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MUERTES EN ACHACACHI

© Paulovich

EL DIRECTOR DEL Achacachi Times QUE TRABAJA EN LA CAPITAL de la Nación Kolla, que será fundada muy pronto cuando se apruebe la Ley de Autonomías, me llamó desde su lecho de enfermo para decirme con voz doliente: "te ruego, hermanito, que vengas inmediatamente a Achacachi donde trataron de envenenarme para terminar con el órgano oficial de la futura Nación Kolla".

Inmediatamente monté en mi motocicleta y me dirigí a Achacachi como me había rogado mi amigo y colega, pensando en el camino que se trataba de un asunto muy grave pues me había enterado de que en esa capital se había producido un envenenamiento de grupo por el cual habían muerto cinco personas y que fueron doce los sobrevivientes que habían sido hospitalizados y se debatían entre la vida y la muerte, uno de ellos mi amigo.

Al llegar a la capital altiplánica, pregunté por el Director del Achacachi Times y los vecinos me respondieron con desconfianza al saber que yo también soy periodista, y uno de ellos dijo: "seguramente ha venido para ser testigo de la muerte de su colega y quiere la exclusividad de sus avisos necrológicos", y me fui en busca de su vivienda, a la que pude llegar orientándome por el olor terrible que despedía la morada de mi amigo.

Cuando me vio llegar, el buen hombre me agradeció no sólo por mi presencia, sino por la cantidad de aromatizantes y perfumes que comencé a utilizar para cambiar el olor nauseabundo de la habitación, después de lo cual comencé a preguntarle acerca del terrible suceso que ocurrió en Achacachi y que dio lugar a muchas especulaciones debido a la fama de los achacacheños que a veces fueron tildados de ser feroces guerreros.

Mi pobre amigo con voz entrecortada por los terribles dolores de barriga que sufría me dijo: "sabes, hermanito, yo fui invitado a almorzar por unos amigos del lugar para conversar acerca de la futura Nación Kolla que será presidida por nuestro amigo el Mallku Felipe Quispe Huanca y cuya capital será Achacachi"; a continuación volvió a agarrarse la barriga torturada por el veneno y me rogó que saliera un momento de la habitación, lo que me apresuró a hacerlo.

Cuando retorné a la habitación, continuó diciéndome el infortunado ciudadano: "luego de conversar acerca de nuestra nueva bandera y nuestro escudo, y de la organización del nuevo Estado aymara, nos trajeron a la mesa unos platos con sopa de arroz, sirviéndonos todos con gran entusiasmo, aunque yo dije a los concurrentes que la sopa me parecía muy picante, pero todos me respondieron "no seas maricón, los collas soportamos la comida picante aunque ésta nos haga llorar y transpirar" y para que no me crean camba, seguí comiendo un poco más, pero a disgusto. A los pocos instantes, todo el mundo comenzó a quejarse de dolores en la barriga y fueron precipitadamente al baño, de donde algunos ya no salieron más".

Le dije que cinco habían muerto y que los heridos son doce y actualmente son tratados por intoxicación pues el cocinero había puesto en la sopa un herbicida poderoso al cual confundió con la sal. Al saber esta noticia me dijo el achacacheño: "Mucho me temo que la fundación de la Nación Kolla tendrá que ser postergada porque algunos somos aún muy primitivos".

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