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La conversión de Evo



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Miércoles, 19 de mayo de 2010

Al conocer la conversión del presidente Evo al catolicismo di tres volteos al aire, lancé mi grito de mariachi, ay, aaay, aaayyy Jalisco no te rajes ay, aaayyyy aaaayyyy, le di un beso en la frente a mi comadre Macacha y la saqué a bailar la cueca cuya letra dice: Viva mi patria Bolivia, una gran nación, por ella doy mi vida, también mi corazón, e invité un trago a todos los concurrentes del naiclú Malena.

Los yatiris que estaban conmigo y algunos de los clientes me preguntaron sorprendidos la razón de mi súbita euforia, pero yo ordené a todos los parroquianos que se arrodillaran en la pista porque Dios acababa de realizar uno de sus más grandes milagros para el pueblo de Bolivia, como era la conversión del presidente Evo al catolicismo.

Tan vehementes fueron mis palabras que en pocos instantes vi a las bailarinas del estriptis, a los yatiris y a todos los cholos que conformaban “el respetable público” arrodillados en la pista principal con los brazos en cruz para agradecer a Dios por la reciente conversión del presidente Evo al catolicismo, mientras algunas pelanduscas lloraban al conocer la magnitud del milagro divino.

La importancia del hecho anunciado y la posibilidad de seguir chupando “tisgra” a mi costilla hizo que las mesas se juntaran para conocer mayores detalles de esa conversión milagrosa que seguramente cambiaría la Historia de nuestro atribulado país. Los yatiris Titirico y Calimán se encontraban visiblemente molestos al pensar en que la conversión al catolicismo del presidente Evo acabaría con sus privilegios de brujos andinos y con la asesoría a varios ministros que creían en ellos.

Calimán me preguntó de dónde venía esta versión acerca de la milagrosa conversión de Evo, confesándole que Macacha, mi tía Encarna veníamos rezando a nuestro Señor Jesucristo por la conversión de Evo, pues hacía ya varios años que él había declarado públicamente que era marxista leninista, al igual que su vicepresidente Alvarito García Linera y muchos otros que gobiernan nuestro país, y que recién hace días él declaró también públicamente que era católico.

Todo el naiclú Malena lanzó un ¡oh! de santa admiración. Explicando a los concurrentes que el presidente Evo viajó a Roma para comunicar la noticia de su conversión al Santo Obispo de Roma que es el Sumo Pontífice de la Cristiandad. Como subsistía la incredulidad del hecho en los yatiris, dos o tres brujos, Titirico me preguntó quién me había contado la conversión, respondiéndole que Evo había confesado ser católico y que había mandado oficiar una misa por las almas de sus padres, replicándome el yatiri Calimán que él no creía en esos cuentos, porque Evo ordenó sacar la cruz y la Biblia católica del Palacio y que el Sagrado Corazón de Jesús, cuya imagen se encontraba en su despacho, fue sustituido por una fotografía de gran tamaño del Che Guevara.

Le respondí que esos hechos son conocidos, pero que mi amigo Caracciolo, miembro de la comitiva presidencial, me había comunicado que el encuentro entre Benedicto XVI y el presidente Evo conmovió a este último, quien invitó al Papa a visitar Bolivia.

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