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La magia del Carnaval


ALFONSO PRUDENCIO CLAURE Paulovich
© LOS TIEMPOS / Cochabamba, Bolivia
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© by Paulovich



La Paz - Bolivia, domingo, 27 de febrero de 2011

Me encontraba sumido en mi tristeza, cavilando acerca de mi pobreza, los desastres naturales que se ensañan con nuestro país, mis deudas impagas que contraje con mi comadre Macacha y el alza en las tarifas de transporte público, cuando sigilosamente entró alguien en mi escritorio y desde atrás me cubrió los ojos con sus manos y me dijo:

“Adivina quién soy yo y te concederé todo lo que más deseas…”.
Reconociendo su voz, le dije inmediatamente:
“¿Eres mi comadre Macacha viuda de Racacha, natural de Cochabamba y avecindada en La Paz?”.
Ella, con voz fingida y manteniéndome a ciegas, me dijo:
“Soy tu hada madrina enviada por el Dios Momo para hacerte feliz en estos carnavales y concederte todo lo que me pidas…”.
Manteniendo los ojos cerrados y siguiendo su juego, le dije:
“Gracias hada madrina con olor a chola cochabambina, quiero pedirte en primer lugar que me vuelvas a prestar 5.000 dólares para viajar a Oruro y divertirme en carnavales con la chola más guapa del mundo”.
Mi hada madrina me respondió con dulzura infinita:
“Concedido el milagro, pero ya le deberás a la chola prestamista 12.000 dólares con la garantía de tu esposa que es mucho más honrada y seria que tú. Puedes seguir pidiendo milagros carnavaleros”.
Aguzando mi ingenio, dije a la milagrosa hada madrina:
“Te pido que el Gobierno apruebe para mí un sueldo de 8.000 bolivianos mensuales para poder dar de comer a mis wawachas y darles un vivir decente, tú las conoces hada madrina, cholita bonita de gran corazón”.
Increíblemente, mi hada madrina me concedió ese milagro, explicándome que el presidente Evo no tiene inconveniente en aprobar mi nuevo sueldo mensual porque el dinero saldrá de la empresa en la que trabajo.

Ebrio de felicidad ante los prodigios realizados por mi hada madrina, quise darme la vuelta para darle un beso en la oreja en señal de agradecimiento, pero ella me sujetó en la silla y me dijo:

“Quieto, compadre, porque tu hada madrina te seguirá haciendo milagros en nombre del Dios Momo, que reinará en este carnaval”.
Cerrando los ojos y exprimiendo mi magín, dije a la chola milagrosa:
“Quiero pedirte que me concedas el milagro carnavalero de que nuestro país viva en paz y armonía y que nuestros gobernantes nos conduzcan a una patria mejor donde todos nos expresemos libremente sin ofender a nadie y que algunos jueces y fiscales tengan un poco más de dignidad y vergüenza”.
Mi hada madrina me respondió con seguridad y me dijo:
“También te concedo ese milagro que me pides, compadre, pero solamente mientras dure el Carnaval. Domingo, lunes y martes me prometiste tu corazón, yo solita te he querido hasta el domingo de tentación…”.
Al escuchar esa copla carnavalera cantada por mi hada madrina, no resistí más y comenzamos a bailar, celebrando que este Carnaval solucionará milagrosamente todos mis problemas y los de la nación.

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