CRÓNICA PARLAMENTARIA

© Paulovich

EL DIRECTOR DEL PERIÓDICO ME ORDENÓ ASISTIR A LA sesión congresal que se realizó el miércoles y traté de disculparme alegando no ser completamente imparcial en la pugna política y haber declarado públicamente mi adhesión al partido que dirige Evo Morales, pero el director me mando decir que "sus órdenes se cumplen y no se discuten".

A pesar de haber ido a desgana, muy pronto me di cuenta de que la sesión congresal sería un espectáculo divertido e interesante, pues tras muchas horas de deliberaciones no se pudo elegir a tres vocales de la Corte Nacional Electoral, existiendo entre los candidatos meritorios ciudadanos como Wálter "Tatake" Quisbert, y los maestros de la tijera como son los sastres Manuel Sillerico y el señor Chucatini.

Cuando escuché que esos tres personajes fueron propuestos por el Honorable Germán Choquehuanca del Movimiento Indígena Pachakuti, lancé un grito de júbilo que se oyó hasta en Achacachi, por lo que me llamó la atención el presidente del Congreso, señor Vaca Díez, quien me dijo "el pueblo no delibera".

Siempre fui un gran admirador de Wálter Quisbert, ese pugilista grandulón y fuerte que brilló en nuestro rings y que luego pasó a trabajar en algunos naiclús paceños, entre ellos "La miel" donde siempre me permitió el ingreso y me protegió de ataques alevosos porque nunca faltan encontrones cuando un pobre se

divierte.

Bajando el tono de mi voz porque no está bien que un periodista grite desde el palco de la prensa, empecé a decir: "¡viva el Tatake, adelante Tatake, y al ataque Tatake!", para que mi mensaje pudiera llegar telepáticamente a los congresales y éstos votaran por el sacrificado luchador y pudiera acceder a la Corte Nacional Electoral y garantizar con sus puños y su fuerza la limpieza en los próximos comicios.

Cuando el conocido senador y pugilista Filemón Escóbar quiso agredir al diputado Dante Pino, no pude permanecer callado y grité "¡dale Filemón, dale!", diciéndome Filemón que saldrían a pelear en la calle, respondiéndole desde el palco: "para qué van a salir a la calle, dale nomás aquí porque está haciendo frío y se podrían resfriar". Lamentablemente, algunos metiches separaron a los púgiles, perdón, a los parlamentarios, y el combate fue postergado.

También hice fuerza para que llegaran a la Corte Nacional Electoral los consagrados sastres Sillerico y Chucatini y grité: "viva Sillerico y viva Chucatini, ellos lo harán muy bien en la Corte porque son maestros de corte y confección!", pero como el presidente Vaca Díez no entiende de esas cosas me mandó callar amenazándome con la expulsión del recinto por irreverente, mientras yo seguía diciéndome: "es que la Corte Nacional Electoral necesita de buenos sastres porque nadie como ellos sabe tomar medidas y cortarán por lo sano (con sus tijeras) cualquier intento de fraude electoral en las elecciones para la Asamblea Constituyente y las Municipales".

Fue una hermosa sesión congresal y creo que tenemos a los auténticos y verdaderos representantes nacionales.

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