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País de brujos y curanderos



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Viernes, 15 de enero de 2010

El otro día me encontraba en el lecho del dolor, víctima de extrañas calenturas y retortijones cuando providencialmente timbró el teléfono que está en mi mesilla de noche y hoy se halla convertida en una sucursal de la farmacia El Inca por la variedad de hierbas medicinales y medicamentos producidos por importantes laboratorios de Estados Unidos, Alemania, India y Australia. Con el cacho de fuerza que me quedaba levanté el auricular y reconocí la voz de mi tía Clothilde von Karajan Quiroja y así conversé con ella.

—Queguido sobrino von Paulus, te llamo pogque adiviné que estabas enfegmo pogque la televisión eugopea nos hizo sabeg que en Bolivia se han descubiegto toneladas de medicamentos en mal estado y con fechas de expiración coguegidas y aumentadas.

—Así es, tía, y a raíz de haberme medicado con algunos de esos productos estoy con k’echalera y muy extrañas calenturas.

—¿Qué enfegmedad es esa que llamas k’echalega?

—¡Cómo no vas a saber si tú eres cochabambina y has vivido en la “Llajta” hasta que eras jovencita, k’echalera es pues diarrea y para la gente fina como nosotros es la famosa colitis.

—¡Pobrecito sobrino mío! Es una enfegmedad muy mala, ¿y desde cuándo te encuentras enfegmo de k’echalega?

—Hace muchos días, desde que le compré a una cholita que vendía en las cercanías del mercado Rodríguez una medicina que se había llamado Chorrillana fabricada en Chorrillos, República del Perú.

—¡Qué barbaguidad!, ¡cómo se te ocugue comprar medicamentos a una cholita que vende en el suelo junto a otros productos alimenticios!

—Es que yo tengo mucha confianza en las cholas pues ellas siempre me han curado mis males y dolencias y una de ellas fue hasta mi enfermera y me frotaba mis tt’usus con sus menjurjes y pomadas.

—¿Qué quiegue decig la palabra tt’usus?

—Pantorrillas, pues, ¿acaso nunca te han tt’useado en los cines de Cochabamba?

—Cuéntame, sobrino, sobre el negociado de las medicinas en Bolivia, que me parece escandaloso y hasta criminal.

—No dramatices tanto tal cosa, tía Clotilde, porque este asunto ya se realizaba desde hace cinco años o más y esos medicamentos los venimos utilizando desde hace mucho tiempo sin que las autoridades descubrieran ese tremendo atentado.

—Aquí en Alemania es difeguente, sobrino. En primeg lugag aquí se producen los mejogues medicinas del mundo pogque aquí funcionan los labogatoguios Bayer, descubridogues de la aspiguina Bayer y pog eso decimos: “Si es Bayer, es bueno”, después nuestras autoguidades controlan labogatoguios, comegciantes en fágmacos y pog último las apotecas, que quiegue decig “boticas”.

—Ay, ay, ay, ay, me duele la barriga y la cabeza y los pies, menos mal que viene ahora mi cholita enfermera que me pondrá una inyección de Pinchaculina que cura todos mis males sin pedir permiso al Ministerio de Salud Pública y Deportes.

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