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Ministros, escobitas nuevas



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Sabado, 23 de enero de 2010

Al saber con anterioridad que tendríamos algunos ministros nuevos en el gabinete del presidente Evo, llegó de Cochabamba mi tía Encarna para felicitarlos por ese regalo de la Pachamama y para obsequiarles escobas nuevas que fuimos a comprar en el centro paceño, para luego dirigirnos a los respectivos ministerios.

En el primero que visitamos nos encontramos con una multitud de buscapegas que habían acudido desde tempranas horas de la madrugada y formaban una larga cola que impidió nuestro ingreso pese a las explicaciones de mi tía asegurando a esos desocupados que ella no necesitaba de ningún cargo público porque es rica. “¡A la cola, a la cola!”, nos gritaban los buscapegas y una chola me pellizcó de mi poto cuando traté de introducirme en los primeros puestos de la fila.

Ayudándonos con el palo de nuestras nuevas escobas pudimos ingresar en el edificio ministerial donde un guardia policial me pidió mi cédula de identidad, rechazando mi explicación de que mi carnet se hallaba empeñado desde el año pasado en el Bar Chuma por consumo de comidas y bebidas.

El celoso guardián público me pidió entonces que le mostrara mi carnet del Movimiento Al Socialismo. En mi apuro saqué de mi bolsillo un carnet del Movimiento Sin Miedo que tengo como gremialista y propietario de un quiosco, pero el policía me dijo que “estos brevets de los ‘sin miedo’ ya no sirven por orden del presidente Evo”, y tuvo que intervenir mi tía Encarna, quien le enseñó su carnet de viuda de guerra, con el cual ingresamos en las oficinas ministeriales. Salió una secretaria macanuda del despacho ministerial y lo primero que hizo al llegar a la sala de espera fue utilizar un spray perfumado que echó en las patas del guardia y de todos los visitantes que aspirábamos a saludar al nuevo salvador de la Patria y todos nos sentimos más esperanzados.

Preguntamos a la secretaria desde qué hora se encontraba el nuevo Ministro en su despacho y ella respondió coquetonamente que llegó a las siete de la mañana y que desde esa hora se encontraba solucionando los gravísimos problemas de su sector, tal como le había encargado el señor Presidente de la República.

Mi tía le preguntó si el Ministro había desayunado, pues ya eran las once de la mañana, respondiendo la inteligente secretaria:

“Ha dicho el nuevo Ministro que no puede perder su tiempo desayunando, pues la Patria está en ayunas desde hace más de dos décadas por culpa de los gobiernos neoliberales, capitalistas, entreguistas y pro imperialistas”.
Mi tía y yo aplaudimos para obtener otra sonrisa de la eficiente secretaria. Le preguntó mi tía Encarna qué haría el nuevo Ministro con los millares de desocupados que pugnaban por cualquier peguita y nos dijo: “La sabiduría gubernamental seguro declarará por decreto la abolición de la desocupación”.

Cuando el Ministro nos mandó decir que no podría recibirnos, mi tía Encarna se acercó a la secretaria y le dijo: “Por favor, entréguele de obsequio esta escobita nueva de parte de Paulino Huanca y su tía Encarna”. Y nos marchamos dignamente.

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