© Paulovich SEGÚN MIS CUENTAS HOY SE CUMPLIRÁN DIECISIETE DÍAS DE bloqueos esporádicos en varias rutas camineras del país, dato que me llena de orgullo, como a todo buen boliviano, pues demuestra nuestra capacidad destructiva y nuestra tenacidad para marchar hacia atrás, lo que nos llevaría a una segunda y luminosa Edad de Piedra, a la que llegaremos los primeros.
Hoy me sentí transportado por vía aérea y en alas de mi ángel guardián a la zona altiplánica de Achacachi para realizar mi ilusión de bloquear caminos o contribuir a esa tarea patriótica con mi kilito de piedra, expresión que sustituye a la antigua idea de cooperar con tu granito de arena pues en esta zona la arena no sirve para nada, ya que lo único que vale es la piedra.
Fui recibido a pedradas y Trucutú, que es la autoridad de la zona, me dijo amablemente: “No te sorprendas por este recibimiento porque aquí recibimos a pedradas en señal de hospitalidad y cariño y no tenemos flores porque estamos viviendo nuestro acercamiento a la Segunda Edad de Piedra”. Le dije a la autoridad “comprendo lo que está sucediendo pero podían tener mejor puntería, pues esta piedra me hirió en una oreja”, disculpándose Trucutú diciendo “a veces nuestros lanzadores fallan, ya que las piedras de bienvenida están dirigidas al ojo”. A continuación, mi anfitrión me condujo a una modesta pensión donde me hospedaría. Su letrero en piedra pizarra decía “Hotel Los Picapiedras”, recibiéndome una cholita carita de arcilla y piedra preciosa, quien me dijo “bienvenido a Achacachi, sé que has venido a un curso de especialización en bloqueos camineros y que quieres ser más tirado”, aclarándole a la cholita que venía en pos de un título de masterado, a lo que ella replicó “ya está hablando como un t’ara, pues no se dice masterado sino más tirado”.
Mientras trataba de hincar el diente en un pedazo de carne más dura que una piedra, pusieron como fondo musical una pieza interpretada por los Rolling Stones, y la cholita me dijo: “Me llamo Petra, mi madre es Petronila y tengo un hijito más caro que el petróleo, te lo he puesto un disco de los Rolling Stones porque me han dicho que stone en inglés quiere decir piedra”, gentileza que agradecí, y me fui a dormir. Desde la cama sentí que la cholita Petra me cantaba una canción mexicana cuya letra dice: “De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera y el k’ara que a mí me quiera me ha de querer de a deveras...” A medianoche llegó Trucutú y sus bloqueadores, sacándome de la cama porque a esa hora teníamos que salir a sembrar de piedras el camino que la policía y los soldados habían dejado expedito, y así en la mañana podría estar nuevamente bloqueado. Una tarea que me pareció estúpida si se la ejecuta cotidianamente, pero que tuve que realizar si quería graduarme de masterado en la universidad de Achacachi. Al darme cuenta de que hoy cumpliría diecisiete días de prácticas me sentí feliz al saber que pronto ingresaríamos en una segunda y luminosa Edad de Piedra.
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