nuestro país podrá recuperarse algún día?

—Claro que sí, tía Restituta, es que usted no sabe la clase de dirigentes políticos que tenemos actualmente, porque ellos son más jóvenes que usted…

—¡Qué pena no conocerlos por vivir yo tan lejos! ¿Son jóvenes, son guapos, son musculosos…?

—Son como a usted le gustarían, pero por encima de todo, son inteligentes y sobre todo elocuentes. Le cuento que sobre todo hay uno que se llama García Linera, que resuelve todos los problemas cuando se dirige a nosotros, al pueblo. Como ha leído cerca de treinta mil libros, hace trizas a sus enemigos con pocas palabras y resuelve con sabias palabras todas las situaciones. Es fantástico, es genial, yo no sé cómo hasta ahora no lo contrata la Unión Europea o alguna de las grandes potencias mundiales como China o Rusia para que este cochabambino genial solucione sus problemas más difíciles.

—Ay, sobrino Paulovich, qué alegría me das al saber que tenemos en Bolivia hombres tan geniales que no encuentro en Suecia. Así nuestra Bolivia no desaparecerá jamás.

Un yatiri calenturiento


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miércoles, 16 de marzo de 2011

Desde hace tiempo vengo sosteniendo que nuestra política internacional es manejada por yatiris y así nuestro país marcha de tumbo en tumbo, creciendo mi alarma cuando ayer vino hacia mí el yatiri Wayruru para decirme con voz destemplada y rostro desencajado:

“Ahora nos toca expulsar de Bolivia a USAID, al igual que hicimos con la DEA, organismo norteamericano que lucha contra el tráfico de drogas”.
Al ver que el sujeto transpiraba copiosamente y que su cuerpo temblaba, dije al yatiri:
“Siéntate, hermanito, porque creo que eres víctima de extrañas calenturas. Esta aspirina aliviará tus fiebres y podrás explicarme mejor tus broncas contra la DEA y USAID”.
Como Wayruru es cabezón, se tragó cinco aspirinas de un solo jauk'e y trató de explicarme las razones de su fobia contra los mencionados organismos norteamericanos.

De manera entrecortada y desordenada me dijo que fue la DEA la culpable de la captura en Panamá del general de Policía Sanabria y de su actual juzgamiento en Miami, lo cual compromete a nuestro Gobierno, pues el referido ciudadano era un alto funcionario del Ministerio de Gobierno.

Le advertí suavemente que la DEA ya había sido expulsada por nuestro Gobierno hace varios años, pero el afiebrado yatiri me respondió:

“Es verdad que la DEA ya no está en el país, pero los bolivianos somos lo suficientemente machos, organizados y eficientes para acabar con los narcotraficantes nacionales y extranjeros…”.
Seguro de que los hechos no confirmaban las aseveraciones del calenturiento Wayruru, le dije para su tranquilidad:
“No se preocupe Wayrurito, porque la DEA no volverá a Bolivia mientras seamos gobernados por nuestro presidente Evo, como lo ratificó en una vibrante declaración vertida luego del apresamiento y juzgamiento en Panamá y Estados Unidos, respectivamente”.
Ya algo más tranquilo, me confesó que temía mucho acerca de lo que pudiera verter el general de Policía Sanabria dentro del juicio que le siguen en Miami, diciéndole que no se preocupara porque la esposa del general había sacado de las dependencias del Ministerio de Gobierno papeles y documentos muy importantes, lo cual volvió a aumentar las calenturas del yatiri Wayruru, quien me acusó de ser agente del imperialismo norteamericano, ex agente de la DEA y actual empleado de USAID (Bolivia). Como yo también soy calentón, le exigí que comprobara tales aseveraciones, respondiendo el yatiri que los brujos andinos adivinan las cosas pero no cuentan con documentos.

Luego nos tranquilizamos y le pregunté si en verdad era asesor en política internacional de nuestro canciller Choquehuanca, respondiendo:

“No soy asesor oficial, pero suele llamarme a su despacho para consultarme sobre asuntos importantes y es por ello que te puedo anunciar que expulsaremos a USAID como expulsamos al embajador Goldberg, a la DEA que lucha contra el narcotráfico, si alguien se atreve a decir que Bolivia no es eficaz en nuestra lucha contra los narcotraficantes”.

Nuevo Comandante de Policía


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, martes, 15 de marzo de 2011

Después de un Carnaval glorioso durante el cual me divertí como enano (midiendo 1 metro 61 centímetros y siendo más alto que Napoleón) volví a la cruda realidad y me dije:

“¿Y ahora qué vas a hacer, de dónde sacarás plata para pagar la deuda con tu comadre?”, respondiéndome: “Ya estará apareciendo la plata y nadie podrá quitarme lo bailao”.
A primera hora de ayer lunes tocó el timbre de mi casa la mencionada prestamista y me dijo:
“Yo también lamento que hubieran terminado los carnavales y es por ello que ahora me tendrás que acompañar a la Policía”.
Alarmado, le repliqué que yo no había cometido ningún delito durante las fiestas, que no me había emborrachado, que no había tratado de seducir a ninguna señora, chola ni birlocha, que no había proferido insultos contra los gobernantes, por lo cual no encontraba motivo para comparecer ante la Policía.

La buena cochabambina me dijo en la oreja que yo era un mentiroso, pues había cometido todos los pecados y delitos de los que ahora me negaba, pero ella me los perdonaba y que ahora quería conducirme a la Policía no como delincuente, sino para saludar al nuevo Comandante de la Policía Boliviana recientemente posesionado en el Palacio de Gobierno por el presidente Evo.

Al verme entre la carabina y la pared, dije a mi comadre que no me gustaban esos actos de besamanos a las autoridades recién posesionadas, respondiendo ella:

“Ay, compadre, usted siempre tan coxuáter, con esa conducta nunca llegará a nada y seguirá siendo un periodista pobre. Hay que ser amigo de las autoridades principales del país y mucho más de alguien que ha sido designado como Comandante General de la Policía…”.
Traté de sacar el poto a la jeringa y dije a la bien intencionada de mi pariente espiritual:
“Es que sabe usted, comadre, les tengo mucho miedo a los policías y siempre he sido más amigo de los perseguidos por la justicia, aunque éstos fueran ‘monreros’, ‘descuidistas’ o ‘albertos’…”.
La cholita cochabambina insistió en llevarme a saludar al nuevo Comandante y me dijo que, hasta donde ella sabía, el Coronel de referencia era un gran tipo, pero me seguí resistiendo y le dije:
“Ay, no siempre, comadrita, le cuento que yo soy amigo del general Sanabria actualmente detenido y enjuiciado en Miami por narcotráfico, y me parecía un gran tipo, y ya ve usted en qué líos andaba metido en ese maldito negocio de las drogas… es por eso que prefiero no ir a saludar al nuevo Comandante”.
Como último argumento, mi comadre Macacha me dijo: “Tanta confianza le tiene el presidente Evo, que le ha dado un plazo de 90 días para que el nuevo Comandante erradique la corrupción de la institución policial”, a lo cual yo me atreví a calificar como misión imposible.

Mi comadre concluyó con nuestro diálogo y se fue al Comando General de la Policía para cumplimentar al coronel Farfán, pidiéndole que hiciera conocer al nuevo jefe que yo iría a saludarle personalmente dentro de 90 días.

Tentaciones modernas de Satanás


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, domingo, 13 de marzo de 2011

Después de vencer las groseras tentaciones que me propuso Satanás el sábado de tentación utilizando como anzuelo a mi virtuosa comadre Macacha, decidimos celebrar la victoria en Cochabamba asistiendo a otro importante foro-debate organizado por el ateneo Pericles, que preside el insigne pensador Aristóteles Giorgiadis Quiroga, amigo greco-cochabambino descendiente del director técnico de fútbol el griego Dan Giorgiadis, que actuó en el Bolívar hace varias décadas, y de una noble cochabambina de apellido Quiroga.

Viajamos a la ciudad del Rocha River en mi motocicleta Harley Davidson conducida por mi pariente espiritual, bautizando al raid “Polleras al Viento contra las Tentaciones” en vista de que el evento al que asistiríamos debatiría acerca de “Las modernas tentaciones del Diablo a los bolivianos”, sugestivo título que me llamó la atención en vista de que yo sé que el Diablo utiliza diferentes tentaciones y de acuerdo con el momento histórico que vive una comunidad de almas cristianas.

Llegamos al distinguido escenario del foro-debate, que no fue otro que las instalaciones del histórico Bar Comercio, donde se reúnen diariamente los más conspicuos representantes de la intelectualidad cochabambina y también intelectuales de provincias como Quillacollo, Tarata, Mizque (Aiquile), Capinota, Tiraque y Sacaba. A nuestra llegada fuimos saludados por mi amigo Aristóteles Giorgiadis Quiroga, quien subrayó el hecho de nuestra participación en el foro cuando podíamos haber preferido optar por la festividad folclórica del Corso de corsos.

Llegamos cuando un pensador de Quillacollo enseñaba a los asistentes que Satanás tentó a los bolivianos durante muchos años mostrándoles la importancia de ingresar al Colegio Militar porque éste era la plataforma más segura para llegar a ser Presidente de la República, tentación que hoy no le sirve para nada porque vivimos tiempos distintos. En su exposición, el intelectual quillacolleño mencionó la argucia satánica de tentar a las almas de los bolivianos con la tentadora oferta de ser Presidente de la Comibol, donde todos los que la ejercieron salieron muy ricos, con excepción de don Manuel Barrau.

Después de ese expositor, usó de la palabra otro estudioso cochabambino quien nos dijo en síntesis que la tentación más exitosa para el Diablo de nuestros tiempos es la de incitarlos a parecerse al actual presidente Evo Morales y ser así amo y señor de la vida y hacienda de todos los bolivianos. Esta afirmación la habría dicho el mismo Diablo en el último Carnaval de Oruro.

El mismo Diablo habría dicho que en la actualidad ha convencido a centenares y hasta a millares de seguidores del presidente Evo de que cada uno de ellos podría dirigir nuestro país igual o mejor que el líder cocalero, y que entre las almas que ganó el Diablo hay senadores, diputados, gobernadores, alcaldes, dirigentes sindicales, etc., todos amigos y conmilitones del Presidente.

Al final, vino un curita de Calacala y nos roció con cerveza Taquiña bendita para vencer las tentaciones diabólicas antiguas y modernas.

El diablo nunca duerme


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, sábado, 12 de marzo de 2011

Cuando supe que hoy es Sábado de Tentación, me santigüé tres veces, bebí medio litro de agua bendita y me dije: “El diablo nunca duerme”, y me hice el propósito de no ver a mi comadre Macacha y tampoco pensar en ella, porque tenemos itinerarios espirituales diferentes y a veces contradictorios.

Como medida preventiva, cerré mi casa por dentro, aseguré todas las ventanas, bajé las persianas y alisté medio turril de agua bendita para defenderme del diablo, quien seguramente me visitaría como lo hace todos los años en esta fecha cuando visita a las almas virtuosas con el fin de perderlas eternamente.

Cuando llegué a mi escritorio para colocar un crucifijo cerca de mi máquina de escribir y así poder defenderme mejor del diablo, sentí la voz cantarina de mi comadre Macacha, quien trató de acercarse a mí con la aviesa intención de darme un casto beso en la mejilla, algo que no le permití, pues, retrocediendo y con mi brazo extendido, puse entre los dos mi crucifijo de mano y exclamé con la fuerza que da la virtud: “¡Vade retro Satanás!”, pero como la chola cochabambina no sabe latín, echó a reír y me contestó: “Qué le pasa, compadre, ahora me llama Satanás y cuando viene hasta mí para prestarle plata, soy su comadrita adorada y la cholita más hermosa que llegó de Cochabamba…”.

Guardé mi crucifijo y desarmado al verla tan guapa, le pregunté cómo había ingresado en mi casa si todas las puertas estaban cerradas con llave, y cerrojos y ventanas se hallaban asegurados con clavos.

Con voz tranquila y serena, mi pariente espiritual me explicó que había tocado el timbre y le abrió la puerta principal un señor muy simpático con bigotes parecidos a los de Charles Bronson y que lucía una chompa roja de fina lana australiana, y que la invitó a pasar diciéndole que me encontraría en mi escritorio. Entonces caí en cuenta de que el diablo estaba en mi casa y que otra vez había venido a tentarme, utilizando como anzuelo a mi virtuosa comadre. Sin embargo, el astuto diablo no apareció aún ante mí para tentarme en forma personal.

Sin embargo, advertí un brillo extraño en los ojos de Macacha y una mirada algo maliciosa y más penetrante que de costumbre, cuando me dijo con voz fingida, ronca y romántica: “Qué va a hacer esta noche, compadre, cuando las estrellas nos dicen con extraños fulgores que hoy es Sábado de Tentación...?”.

Entonces reconocí que el astuto diablo me estaba hablando a través de los labios y el tono de mi comadre Macacha y cerrando los ojos recé tres avemarías para alejar de mí la tentación diabólica, pero comprendiendo que la carne es flaca, me dije: “Yo resisto todo, absolutamente todo, menos las tentaciones”, y me dirigí resueltamente hacia mi comadre y le dije con mi mejor voz de varón: “Comadre Macacha, esta noche será nuestra y te invito a bailar en el naiclú Malena que debe estar romántico este Sábado de Tentación”.

Mi comadre Macacha me rechazó porque no se sentía bien y le dolía la barriga, así que ella se fue a su casa y yo me quedé a dormir en la mía, no sin antes decirle al diablo: “Otra vez te ganó mi Ángel de la Guarda”.

Abstinencia de carne


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, viernes, 11 de marzo de 2011

La abstinencia de carne durante los viernes de Cuaresma es cumplida por la mayor parte de nuestra población católica, unas veces por acatamiento de la norma eclesiástica y otras porque el precio del producto no está al alcance de algunos sectores pobres de nuestra población que asiste a las ceremonias cuaresmales mostrando figuras magras en contraposición a las estampas gordas y brillosas de los carniceros, también llamados “mañazos”.

En el Catecismo del padre Ripalda donde inicié el aprendizaje de mi imperfecta formación teológica, aprendí que “tres son los enemigos del alma: Mundo, Demonio y Carne”, sin alcanzar a comprender durante mi niñez cuando también me enseñaron que debería vivir en este mundo, a vivir entre amigos endemoniados y a gustar de “un lomo montado con dos huevos y papas fritas”, plato genial y contundente al que un día rebauticé con el nombre científico de lomo sapiens.

En las postrimerías de mi vida conocí a una cholita cochabambina que sabe mucho más que yo acerca del mundo, el demonio, la carne, y por eso ella posee mucho dinero, es inteligente y es guapa, de tez lozana y cumple sin haberse puesto a pensar demasiado acerca de los enemigos del alma que son tres: Mundo, Demonio y Carne.

Al hablar ayer, luego de habernos regocijado con un plato de “puchero cochabambino” que ella preparó en mi casa, me dijo: “Mañana que es viernes de Cuaresma se chupará usted los dedos luego de saborear varios platos que le invitaré de acuerdo con mi menú que le he llamado “Abstinencia de carne para mi compadre carnívoro”. Presintiendo que en el menú podrían aparecer un chupín de camarones, unas conchitas a la parmesana, un pulpo a la gallega, unos calamares rebozados, tragando saliva al recordar el sabor de esos frutos de mar, dije a mi comadre: “No prepare esos platos de mariscos porque son muy caros y usted sabe que mi economía no anda muy bien y que mis deudas con usted han subido al doble…”.

Mi comadre sonrió ante mi prematura observación y me dijo: “Yo soy la que invita y usted, compadre, es mi invitado; yo soy la que cocina, usted es el periodista que sufre para cumplir con la abstinencia de carne en viernes de Cuaresma. Así que no hable ‘yemadas’ y ponga la mesa”. Coloqué en la mesa una botella de vino de Rin llamado “Leche de la mujer amada” que no es una maravilla, pero está bien para mi comadre que es cholita y es, además amadita, como solía decir mi amigo Chalito Santos. Y poco a poco comimos las maravillas preparadas por mi pariente espiritual. Primero: papas a la huancaína con queso fresco y huevos duros. Segundo: chupe de camaroncillos. Tercero: humintas a la olla. Cuarto: humintas al horno. Quinto: ajicito de papalizas, aderezado con charque. Sexto: trucha a la mantequilla. Séptimo: arroz con leche.

Después del postre, mi comadre alzó su copa de vino blanco “Leche de la mujer amada” y dijo: “Brindo por mi compadre en este viernes de Cuaresma respetando la abstinencia de carne, porque según él: “La carne es flaca pero el espíritu es fuerte”.

Ayunar también en Cuaresma


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, jueves, 10 de marzo de 2011

Entre mis buenos propósitos cuaresmales, estaba el de ayunar algunos días en este periodo litúrgico cuando nos preparamos a la Semana Santa, pero está visto que en mi vida de perfeccionamiento espiritual se cumple aquello de “el hombre propone, Dios dispone y viene una chola cochabambina y lo descompone”.

Así sucedió cuando mi pariente espiritual y posiblemente también pariente de Satanás se presentó en mi domicilio y descargó de mi motocicleta Hardley Davidson tres canastas de alimentos recientemente adquiridos en el mercado Rodríguez, tan abundantes y variados que podrían alcanzar para dar de comer a 20 cochabambinos, ciudadanos calificados de buenos comensales.

Admirado de ver tal provisión de alimentos en el domicilio de un periodista, pregunté a mi comadre Macacha la razón de su prodigalidad, respondiendo la buena mujer:

“He comprado todas estas provisiones para darle un alegrón, pues con ellas prepararé un delicioso plato que se llame ‘puchero a la cochabambina’, pues yo sé que a usted le gusta mucho”,
poniéndose mis dientes más largos siendo postizos, cual corresponde a mi edad.

Me relamí de gusto al sólo imaginar frente a tal manjar criollo pero me sobrepuse de ayunar en este día cuaresmal, y así se lo dije a la generosa cholita cochabambina:

“Siento mucho, comadre Macacha, pero le cuento que ayer me propuse ayunar hoy y mañana y así se lo dije a Dios, recordando el ayuno de 40 días que Él hizo en el desierto”.
Mi comadre se puso muy seria, mi miró fijamente a los ojos, puso su mano en la cintura y me dijo airada y resentida:
“Está bien, compadre desagradecido, me marcho de su casa aurita mismo y cocinaré el puchero cochabambino para compartirlo con su amigo Jorgito Artieda que llegó de Santa Cruz y es más joven y simpático que usted”.
Entonces se juntaron en mi alma los celos y las ganas de comer mi añorado puchero cochabambino y poniéndome delante de mi motocicleta en la cual mi comadre ya estaba montada le dije con voz convincente:
“Pasará usted por encima de mi cadáver si intenta trasladar los ingredientes del puchero cochabambino invitando a uno de mis amigos”.
Ella apagó el motor, se apeó de la moto y llevó los productos a la cocina de mi casa.

La seguí y mientras ella manejaba diestramente el material culinario, yo le expliqué en la oreja las razones de mi ayuno, aunque le dije que los católicos en nuestro país ayunamos muchos días al año, no por la Cuaresma sino por la crisis, el aumento de precios en todos los artículos de la canasta familiar y el ridículo aumento de sueldos y salarios anunciado por el Ministerio de Trabajo.

Mi comadre escuchó complacida mi desistimiento de ayunar en esta Cuaresma y me consoló diciendo que Dios apreciará igualmente el levantamiento de mi ayuno.

El puchero cochabambino estuvo estupendo y Dios nos dijo desde el Cielo que el ayuno de los bolivianos en esta Cuaresma podrá ser dispensado ya que ayunamos en otras épocas el año.

Comienza la Cuaresma


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miércoles, 9 de marzo de 2011

Esta mañana muy temprano sentí golpes en mi alcoba conyugal y al oír la voz de mi comadre Macacha, le dije desde mi lecho:

“No me moleste comadre, porque el Carnaval ya ha terminado y no tengo el menor deseo de continuar bailando en esta banda y en la otra banda, la alegría es la que manda, palomitay… porque a partir de hoy comienza la Santa Cuaresma y no quiero más chicha y tampoco más cholas”.

La buena mujer, sin atreverse a ingresar en mi alcoba sacrosanta, me dijo:

“Guay compadre, qué le está pasando, yo no estoy viniendo a tentarle ni a rogarle que baile conmigo ni a tentar a sus carnes, he venido para hacerle recuerdo que hoy es Miércoles de Ceniza y tenemos que ir al templo de la Exaltación en Obrajes para confesarnos de nuestros pecados que hemos cometido en estos carnavales”.

Esa referencia a nuestros pecados que habíamos cometido en los carnavales tampoco me gustó, y le dije a la cochabambina:
“Le ruego no involucrarme en sus pecados carnavaleros que seguramente usted ha cometido, porque yo no cometí ninguno porque solamente me antojé sin atreverme a proponerlos”.

“Ese es su problema compadre, pero igualmente ha pecado aunque sólo fuera con el pensamiento, y esos pecados deberá usted confesarlos ante el señor cura, quien se los perdonará en nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.


Cuando estuve convencido de la inocencia y buenas intenciones de mi comadre Macacha, salté de mi cama y salí de mi alcoba para saludarla, pero la púdica cholita cochabambina cerró los ojos y se dio la vuelta diciendo:
“Por Dios compadre, cúbrase con algo, cómo viene a saludarme estando calancho”.
Avergonzado, me cubrí con mis manos y me encerré en el cuarto de baño para bañarme y acicalarme mientras Macacha seguía sosteniendo que yo era un desvergonzado. Al cabo de media hora, envuelto en mi albornoz, salí hecho un sol para vestirme con un atuendo correspondiente a la época litúrgica que corresponde, o sea traje negro y camisa morada, una combinación algo “huachafa”, pero de gran significado. Mi comadre cochabambina también lucía blusa morada, manta negra de seda y polleras negras que dejaban aparecer el blanco níveo de su mankancha, todo coronado por un sombrero borsalino de color negro.

Al ingresar al templo, nos acercamos al confesionario, ocupando ella una ventanilla y yo la otra, desde la cual pude escuchar parte de la confesión de mi comadre, no pudiendo revelar lo que ella dijo porque soy muy hombre y porque respeto el secreto de confesión. Después de la ceremonia del perdón, Macacha me dijo que los confesionarios, al igual que los retretes, deberían ser separados para mujeres y hombres, lo cual me pareció inteligente e higiénico.

Seguimos la Santa Misa y el buen cura nos impuso la ceniza en nuestras frentes, advirtiendo que en la mía había sólo una poquita, mientras que la frente de mi comadre lucía completamente negra.

Sin embargo, la ceniza nos recordó al principio y el fin de cada persona humana, lo cual debería hacernos más humildes.

Ch’allemos todo el país


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, martes, 8 de marzo de 2011

Confieso en voz alta ante mis lectores que no soy devoto de la Pachamama, pero el Martes de Carnaval coqueteo con ella con permiso de la Autoridad Eclesiástica y contrato a un yatiri para que oficie una ceremonia pagana en mi casita, implorando a la deidad pagana su protección contra desastres naturales.

Cuando manifesté éste mi propósito de infidelidad religiosa a mi pariente espiritual la señora Macacha viuda de Racacha, ella me manifestó su aprobación con gran entusiasmo, contándome que desde su más tierna infancia había ch'allado sus propiedades, aunque ahora tal ceremonia le era más dificultosa porque su patrimonio se había multiplicado por cien, ya que poseía propiedades en Cochabamba, Chapare tropical, El Alto, La Asunta (Sud Yungas y Caranavi), mientras que sus buses y camiones llegaban a la docena de vehículos, a los que habría que agregar mi motocicleta Harley Davidson.

Rápidamente le aclaré que la motocicleta mencionada no era de su propiedad y que era más de acuerdo con los papeles que así lo acreditan, respondiendo la cholita cochabambina que “el vehículo, al igual que el marido, es de quien lo maneja, no de la que tiene los papeles”.

Para no discutir con mi comadre, le dije que deberíamos contratar un yatiri para que ch’allara mi casita de Obrajes y ella me dijo: “Es una tarea muy difícil porque hoy Martes de Ch'alla se celebra el Día del Yatiri y todos se encuentran muy ocupados realizando ceremonias en toda la ciudad de La Paz, sucediendo lo mismo en las otras ciudades y pueblos del país, hasta en Santa Cruz, donde el rito carnavalesco se ha popularizado”. La cholita cochabambina, preocupada por la dificultosa tarea de hallar un yatiri, me preguntó si yo sabía algo del ritual indígena, respondiéndole que yo sólo sabía echar mixtura por la casa, cruzarla de serpentinas multicolores, encender cuetillos (o cohetillos) y tirar buscapiques bajo las polleras de las cholas, ignorando la liturgia de las palabras.

Mi comadre insistió en la presencia de un yatiri para que pronunciara una oración a la Pachamama en uno de los 32 idiomas oficiales nativos que reconoce la sabia Constitución y que, por lo tanto, era imprescindible un yatiri para la ch'alla.

De pronto, Macacha saltó de gozo y gritó: “¡Eureka, Eureka, albricias, porque ya encontré la solución: vamos al Ministerio de Relaciones Exteriores y allí encontraremos a centenares de yatiris que estarán celebrando su Día del Yatiri junto a su maestro y patrono, nuestro canciller David Choquehuanca!”.

Y volvió con un yatiri auténtico, quien nos manifestó modestamente ser asesor del canciller Choquehuanca y no le creímos. Sin embargo, nos aseguró ser pariente del yatiri Wayruru, actualmente en la República Islámica de Irán.

Pedimos al yatiri que ch'allara mi casita y así lo hizo, insistiendo mi comadre Macacha que también bendijera mi alcoba conyugal, ceremonia que se realizó.

Luego nos dirigimos a ch'allar las casas y vehículos de propiedad de la cochabambina, con lo que quedamos felices y contentos.

Carnaval nunca morirá


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, domingo, 6 de marzo de 2011

Concluida nuestra participación en la Entrada del Carnaval de Oruro y viendo que mi comadre Macacha quería seguir bailando conmigo ocultando oscuras intenciones, la invité a cenar en un lujurioso restaurante para luego decirle seriamente: “Ya cumplimos la sagrada promesa que le hicimos a la Virgencita del Socavón, por lo tanto, ahora mismo nos vamos a Cochabamba, donde nos esperan nuestros amigos, los pensadores e intelectuales cochabambinos que se reunirán en un foro-debate sobre ‘La inmortalidad del Carnaval’”.

Mi pariente espiritual puso cara de asquito, primero, para luego cambiarla y decirme en tono de súplica: “No nos vayamos tan pronto compadre, tan lindo que nos estábamos bailando…”, pero como soy hombre enérgico, le dije terminantemente: “Le he dicho que nos vamos ahora mismo, así que cámbiese su vestimenta de caporal, póngase sus polleras de viaje, recoja mi motocicleta Harley Davidson y vámonos a Cochabamba para aprender algo acerca de ‘La inmortalidad del Carnaval’”.

Refunfuñando algo sobre los machos autoritarios, cumplió mis órdenes, y a la media hora nos hallábamos rumbo a la ciudad del Rocha River turbión, donde llegamos antes del mediodía y tuve tiempo de invitar a mi comadre unos choricitos pequeños y jugosos en un local de El Prado, los cuales mejoraron el humor de mi pariente espiritual, lo cual confirmó mi viejo adagio popular y cochabambino que dice: “Si tu mujer está triste dale a comer choricitos, y si ella está contenta, ojo con la cornamenta”.

Cuando llegamos al Bar Comercio, donde se realizaría el publicitado debate, mis amigos gregocochabambinos, presididos por mi amigo el pensador Aristóteles Giorgiadis Quiroga, nos recibieron con un sonoro aplauso, pues sabían que habíamos abandonado los festejos del Carnaval orureño para profundizar nuestros conocimientos acerca de la inmortalidad del Carnaval en las sociedades pobres, como la boliviana.

Un expositor casi nos hizo llorar cuando dijo en tono patético: “¿Cómo se le puede prohibir el Carnaval a un pueblo que sufre y se avergüenza todos los días al saber que Bolivia exporta toneladas de cocaína al Brasil, a Europa y también al África? Dejemos a los bolivianos bailar una semana y también un mes para disolver su decepción, su infelicidad y su vergüenza”.

Otro intelectual de Quillacollo nos habló de la decepción de los trabajadores bolivianos al haber escuchado de labios del Ministro de Trabajo que el Gobierno aprobará un aumento salarial del 10%, cuando el costo de la vida ha subido por lo menos un 50%. Con voz emocionada dijo: “Dejemos a los bolivianos bailar los días que pueda cargado de sus penas y frustraciones, que van desde el desempleo, el hambre y los resultados de nuestra política internacional”.

Demás está decir que el foro-debate fue todo un éxito, pues al salir del Bar Comercio (Barco), mi comadre Macacha me dio un casto beso en la mejilla y me dijo conmovida: “Gracias por haberme traído a Cochabamba, y aquí nos quedaremos una semana para seguir bailando y olvidar las tragedias bolivianas”.

Carnaval en Irán


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, sábado, 5 de marzo de 2011

Había resuelto describir para mis lectores la fastuosa Entrada del Carnaval de Oruro que se realiza hoy y en el cual participamos miles de fieles devotos de la Virgen del Socavón, entre ellos mi comadre Macacha que bailará con los Caporales de San Judas y este modesto periodista que la seguirá en calidad de “aguatero”, auxiliando a mi pariente espiritual con proporcionadas dosis de agua fresca, hielo y whisky para que su cuerpo aguante sus rítmicas sacudidas.

Pero decidí cambiar de tema al recibir una llamada de mi amigo yatiri Wayruru, quien me anunció su viaje a la República Islámica de Irán, acompañando a una delegación de Diputados que partía rumbo a Teherán encabezada por el presidente de la Cámara, señor Arce Zaconeta, e integrada por famosos e ilustres parlamentarios oficialistas como el honorable Zavaleta y otros.

Desde el punto de vista periodístico, es mucho más impactante escribir sobre el Carnaval en Irán en el que participarán unos diputados bolivianos que ofrecer a mis lectores otra crónica sobre el Carnaval de Oruro con características folklóricas y religiosas casi siempre iguales o muy parecidas, formulándome la siguiente pregunta: ¿A cuántos lectores podrá interesar la descripción de los rítmicos brincos de una chola cochabambina seguida por un fatigado bailarín que es su aguatero y el encargado de tomarle fotografías…?

Me decidí por el Carnaval en Irán, esperando la llamada telefónica de Wayruru, quien me describiría la visita de los diputados bolivianos a Teherán, donde serían recibidos por sus colegas iraníes y también por el presidente de la República Islámica de Irán, el señor Mahmud, quien lleva un apellido impronunciable para un infiel cristiano como yo.

Sin dejar de “chequear” a mi comadre Macacha, pude dialogar brevemente con mi amigo el yatiri Wayruru, a quien de sopetón le pregunté: “¿Qué tal el Carnaval en Irán?”, respondiendo el brujo andino:

“Aquí no es Carnaval, hermanito, aunque casi todos parecen disfrazados, especialmente las señoras y las señoritas que llevan velos en la cara que nos permiten a los perros cristianos apreciar sus ojos. Nadie chequea a nadie y todos rezan a Alá cinco veces al día, el más alegre de nuestros diputados se atrevió a preguntar a uno de sus colegas iraníes dónde podíamos ir a bailar durante la noche de este Sábado de Carnaval y mañana Domingo de Carnaval y el parlamentario iraní le respondió que Irán es un Estado Teocrático Musulmán en el que tales frivolidades no son permitidas…”.
Totalmente decepcionado siguió: “El Carnaval en Irán es una sonsera, hermanito, mucho mejor es el Carnaval de Oruro en el que siempre encuentras unas morenitas alajitas y te vas a bailar con ellas y la pasas chévere. Aquí es pura reunión, y te cuento en confianza que uno de los diputados me dijo que estaba ‘emputado’, o sea caliente, y que el Carnaval de Oruro es cien veces mejor que en Teherán…”.

Wayruru se despidió y ese instante vi que Macacha me llamaba y me acerqué a ella bailando y le di a probar un poquito de agua y un poquito de whisky para que no perdiera el ritmo de su gracioso baile. ¡Viva el Carnaval de Oruro!

No habrá ch’alla en el Palacio


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, viernes, 04 de marzo de 2011

El Gobierno del presidente Evo decidió prohibir la tradicional ch'alla que los empleados públicos realizaban en las dependencias estatales con motivo del Carnaval, pidiendo a la Pachamama felicidad, alegría y eternidad en su desempeño administrativo, permitiendo solamente la ofrenda de k'oas que son ceremonias más sobrias.

Al conocer esa buena medida que está más de acuerdo con el dolor que hoy sufren millares de bolivianos, le dije a mi comadre Macacha: “Ya ve usted, comadre, cómo nuestros gobernantes han interpretado mejor que usted, suprimiendo las farras que se tiraban los empleados públicos en las dependencias estatales, manteniendo solamente la ofrenda de k'oas que estará a cargo de sobrios yatiris y condolidos funcionarios…”.

Ella quiso hacerse la desentendida ante mi mensaje y continuó probándose en mi delante las blusas y pollerines que lucirá mañana en la Entrada del Carnaval de Oruro, diciéndome: “Cada uno adora a sus dioses a su manera y yo lo hago bailando como lo hacían las mujeres judías en los tiempos bíblicos, mientras usted lo hará llorando como el profeta Jeremías…”.

La cholita cochabambina me pidió dinero de la plata que me había prestado para carnavales, pagó la cuenta, me tomó del brazo y me llevó por las calles del barrio de Chijini para comprar mis aderezos carnavaleros que estrenaría mañana.

En nuestro trayecto de compras, me metió en un almacén cuyos propietarios eran sus amigos y adquirió seis botellas de whisky Old Parr para que invitemos a nuestros amigos folkloristas de otras fraternidades en el hotel en que nos hospedaríamos. Por tratarse de la señora Macacha viuda de Racacha, nos cobraron sólo 1.200 bolivianos, lo cual pagué con gusto, porque eran parte de los 5.000 dólares que ella me había prestado para pasar unos lindos carnavales bailando en honor de la Virgencita del Socavón.

Me obligó a comprar unas hermosas botas para bailar, algunas pequeñeces más y nos dirigimos en mi motocicleta Harley Davidson hasta mi domicilio en Obrajes, donde nos esperaba el yatiri Wayruru.

Recién me explicó Macacha que su plan era cumplir con la disposición del Gobierno de k'oar mi casa, porque estaba prohibido ch'allar, noble gesto de mi comadre que demoré en comprender. El yatiri Wayruru hizo la ofrenda a la Pachamama, recitó unas oraciones en seis de los 32 idiomas oficiales que tiene el Estado Plurinacional, según nuestra sabia Constitución, y encendió carbones que desprendían un humillo que pronto desapareció.

Wayruru se marchó luego de cobrarme 200 bolivianos por la ceremonia y nosotros nos dirigimos a nuestra casa en El Alto, desde donde partiremos en mi motocicleta hacia la ciudad de Oruro para bailar en homenaje a la Virgencita del Socavón. Por la noche y en mi habitación, conté los dólares que me quedaban del préstamo de Macacha y comprobé que aún tenía una buena cantidad que Macacha y yo gastaríamos con alegría y fe.

Aumenta mi deuda externa


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, jueves, 3 de marzo de 2011

Aumenta mi deuda externa y no así mi salario. Esa fue la triste confesión que tuve que declarar ante mi pariente espiritual Macacha cuando me apremiaba para que tomase decisiones en torno a nuestro viaje a Oruro para cumplir nuestras promesas religiosas de bailar en honor a la Virgencita del Socavón.

Ella me dijo con profunda convicción: “No se preocupe, compadre, el presidente Evo no le puede fallar y si él dijo que le aumentará su sueldo para compensar el alza en el costo de la vida, lo hará, no en este momento de emergencia, sino un poco más tarde, cuando pasen las lluvias…”.

Ante la contundencia de su fe en el Presidente, le pregunté si ella me podría conceder otro préstamo de dinero similar al que me hizo en los carnavales anteriores, prometiendo pagarle ambos en el transcurso de este año.

La cauta cochabambina cogió su computadora de bolsillo y me hizo preguntas acerca de mis ingresos como periodista, profesor de tango en la ciudad de El Alto y ocasional vendedor de coca prensada a fabricantes de cocaína en el Altiplano, diciéndome algo preocupada: “Realmente gana usted poco compadre, para la vidita que se da, bailando todo el año y rebotando de chola en chola…”.

Le pedí que en sus cálculos acerca de mi poder económico, también tomara en cuenta las remesas en euros que me envía frecuentemente mi esposa desde España y los ocasionales envíos que me hacen mis tías desde Estocolmo, Berlín, Torrelodones y Cochabamba, cifras que marcó en su computadora para concluir: “No se preocupe compadre, los ingresos que acaba de declarar, más el aumento de sueldo que le ha prometido el presidente Evo, me han convencido para que le conceda otro crédito en dólares similar al del año pasado, siempre y cuando vayamos juntos a Oruro a bailar en este Carnaval en honor de la Virgen del Socavón”.

Acto seguido, sacó de entre sus polleras 5.000 dólares en billetes de 100, que conté con cuidado y viendo a trasluz cada billete para comprobar su autenticidad, porque en estos tiempos no hay que confiar en nadie, ni siquiera en una comadre. Quise guardar los dólares en mi bolsillo, pero me lo impidió mi comadre, quien me dijo: “Un momento compadre, tienes que darme mil dólares, porque hoy vence el plazo para pagar la inscripción en la fraternidad folclórica Los Caporales de San Judas, en la que bailaremos este año y el próximo, y donde me han nombrado ‘figura’”. Quise decirle que no sé bailar caporales, pero preferí callar.

Lo importante es que ya tengo algo de platita para gastar en los carnavales de Oruro, aunque todavía no he comprado el disfraz de caporal ni he pagado la cuota para pagar a la banda de músicos que nos hará brincar durante diez días de acuerdo con el contrato, según me anunció mi comadre derrochadora que me exprimirá hasta el último centavo para divertirnos y, después, yo tendré que trabajar durante todo el año para pagarle el préstamo que acabo de contraer con ella. Sin embargo, estoy feliz porque ha crecido mi deuda externa, como sucede con nuestro Estado Plurinacional, Multicolor y Folclórico.

Se llamaban ch’usus


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
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La Paz - Bolivia, miércoles, 2 de marzo de 2011

Está comprobado que somos un pueblo de bailarines y bailamos no sólo en los carnavales, sino todo el año y en todas las regiones del país y cuando éste nos resulta pequeño, nos vamos a bailar a Puno o al norte de la Argentina, siendo este fenómeno el causante para que alguien dijera: “Sé que nos estamos yendo a la eme, pero nos iremos bailando…”.

Sin embargo, para bailar, necesitamos de los ch’usus, simpático sobrenombre con el que rebautizamos a los intérpretes instrumentales de nuestra música que nos acompañan por calles y plazas, mientras nosotros ejecutamos pasos rítmicos, o ejecutamos saltos, o nos embracetamos de nuestras parejas para avanzar con compás o sin él por las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Todas las consideraciones anteriores salieron de los labios de mi comadre Macacha que es la única interlocutora que actualmente tengo en mi refugio de El Alto, cerca de Río Seco, donde discurren los tristes días de mi vejez, hoy auxiliados por la generosidad de esta buena chola cochabambina que trató de llevarme en días pasados a Oruro a escuchar el concierto de bandas carnavaleras al cargo de cinco mil ejecutantes.

“Vamos a Oruro, compadre —decía la folklórica cochabambina—, es una cosa muy linda escuchar a estos ‘virtuosos’ del clarinete y del trombón, del bombo, los tambores y los platillos, tocando al unísono bajo la dirección de una batuta, dignos de figurar en el libro de récords de Guinness”. Aquel día me encontraba triste, presintiendo lo que sucedería días después en La Paz, y preferí permanecer en mi refugio clandestino de El Alto.

Macacha respetó mi decisión, pero continuó hablando de aquellos que en mi niñez llamaba ch’usus. La entusiasta cochabambina me dijo: “Ya no son ch’usus, ahora son diestros intérpretes y maestros desde que se supo que nuestro actual presidente Evo Morales había formado parte de la Banda Imperial de Oruro cuando él era joven trompetista, y mire, compadre, dónde ha llegado, pues ha cambiado la trompeta por la batuta y se cree el Harry James orureño”.

Tratando de contagiarme su adoración por los músicos orureños, me preguntó si yo cuando era joven había tocado algo, respondiéndole nostálgicamente que yo había tocado muchas cosas, especialmente a las cholitas cochabambinas, lo que provocó una sonrisa en la pícara Macacha, quien replicó: “Seguramente tocó alguna flauta y le salió corneta…”.

Para congraciarme con mi comadre, le conté un pasaje de mi vida cuando fui tamborero en el Colegio Militar y fui dado de baja ignominiosamente cuando una noche me “chorreé” de Irpavi con algunos cadetes y fuimos a parar a una alegre casa del barrio de Caiconi donde me puse a tocar batería.

Ese pasaje de mi primera juventud agradó a mi comadre Macacha, quien me dijo: “Ahora que sé que alguna vez fue usted ch’usu, le prometo que le acompañaré a bailar toda su vida”.

 
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