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Solos ante el peligro


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia, martes, 3 de mayo de 2011

Como la mayoría de los ciudadanos, desarrollo mi vida en medio de la inseguridad ante el crecimiento de la delincuencia, y es por ello que me alegró la noticia de que algunas autoridades se hubieran reunido para dialogar acerca de la seguridad, conociéndose algunas de las medidas propuestas, como la de crear policías locales y la de autorizar el manejo de armas defensivas por parte de cada persona.

Hablando de estos temas, mi comadre Macacha me preguntó muy preocupada:

“Compadre, ¿usted anda armado cuando sale conmigo por las noches y me lleva a bailar al Malena?”.
Para tranquilizarla le dije que sí y que no me separo de mi pistolita ni de día ni de noche.

La cochabambina incrédula me pidió que le mostrara mi pistolita, a lo que me negué porque mi pistolita es muy pequeña en comparación con una pistola ametralladora de fabricación alemana que suele llevar entre sus polleras en algunos días peligrosos, cuando porta mucho dinero.

Ya más tranquilos al saber que ambos portamos armas para defendernos en caso de atraco por las peligrosas y oscuras calles de la ciudad de El Alto, mi buena comadre me contó muy confidencialmente que ella es cinturón negro entre los karatistas y para demostrarle que no le tengo miedo a ninguna chola, le conté que yo no llevo cinturón de ninguna clase porque yo uso tirantes, también llamados tiradores.

Hablando de estos temas de seguridad pública, la cochabambina me contó que el ministro de Gobierno, señor Sacha Llorenti, se había opuesto en una Cumbre sobre Seguridad a la creación de policías departamentales o municipales que no dependieran de la Policía Boliviana tan venida a menos por la falta de hombres, armamento necesario y equipos para luchar contra la delincuencia, y que Sacha había dicho que eso sería “descuartizar a la Policía Boliviana” que depende del Ministerio de Gobierno. Yo sonreí ante la astucia de don Sacha y mi comadre me dijo en la oreja: “Yo estaría de acuerdo con tal medida, pero al Sacha le asustan instituciones armadas que no estarían bajo su control”.

Mi comadre cochabambina volvió a su intento de querer saber más acerca de mi pistolita y me preguntó si ésta se halla registrada en la Policía. Nuevamente me opuse a su curiosidad femenina y le dije tajantemente:

“No le mostraré mi pistolita, comadre, pero yo le aseguro que está inscrita en la Policía, porque me la vendió un sargento uniformado diciéndome que pertenecía a su capitán que necesitaba venderla porque deseaba pasar unos buenos carnavales”.

Para concluir este episodio, les cuento que mi comadre cochabambina y yo firmamos un Pacto de Defensa Mutua para hacer frente a cualquier agresión diurna o nocturna por parte de delincuentes nacionales o extranjeros en vista de que nuestra Policía Boliviana no llega a cumplir su obligación de proporcionar seguridad a humildes ciudadanos como nosotros. Firmamos el pacto y valientemente nos internamos en las oscuras calles de El Alto, en medio de las cuales se escuchó una voz femenina que decía:
“¿Me podría usted mostrar su pistolita…?”.

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