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Posible diálogo en Asunción

PAULOVICH © 2009 by Paulovich

Autoridades del Gobierno adelantaron gestiones para que el presidente Evo se dirigiera a Asunción para conversar con el presidente del Paraguay, señor Fernando Lugo, y limar recientes roces entre ambos países por la incursión de bolivianos armados al territorio guaraní.

Al conocer esta buena noticia, imaginé el diálogo que podrían sostener ambos mandatarios en la capital paraguaya.

—Buenos días, presidente Evo, bienvenido a Paraguay.

—Gracias, presidente Lugo, por este excelente recibimiento. ¿Cómo está usted y cómo están sus guagüitas…?

—Todas se encuentran muy bien de salud, presidente Evo. ¿Y cómo están sus hijos…?

—Muy bien, colega Presidente, aunque un poco resfriados a raíz de los intensos fríos que sufrimos en este invierno paceño.

—Hay que cuidar mucho a los niños, sobre todo cuando son pequeños, pero en el Paraguay no les abrigamos mucho porque hace calor, yo prefiero reforzar sus defensas orgánicas con vitaminas.

—¡Qué inteligente su política sanitaria respecto a sus guaguas y usted convendrá conmigo en que debemos proteger a la niñez, que es el futuro de nuestra Patria. Yo les regalo a los niños bolivianos el Bono Juancito Pinto y también el bono Juana Azurduy de Padilla, que es para las madres embarazadas y para los niños recién nacidos.

—¡Qué buen padre de los niños bolivianos es usted, don Evo!

—Usted es más que un Padre para los niños paraguayos, don Fernando, y es por eso, seguramente, que lo ascendieron a Obispo.

—No miremos al pasado, presidente Evo, debemos mirar siempre al futuro, que no tiene límites como los tiene el Paraguay y también Bolivia.

—La América del futuro no será diseñada con límites entre naciones y nuestros niños corretearán por América Latina como cabritos sueltos por Venezuela, Nicaragua, Honduras, Ecuador, Bolivia y Dios quiera que también Paraguay.

—Sigamos hablando de nuestros hijos, presidente Evo. ¿Qué medicamentos utiliza usted en sus niños cuando se les escalda el potito por sus deposiciones?

—No recuerdo, colega paraguayo, pero por si acaso le hago saber que en Bolivia todas las disposiciones las dicto yo y domino el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.

—No le hablo de disposiciones, colega boliviano, sino de deposiciones infantiles, cuando los bebés se hacen caquita.

—Mis hijos ya son grandes, señor Lugo, pero le cuento que cuando sé de algunas deposiciones gubernamentales se las entrego a mi ministro Quintana, o a mi ministro San Miguel o a mi ministro de Gobierno, Rada. Ellos son estupendos para curar las malas disposiciones o deposiciones, si usted quiere.

—¡Qué suerte tiene usted, colega boliviano, y qué suerte poder reunirnos en Asunción para hablar preferentemente sobre nuestros hijos.

—Así es, colega Lugo. Más tarde hablaremos de asuntos más complicados.

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