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La retirada de Panduro



© by Paulovich



La Paz - Bolivia, Sábado, 15 de mayo de 2010

En la Historia de la Central Obrera Boliviana, el episodio de Panduro figurará como uno de los más vergonzosos y les puedo asegurar que en mi larga trayectoria de marchista nunca me sentí más frustrado, pues sólo pude caminar desde Caracollo hasta Panduro, donde nos dijeron: “La marcha y la huelga general e indefinida han concluido con la huida de nuestro dirigente Montes, secretario ejecutivo de la COB”.

Ese momento, mi comadre y yo despertábamos luego de un breve descanso sobre colchones tendidos en una escuela del lugar aprestándonos a tomar café que había en nuestro termo y un poco de pan duro, que es el único existente en la localidad del mismo nombre, lo cual indica su pobreza y abandono.

Una vagoneta blanca abandonaba Panduro y no detuvo su carrera hasta llegar a Oruro conduciendo al dirigente cobista Pedro Montes y al Ministro de la Presidencia que, por extraña coincidencia, apellida Coca, quienes se marcharon protegidos por los mineros, dejándonos a todos los demás librados a nuestra suerte.

Le propuse a Macacha continuar la marcha hacia La Paz los dos solitos, pero la inteligente chola cochabambina me dijo: “Nos han traicionado, pues ya no hay huelga general ni marcha hacia La Paz, volveremos a Caracollo donde está guardada nuestra motocicleta Hardley Davidson y de allí a La Paz, de donde nunca debiste salir para cumplir hazañas caballerescas como si fueras un Quijote mestizo”.

Mi comadre, que es buena, joven y fuerte, me envolvió nuevamente en su k’epi de aguayo multicolor y me cargó sobre sus espaldas para conducirme a Caracollo, pero en ese momento paró un minibús y allí entramos; Macacha le pagó al cobrador un solo pasaje, mientras éste sostenía que éramos dos pasajeros, imponiéndose Macacha al decirle: “El caballero que está en mi k’epi es mi guagua que ha envejecido muy pronto por falta de vitaminas...”. Yo le sonreí y le metí un dedo en el ojo, con lo cual concluyó el incidente minibusero.

Al llegar a Caracollo bajamos del minibús y Macacha fue a buscar mi motocicleta, que por el momento es nuestra mientras no le pague el préstamo en dólares que me hizo para pasar los últimos carnavales en Oruro.

Durante el viaje no pudimos hablar por el ruido que hacía la moto, cuyo sobrenombre es “la pedorra”, hasta que llegamos a la casa de mi comadre, no la que tiene en la Buenos Aires Avenue sino a la nueva que adquirió en San Miguel, en Calacoto. Después de reposar un poco, me invitó a comer algo y me dijo: “Compadre, hemos sido objeto de un engaño y de una traición por parte del Pedro Montes, que ordenó la huelga general e indefinida y la marcha Caracollo-La Paz y no las supo organizar, y después de eso entró en acuerdos con el Ministro de la Presidencia y firmó acuerdos con él sin consultar con los trabajadores y con los crudos (como nosotros) que fuimos a Caracollo pidiendo mejores salarios para los trabajadores”. Creo que Macacha tuvo otra vez la razón: soy un crudo.

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