
EN MI CRÓNICA ANTERIOR MANIFESTÉ MI ALARMA ANTE LA POSIBLE la posible fuga de cerebros de Bolivia a raíz de la austeridad que nos impone la pobreza, averiguando por cuenta propia y de puro metiche si Evo Morales, Felipe Quispe y otros cerebros se alistaban a viajar al exterior para mejorar sus ingresos. Sus colaboradores desmintieron esa posibilidad y quedé aliviado.
Sin embargo, en momentos en que escribía esa columna, el Mallku Felipe Quispe fue impedido de viajar a Buenos Aires en el aeropuerto de Santa Cruz por las autoridades de Migración debido al arraigo que pesa sobre él, que está acusado de terrorista y subversivo, y el líder campesino de Achacachi no pudo salir del país.
Gracias a Dios (y a la Pachamama) pudimos evitar que el Mallku engrosara las filas de los bolivianos que protagonizan la fuga de cerebros, que se produce irremisiblemente desde hace muchos años a raíz de nuestra convulsionada vida política, y que se patentiza en las largas colas que hacen nuestros compatriotas ante los consulados de Estados Unidos y algunos países europeos, a los que debemos sumar países limítrofes como Argentina, Chile y Brasil.
Con la finalidad de evitar nuevos intentos del Mallku para fugar con su cerebro en el "kepi", me puse al habla con uno de los más cercanos colaboradores del líder achacacheño, Diputado Nacional, jefe del Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) y principal dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, señor de muchos títulos.
Le pregunté al campesino achacacheño por qué su ilustre jefe se aprestaba a abandonar nuestro país y dirigirse a Buenos Aires mi tierra querida, Buenos Aires la reina del Plata, y ésta fue la respuesta: "No es que él hubiera querido unirse a la fuga de cerebros, el Mallku sólo quería visitar Buenos Aires por unos días, cortar unos tangos con algunas pebetas fanés y descangayadas, y aconsejar al presidente Kirchner en materias económicas y sociales; después de cumplir con esos propósitos el Mallku volvería a su capital de Achacachi". Me interesó la afición tanguera del Mallku y pregunté a mi informante qué tal era el Mallku para bailar el "dos por cuatro", y el achacacheño me dijo: "el Mallku no baila muy bien el tango y posiblemente habría tomado algunas lecciones si llegaba a Buenos Aires, pero le gusta cantar el tango "Illimani" y otro cuya letra dice más o menos "Mallku ha vuelto a la ciudad con el tango más amargo, su cansancio fue tan largo que el cansancio pudo más...""
Al finalizar mi conversación con el colaborador del diputado Felipe Quispe, Mallku para sus intimeits, le dije que algo tendríamos que hacer en el país para detener esta fuga de cerebros que tanto me preocupa y que, en especial, deberíamos cuidar mucho al Mallku para que no se fuera a la Argentina ni a otros países, porque siempre sostuve que los bolivianos deberíamos cuidar nuestras riquezas naturales y que si alguna vez tuviéramos que vernos obligados a exportar al Mallku y a otros dirigentes sindicales no deberíamos hacerlo como materia prima sino enviarlos con valor agregado. ¡Que viva el Mallku!
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